Líderes religiosos impulsan tratado de no proliferación de combustibles fósiles en la COP30

Kumi Naidoo (tercero a la derecha), presidente de la iniciativa para un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, junto a algunos miembros del gobierno brasileño y otras personalidades, en un panel titulado “Narrativas y narración de historias para afrontar la crisis climática” durante la COP30. Imagen: Aline Massuda / COP30

BELÉM – Hace unas décadas, nació una niña en un lugar conocido como Ohio, en el corazón de los Estados Unidos. Hija de una mujer del sur profundo, la tierra de Martin Luther King, su madre abandonó sus tierras ancestrales en busca de oportunidades económicas en el norte del estado.

«Se marchó y llegó hasta la zona este de Cleveland», la capital de Ohio, cuenta la reverenda Angelique Walker-Smith. «En el lugar donde vivía, y sigue viviendo, la mayoría de las personas que se parecen a mí y que están sometidas a políticas injustas, racistas y sexistas», detalla.

Donde llegó encontraron un problema más acuciante.

«Yo no podía respirar, mi madre no podía respirar, ninguno de nosotros podía respirar», dice, «al llegar, descubrimos que simplemente no podíamos respirar».

El barrio donde pasaron a vivir, impulsado por los combustibles fósiles, y donde aún residen sus familiares, se nutrió de la Gran Migración, cuando más de seis millones de personas de ascendencia africana viajaron desde el sur, creyendo que las oportunidades económicas serían mejores en el norte.

Walker-Smith es una de las ocho presidentas regionales que representan al Consejo Mundial de Iglesias (CMI), una organización internacional de fes cristianas que promueve el ecumenismo desde comienzos de la segunda mitad del siglo XX.

Ella y otros líderes de confesiones religiosas participan en la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático, que acoge la ciudad brasileña de Belém desde el día 10, con participación de delegados de 197 gobiernos y miles de representantes de la sociead civil y el activismo climático.

Asegura que para el CMI, con presencia en más de 105 países y más de 350 millones de fieles y más de 350 iglesias nacionales en todo el mundo, está en Belém para apoyar el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles «tiene que ver con la injusticia, la vida y una vida más plena».

«Estamos diciendo sí a la transición de los combustibles fósiles a la energía renovable que da vida», destaca.

La reverenda estadounidense Angelique Walker-Smith, presidenta regional del Consejo Mundial de Iglesias, participa durante la COP30 en el encuentro titulado “La fe por un futuro libre de combustibles fósiles”. Imagen: Joyce Chimbi / IPS

Kumi Naidoo, destacado activista sudafricano por los derechos humanos y la justicia medioambiental y presidente del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, afirma que, si el objetivo es la energía renovable que da vida, el mundo ha ido por el camino equivocado durante los últimos 30 años.

«Si llegas a casa del trabajo y ves que sale agua del baño, coges la un utensilio para limparla. Pero entonces te das cuenta de que has dejado el grifo abierto y el tapón del lavabo puesto. ¿Qué harás primero? ¡Por supuesto! Cerrarás el grifo y quitarás el tapón. no empezarás a limpiar el suelo primero», explica.

Durante los 30 años que han pasado «desde que la ciencia nos dijo que teníamos que cambiar nuestro sistema energético y muchos otros sistemas, lo que hemos estado haciendo es fregar el suelo», adujo Naidoo.

«Si los combustibles fósiles —petróleo, carbón y gas— representan 86 % de lo que impulsa el cambio climático, entonces debemos cerrar el grifo», consideró.

Naidoo habló en un evento titulado «Fe para un futuro libre de combustibles fósiles», copatrocinado por varias organizaciones internacionales, entre ellas el Movimiento Laudato Si, GreenFaith —una coalición interreligiosa mundial dedicada al medio ambiente— y EcoJudaism, una organización benéfica judía que lidera la respuesta de la comunidad judía del Reino Unido a la crisis climática y medioambiental.

Habló de la contradicción de que las negociaciones climáticas de este año se produzcan en una ciudad de la Amazania, como es el caso de Belém, mientras que el país anfitrión, Brasil, acaba de conceder licenciaas para perforar yacimientos petroleros marinos cerca de la Amazonia, a pesar de las protestas de la población del territorio, que reclama una ecorregión libre de combustibles fósiles.

Naidoo siguió con su hilo de contradicciones.

«A algunos de ustedes les sorprenderá que, a pesar de que los combustibles fósiles son responsables de 86 % del cambio climático, hayan tenido que pasar 28 años para que las palabras ‘combustibles fósiles’ pudieran siquiera mencionarse en un documento de la COP», las cumbres climáticas anuales.

A su juicio, esto «es tan absurdo como que Alcohólicos Anónimos celebrara 28 años de conferencias antes de atreverse a mencionar el alcohol en un documento final. Si seguimos por este camino, calentaremos el planeta hasta el punto de destruir nuestro suelo y nuestra agua, y hará tanto calor que no podremos plantar alimentos».

Y añadió: «El resultado final es que desapareceremos. El planeta seguirá aquí. Y la buena noticia es que, una vez que nos extingamos como especie, los bosques volverán a crecer y los océanos se recuperarán».

Siguiendo con sus analogías, Naidoo planteó: «¿Se imaginan lo absurdo que es que la delegación más numerosa en las COP este año, el año pasado y todos los años no sea ni siquiera la del país anfitrión?»

«Ni siquiera es Brasil: de cada 25 delegados que asisten a la COP, uno de ellos es de la industria de los combustibles fósiles. Eso equivale a que Alcohólicos Anónimos tuviera la delegación más numerosa en la conferencia anual dedicada a la industria del alcohol», consideró.

Personas, grupos y movimientos de diferentes credos y conciencias alzan cada vez más su voz en apoyo de una rápida eliminación de los combustibles fósiles, un aumento masivo y equitativo de las energías renovables y los recursos para hacerlo realidad, en forma de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.

Naidoo afirma que el tratado es «un ingrediente fundamental para el éxito, no solo para salvar el planeta, sino para garantizar el futuro de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos, recordándonos que el planeta no necesita ser salvado».

«Si seguimos por este camino, calentaremos el planeta hasta el punto de destruir nuestro suelo y nuestra agua, y se calentará tanto que no podremos plantar alimentos», dijo.

«El resultado final es que desapareceremos. El planeta seguirá aquí. Y la buena noticia es que, una vez que nos extingamos como especie, los bosques volverán a crecer y los océanos se recuperarán», planteó.

Este tratado es un acuerdo global propuesto para detener la expansión de la exploración y producción de nuevos combustibles fósiles y eliminar gradualmente las fuentes existentes, como el carbón, el petróleo y el gas, de manera justa y equitativa.

La iniciativa busca proporcionar un marco legal que complemente el Acuerdo de París sobre cambio climático, acordado hace 10 años en la COP21, abordando directamente el lado de la oferta de los combustibles fósiles.

Su objetivo final es apoyar la transición mundial hacia las energías renovables y cuenta con el respaldo de una coalición cada vez mayor de países, ciudades, organizaciones, científicos y activistas. Y lo que es más importante, cuenta con el apoyo de múltiples confesiones religiosas.

Masahiro Yokoyama, de la japonesa Soka Gakkai Internationala, una comunidad diversa de personas de 192 países y territorios que practican el budismo Nichiren, habló sobre la intersección entre la fe y la transición energética y por qué la eliminación gradual de los combustibles fósiles no puede esperar.

«La transición justa también tiene que ver con cómo los jóvenes creyentes pueden ser la fuerza motriz de las transformaciones», dijo.

«Por lo tanto, en mi opinión, un tratado de no proliferación de combustibles fósiles no solo consiste en eliminar otros combustibles fósiles, sino que también representa un marco ético», adujo.

A su juicio, añadió, «es una forma de avanzar protegiendo al mismo tiempo los medios de vida y la dignidad de las personas en el contexto del medio ambiente y también de las empresas y economías locales. Por lo tanto, una transición justa no es solo una cuestión técnica, sino una cuestión de ética, inclusión y solidaridad».

La cuestión más urgente es cómo aplicar el tratado en el contexto medioambiental actual.

«El camino que estamos siguiendo es un camino que ya se ha seguido antes. No vamos a negociar este tratado en el marco de la COP ni del sistema de las Naciones Unidas. Vamos a hacer lo que se hizo con el Tratado sobre Minas Terrestres», planteó Yokoyama.

Naidoo recordó que ese tratado sobre minas terrestres fue negociado por 44 países fuera del sistema de las Naciones Unidas y luego se presentó a su Asamblea General para impulsar el proceso de ratificación.

Consideró que no se puede contar con los poderosos países exportadores de combustibles fósiles para que aprueben un tratado de no proliferación de sus productos.

«No lo van a firmar. Y para eso encontramos respuestas en el tratado sobre minas terrestres. Hasta hoy, Estados Unidos, Rusia y China no han firmado el tratado sobre minas terrestres. Pero una vez que se firmó el tratado, se eliminó la licencia social para continuar como si nada hubiera pasado. Y se produjo un cambio drástico», aseguró Naidoo.

T: MF / ED: EG

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe

Lo más leído

[wpp heading='Popular Posts' limit=6 range='last24hours' post_type='post' stats_views=0 ]