En Brasil se da vida a los compromisos climáticos, según líder mundial de filantropía

Binaifer Nowrojee, abogada de derechos humanos y presidenta de Open Society Foundations. Imagen: OSF

BELÉM – Binaifer Nowrojee, abogada especializada en derechos humanos y presidenta de Open Society Foundations (OSF), elogia al gobierno brasileño «por las importantes medidas adoptadas para dar vida a los compromisos climáticos», que comienzan a tomar vida en la COP30, que hospeda la ciudad amazónica de Belém.

Nowrojee señaló en particular que los eventos de la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático se desarrollan de manera diferente y como deberían hacerlo cuando se celebran en un país democrático, en comparación con aquellos de régimen autoritario, como ha sucedido en las cumbres de los tres ultimos años.

En declaraciones a IPS la distinguida defensora de los derechos humanos con más de tres décadas de experiencia en entornos operativos políticamente sensibles para impulsar cambios significativos, detalló algunas novedades auspiciosas para el clima y los derechos humanos que se escenifican en Belém.

Nowrojee afirmó que el mismo lugar en que Brasil decidió realizar la COP, en plena Amazonia, «es una firme declaración de apoyo a los pueblos indígenas y afrodescendientes que siguen luchando por controlar su entorno o vivir sus vidas en todo su potencial. Su inclusión y participación transmite el mensaje adecuado».

La OSF (Fundaciones de Sociedad Abierta) es considerada la mayor red privada del mundo de organizaciones dedicadas a promover y financiar los derechos humanos, la equidad y la justicia. Trabaja en todas las regiones abordando diversas cuestiones, como la intersección entre el cambio climático, la justicia, la equidad y los derechos humanos, al tiempo que aprovecha las oportunidades emergentes y existentes para reconstruir las economías, revitalizar las democracias y mejorar los medios de vida.

Nowrojee, nacida en Kenia y de origenes indios, asumió en 2024 la presidencia de la organización fundada por el multimillonario George Soros y habló con IPS extensamente sobre el cambiante orden mundial, subrayando que, incluso en estos tiempos de incertidumbre, abundan las oportunidades.

Si bien la tangible ausencia de Estados Unidos en la cumbre climática anual y, en particular, de  delegados del presidente Donald Trump, es  muy simbólica, Nowrojee afirma que esta medida supone una oportunidad real para que el Sur global se reorganice y trace un camino más inclusivo hacia el futuro.

Cree que «el Sur global está dando un paso al frente, ya que ahora puede hablar con más libertad y no diluir sus compromisos para alcanzar un acuerdo climático de compromiso. Ahora existe una posibilidad real de que los países del Sur global surjan con nuevas ideas».

Nowrojee afirmó que estas nuevas ideas incluyen replantearse la intersección entre el cambio climático, la protección del ambiente y los derechos humanos, ya que los defensores del medio ambiente y de la tierra son los más perseguidos a nivel mundial entre todos los defensores de los derechos.

Más de 146 defensores de la tierra y el ambiente fueron asesinados o desaparecieron en todo el mundo en 2024 por defender su tierra, sus comunidades y el medioambiente.

El liderazgo no tiene por qué provenir del gobierno; puede provenir de cualquier parte.

La región de América Latina sufrió la mayoría de estos ataques contra defensores de los territorios, siendo Colombia el país con más asesinatos por tercer año consecutivo.

Los pueblos indígenas se ven afectados de manera desproporcionada, ya que representan casi un tercio de los ataques mortales a pesar de ser solo 6 % de la población mundial.

En este contexto, Nowrojee afirma que la OSF está «muy satisfecha de que ahora exista un tratado llamado Acuerdo de Escazú, que compromete a los gobiernos latinoamericanos a proteger a los defensores de los derechos humanos, refuerza su compromiso con el clima y garantiza que se facilite información a sus ciudadanos».

El Acuerdo de Escazú es un tratado regional en América Latina y el Caribe que garantiza el derecho a la información ambiental, la participación pública en la toma de decisiones ambientales y el acceso a la justicia en materia ambiental. Es el primer y único tratado de este tipo, y también incluye disposiciones especiales para la protección de los defensores de los derechos humanos ambientales y los grupos vulnerables.

La OSF apoya el Acuerdo de Escazú financiando iniciativas que refuerzan su aplicación, promueven los derechos medioambientales y protegen a los defensores del ambiente en América Latina y el Caribe.

En la COP30, que se desarrollará hasta el día 21, la organización ya ha anunciado un importante compromiso de 19,5 millones de dólares para promover la justicia medioambiental y apoyar una economía justa y sostenible en América Latina.

Mientras tanto, Nowrojee se muestra también optimista sobre las negociaciones climáticas que realizan las 197 Estados parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que organiza estás cumbres anuales.

Cree que van por buen camino y destaca que «la crisis del cambio climático nos ofrece una oportunidad real de aportar una nueva visión, basada en la equidad, la dignidad y la armonía con la naturaleza».

«La comunidad mundial tiene aquí la capacidad y la oportunidad de equilibrar las personas, los beneficios y el planeta de una manera que no se ha logrado en el pasado», aseguró.

Sobre el actual orden mundial fragmentado y los gobiernos cada vez más nacionalistas, afirmó: «Estamos viviendo un momento en el que las estructuras y las formas de hacer las cosas que hemos tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial están empezando a desmoronarse. Las hemos llevado hasta el límite».

Pero el presente no es un momento para cruzarse de brazos y preocuparse, sino que la activista ve estos cambios como una oportunidad para reconstruir y «para que las personas con imaginación moral den un paso adelante para imaginar y crear un mundo nuevo y diferente en el que todos los seres humanos puedan prosperar».

Por lo tanto, dijo, «ya no vivimos en un mundo unipolar en el que Estados Unidos es la fuerza predominante».

«Ni siquiera vivimos en un mundo del G7. Ahora vivimos en un mundo del G20, en el que África será el continente con mayor población y en el que los jóvenes están dando un paso al frente e imaginando un nuevo orden mundial que realmente abarque los principios de los derechos humanos y la dignidad», dijo.

El Grupo de los Siete (G7), que congrega a las potencias del Norte industrial, dominó las iniciativas sobre la gobernanza mundial en la segunda parte del siglo XX, pero en el siglo XXI ha sido desplazado por el Grupo de los 20 (G20) de las mayores economías y emergentes, en que los países del Sur, como el propio Brasil, dominan en iniciativas.

«Cabe destacar que incluso los jóvenes que nunca han vivido en una democracia ahora la reclaman. Lo vemos en Kenia, Senegal, Bangladés y Nepal», detalló Nowrojee .

Aunque el camino hacia la reconstrucción de una gobernanza más justa e inclusiva puede estar plagado de incertidumbres, retos y obstáculos, Nowrojee tiene la esperanza de que la comunidad internacional esté a la altura de las circunstancias.

Aboga por encontrar líderes inspiradores y señala que personas de todos los rincones del mundo están empezando a estar a la altura del reto.

«Estamos viendo a los jóvenes organizarse de forma diferente dentro de sus movimientos. En mi opinión, esto es una verdadera señal de inspiración», subrayó.

«El liderazgo no tiene por qué provenir del gobierno; puede provenir de cualquier parte. También veo surgir nuevos acuerdos, como la unión de los países Brics, un grupo de importantes economías emergentes con 11 países miembros», que iniciaron Brasil, Rusia, inda, China y Sudáfrica.

«El hecho de que sea Sudáfrica quien presente una demanda contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia y que Qatar (uno de los nuevos miembros) negocie y medie en diversos conflictos significa que ahora estamos entrando en un mundo nuevo», comentó.

A su juicio, «estamos viendo a países hacer cosas que no habrían hecho hace 20 años».

Sobre el lugar que ocupan las organizaciones humanitarias y altruistas en estas aguas inexploradas, Nowrojee afirmó que «la filantropía es una pequeña parte del mundo, y es un lugar y un espacio donde se pueden catalizar nuevas ideas y asumir riesgos que de otro modo serían imposibles de asumir».

A su juicio, «la filantropía consiste realmente en probar nuevas ideas, nuevas formas de pensar y actuar, y tal vez incluso fracasar, pero si estas ideas tienen éxito, se convierten en ejemplos de lo que se puede hacer».

Sobre el multilateralismo o la cooperación entre muchas naciones, afirma que las estructuras multilaterales no se están desmoronando, «solo que, al haberse construido después de la Segunda Guerra Mundial, ahora están en cierto modo desgastadas».

«No funcionan como antes, pero también veo surgir un mundo multipolar, en el que diferentes países están empezando a cooperar y coordinarse entre sí», dijo.

Y añadió: «Veo mucha imaginación en diferentes regiones y también entre regiones. América Latina está dando pasos importantes hacia un nuevo mundo. Veo al Vaticano con su Jubileo 2025 y sus intentos de replantearse la condonación de la deuda y la desigual carga de la deuda que soportan los países».

Así pues, dijo,»veo signos de cambio en diferentes lugares y personas con ideas afines que comparten los mismos valores y se unen para trazar un nuevo camino hacia un mundo nuevo».

En este nuevo mundo, Nowrojee concibe la justicia climática como «una situación beneficiosa para todas las comunidades que se encuentran en primera línea, que viven en lugares y se esfuerzan por ampliar su participación en la toma de decisiones sobre cómo se utilizan sus recursos naturales».

«La justicia también significa garantizar que los excluidos o los marginados formen parte integrante de los debates democráticos, lo que, en última instancia, contribuye a mejorar los medios de vida y el bienestar de las personas en general», adujo.

A su juicio, «es igualmente importante que protejamos el planeta, porque si vamos a vivir en él, tendremos que tomar medidas significativas y sostenibles para reparar el daño que nosotros, la raza humana, le hemos causado».

T: MF / ED: EG

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