Voluntarios comunitarios trabajan para proteger a los últimos elefantes salvajes de Bangladés

Miembros del Equipo de Respuesta ante Elefantes (ERT) en la zona forestal de Inani, en el upazila de Ukhiya, Cox’s Bazar. Imagen: Rafiqul Islam/IPS.
Miembros del Equipo de Respuesta ante Elefantes (ERT) en la zona forestal de Inani, en el upazila de Ukhiya, Cox’s Bazar. Imagen: Rafiqul Islam/IPS.

COX’S BAZAR, Bangladés – Cuando las manadas de elefantes salvajes bajan de las colinas en busca de alimento, Sona Miahm, junto con voluntarios comunitarios, se pone en marcha para ayudar a prevenir los conflictos entre humanos y elefantes, en el sureste de Bangladés.

Miahm dirige un equipo de respuesta a elefantes (ER, en inglés) de 14 miembros en el bosque de Inani, en el upazila (subdistrito) de Ukhiya, en Cox’s Bazar, uno de los últimos hábitats naturales de elefantes en Bangladés.

«Debido a la falta de alimento en los bosques de reserva, los elefantes salvajes suelen acudir a las localidades y dañar los campos de cultivo. Cuando nos informan, acudimos al lugar e intentamos devolver la manada de elefantes al bosque», explica.

Según el Departamento Forestal, actualmente hay unos 64 elefantes salvajes en los bosques de reserva de Ukhiya y Teknaf, en el distrito costero sudoriental de Cox’s Bazar.

Los voluntarios de la comunidad a menudo arriesgan sus vidas para devolver a los elefantes salvajes a los bosques, pero lo hacen para proteger a los últimos mamuts salvajes del país.

Miahm explica cómo mitigan los conflictos entre humanos y elefantes en su localidad, en la zona de Inani.

«Los equipos de respuesta a los elefantes utilizan micrófonos de mano y antorchas para animar a los elefantes a regresar al bosque», dice.

Con una pequeña subvención del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Fundación Arannayk, una organización conservacionista con sede en Daca, la capital del país, formó cuatro equipos de respuesta a elefantes (ERT) en los bosques de Inani y Ukhiya, en Cox’s Bazar, compuestos por 40 hombres.

En colaboración con el Departamento Forestal de Bangladés, estos ERT tienen como objetivo minimizar los conflictos entre humanos y elefantes y apoyar el rescate de animales salvajes. Los ERT han ayudado a prevenir 127 posibles conflictos entre humanos y elefantes en los últimos dos años.

Mohammed Muzammel Hoque, coordinador nacional del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD, dijo que ese organismo proporcionó una pequeña donación de 39 182 dólares estadounidenses en septiembre de 2023 a la Fundación Arannayk para implementar su proyecto de dos años de duración, llamado: “Concienciación y restauración del ecosistema a través de la armonía”.

El coordinador del programa, Abu Hena Mostafa Kamal, dijo que el proyecto se puso en marcha para restaurar los ecosistemas forestales e involucrar a las comunidades locales en la conservación de la fauna silvestre.

Miembros del equipo de respuesta a elefantes examinan un elefante que se cree que ha muerto electrocutado.

Aumento de los conflictos entre humanos y elefantes

Debido a la destrucción de sus hábitats naturales causada por la deforestación, la tala de colinas y la expansión industrial no planificada, los elefantes salvajes se adentran en las localidades en busca de alimento, lo que provoca un aumento de los conflictos entre humanos y elefantes.

Estos conflictos han provocado la muerte tanto de miembros de la comunidad como de elefantes.

Los elefantes suelen morir electrocutados en la región sureste de Bangladés, ya que los agricultores instalan vallas eléctricas alrededor de sus campos para proteger los cultivos de los daños.

El incidente más reciente de muerte de un elefante se produjo en la zona de Dochhari, dentro del bosque de Ukhiya, en Cox’s Bazar, el 17 de septiembre de 2025. Mozammel Hossain, residente de Ukhiya, dijo que los agricultores habían utilizado trampas electrificadas alrededor de sus tierras de cultivo y que esto electrocutó al elefante

Dijo que la escasez de alimentos empuja a las manadas de elefantes a entrar en los campos de cultivo, mientras que algunos agricultores recurren a métodos ilegales y letales contra los mamíferos.

Las regiones de Ukhiya y Teknaf han informado de al menos cuatro muertes de elefantes en el último año.

Abdul Karim, miembro del ERT en la zona de Boro Inani, en Cox’s Bazar, dijo que los elefantes suelen atacar los asentamientos humanos y dañar los cultivos y los huertos, lo que aumenta sus conflictos con los seres humanos.

«Intentamos mitigar los conflictos entre humanos y elefantes y salvar tanto a los humanos como a los mamíferos. Sin embargo, desde 2021, cuatro personas han muerto en ataques de elefantes cerca de la zona forestal de Inani», afirmó.

Según la División de Gestión de la Vida Silvestre y Conservación de la Naturaleza del Departamento Forestal de Bangladés, entre 2016 y enero de 2025 se registraron 102 muertes de elefantes solo en Chattogram.

Muchas de estas muertes se han debido a represalias, electrocución, caza furtiva y colisiones con trenes.

Saiful Islam, residente de la zona de Inani, afirmó que los elefantes salvajes también han quedado atrapados en su hábitat tras la llegada de los rohingyas en 2017.

Introducir cultivos no preferidos por los elefantes

Se deben introducir cultivos que los elefantes suelen rechazar, como cítricos, pimienta, calabaza amarga, chile, caña y okra, en los alrededores de los hábitats de los elefantes.

«Estamos animando a los agricultores a que empiecen a cultivar estos productos para evitar conflictos con los elefantes. También les estamos concienciando sobre la conservación de los elefantes», explicó a IPS Saiful Islam, también voluntario comunitario en Choto Inani.

Firoz al Amin, oficial forestal del bosque de Inani en Ukhiya, dijo que el Departamento Forestal organizó 12 programas de sensibilización sobre la conservación de los elefantes en el bosque de Inani.

La Fundación Arannayk identificó parcelas no preferidas por los elefantes adyacentes a zonas de alto conflicto entre humanos y elefantes dentro de la zona de amortiguación.

Con la participación de la comunidad, se crearon cinco parcelas de demostración en porciones de tierra pertenecientes a cinco beneficiarios para mitigar los ataques de los elefantes a los cultivos.

Se establecieron cuatro vallas biológicas de cuerda recubiertas de chile: dos en Mohammad Shofir Bill y una en Boro Inani y otra en Imamerdeil para reducir los daños causados por los elefantes a los cultivos.

Estas intervenciones con vallas biológicas han beneficiado a 85 hogares vulnerables en estas localidades.

Las vallas consisten en cuerdas de coco recubiertas con una mezcla disuasoria de chile en polvo, tabaco y grasa, suspendidas a la altura de una persona entre los árboles para impedir el acceso de los elefantes a las zonas agrícolas y residenciales.

Se necesitan medidas urgentes para salvar a los elefantes

Una encuesta realizada en 2016 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) reveló que solo quedaban 457 elefantes en Bangladesh, de los cuales 268 eran salvajes, 93 eran migratorios y 96 estaban en cautividad.

Sin embargo, en la última década murieron unos 124 elefantes salvajes en los principales hábitats de elefantes de Bangladesh: Cox’s Bazar, Chattogram, Chittagong Hill Tracts y Mymensingh.

Los expertos sugieren una estrategia integral para restaurar los hábitats de los elefantes y evitar su extinción, lo que requiere una planificación a largo plazo, reducir la invasión de las zonas forestales y expulsar a los ocupantes ilegales.

Monirul H. Khan, profesor de zoología de la Universidad de Jahangirnagar, afirmó que los bosques y los hábitats de los elefantes deben protegerse a toda costa para salvar a estos mamíferos, ya que su número disminuye día a día en Bangladés.

A su juicio, se han creado muchos nuevos asentamientos y cultivos dentro de los hábitats de los elefantes del país, lo que ha acelerado los conflictos entre humanos y elefantes.

El cultivo de plantas que los elefantes no suelen preferir, la mejora de las vallas biológicas con alarmas de tropiezo y la creación de zonas de salinas pueden ayudar a reducir los conflictos entre humanos y elefantes.

Los expertos afirman que la implementación de cercas tipo colmena no solo protege los cultivos, sino que también genera oportunidades de empleo e ingresos para la comunidad local. Por lo tanto, es posible lograr la conservación de los elefantes y, al mismo tiempo, minimizar los conflictos entre humanos y elefantes.

Monirul afirmó que el obgierno de Bangladés ha emprendido por primera vez un proyecto de conservación de elefantes con financiación propia. «Espero que el proyecto contribuya a la conservación de los mamuts en Bangladés”, añadió esperanzado.

ED: EG

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