La ropa de segunda mano de Occidente hunde la industria textil de Zimbabue

Una vendedora habla con un cliente en un mercado de ropa de segunda mano en Mutare, una ciudad del este de Zimbabue. Imagen: Farai Shawn Matiashe / IPS

MUTARE, Zimbabue – Shamiso Marambanyika ayuda a un cliente a elegir unos pantalones tejanos, unos bluyines, un sábado por la mañana en Mutare, una ciudad del este de Zimbabue. La vendedora, de 38 años y  madre de tres hijos, le muestra al cliente una marca de Marks and Spencer, conocida comúnmente como M&S, una cadena minorista británica.

«Te lo puedo dejar por cinco dólares», le asegura Marambanyika al cliente, que finalmente se decide por otro par de vaqueros. Ella es vendedora en un popular mercado de ropa de segunda mano en Sakubva, un suburbio densamente poblado de Mutare, cerca de la frontera con Mozambique.

Algunas de las marcas populares de tejanos que Marambanyika tenía almacenadas son Hennes & Mauritz, conocida como H&M, de Suecia, y Levi’s y Old, de Estados Unidos. Esta ropa de segunda mano se desecha en países occidentales como Reino Unido, se envía a África y se introduce de contrabando en Zimbabue a través de Mutare, la puerta de entrada al océano Índico en Mozambique.

La ropa es tan barata que se pueden comprar tres camisetas por un dólar, con repercusiones no solo para la industria textil local, sino también en el medioambiente en África.

Empujando a los fabricantes y minoristas locales de ropa a la quiebra

Algunas empresas de ropa están pasando apuros debido a la ropa de segunda mano y a la maltrecha economía de Zimbabue. Truworths Zimbabwe, una cadena minorista de moda fundada en 1957, cerró unas 34 de las 101 tiendas que tenía a finales de la década de los 90. Para reducir sus costes operativos, Truworths también redujo su plantilla en su división de fabricación en la capital, Harare.

Bekithemba Ndebele, director ejecutivo de Truworths Zimbabwe, confirmó a IPS que la empresa se vendió porque estaba pasando por dificultades. Tras declararse insolvente, Truworths se vendió por un dólar y se retiró oficialmente de la Bolsa de Valores de Zimbabue en julio de 2025.

El año pasado, Truworths emitió un comunicado en el que afirmaba que la empresa no podía competir con las importaciones baratas. Ndebele se negó a dar más detalles.

Estas empresas formales de ropa fabricada en el país no pueden competir con los miles de personas que venden ropa de segunda mano de contrabando en los mercados de las ciudades de todo Zimbabue, en las calles y desde los maleteros de sus coches.

En el mercado de Marambanyika, en Sakubva, hay más de 1000 puestos de venta, cada uno de los cuales anuncia en voz alta sus productos para atraer a posibles clientes. En el centro de la ciudad de Mutare, decenas de vendedores pagan seis dólares al día para vender ropa de segunda mano los fines de semana.

A diferencia de estos vendedores, que no pagan impuestos, los minoristas como Truworths sí lo hacen y se ven obligados a utilizar la volátil moneda local, el dólar zimbabuense.

Rashweat Mukundu, comentarista social afincado en Harare, afirma que las graves dificultades económicas que azotan a la mayoría de los habitantes del país, obligan a muchos a recurrir a la ropa de segunda mano.

«Se trata de un problema económico general. Muchas personas no tienen más remedio que comprar ropa de segunda mano porque no pueden permitirse la ropa nueva que se vende en el sector minorista organizado», afirma.

En los puntos de venta minorista, un par de vaqueros cuesta al menos 20 dólares.

Marambanyika, originaria de Buhera, en la provincia de Manicaland, se vio empujada al comercio de ropa de segunda mano en 2023 tras no conseguir empleo.

Paga 115 dólares a un intermediario conocido como transportista, que compra un fardo de 45 kilogramos en Beira, una ciudad y uno de los puertos comerciales de Mozambique, con el que limita al este Zimbabue, un país sin salida al mar del sureste de África.

«Los precios varían en función de la calidad de los vaqueros. Hay unos 100 patalones en cada fardo. Obtengo un beneficio de 55 dólares por cada fardo y tardo dos semanas en venderlos todos», explica Marambanyika, quien añade que paga 22 dólares al mes a las autoridades locales.

Anesu Mugabe, diseñadora y fabricante de ropa con sede en Harare, afirma que esta ropa de segunda mano se vende a menudo a precios extremadamente bajos, lo que hace imposible que los fabricantes locales puedan competir.

«Por ejemplo, se puede encontrar un par de vaqueros por tan solo dos dólares. Esto es algo inaudito en las tiendas minoristas locales. Esto ha provocado una importante caída de las ventas para nosotros, lo que nos ha obligado a reducir nuestras operaciones o incluso a cerrar por completo», afirma Mugabe, que está en situación de sobrevivencia.

Amenaza para el medio ambiente

En toda África, desde Kenia hasta Nigeria, la ropa de segunda mano barata está contaminando el medioambientere. Así lo reflejó un informe, The Stealth Export of Waste Plastic Clothes to Kenya (La exportación encubierta de ropa de plástico de desecho a Kenia), publicado en febrero de 2023.

Otras empresas de reciclaje argumentan que este comercio reduce los residuos en el Sur global, pero algunos expertos en medioambiente creen que está consiguiendo lo contrario.

Las investigaciones muestran que, en Kenia, por ejemplo, la ropa de segunda mano se vierte en ríos y vertederos. «Lo que estamos viendo no es reciclaje, sino el vertido de ropa de segunda mano procedente de Occidente», afirma Nyasha Mpahlo, directora ejecutiva de Green Governance.

«Lamentablemente, no existe ningún mecanismo para eliminar los residuos de la ropa de segunda mano. La ropa de segunda mano se encuentra en los vertederos. La industria también está causando emisiones de carbono», añade.

Amkela Sidange, directora de educación y publicidad medioambiental de la zimbabuense Agencia de Gestión Medioambiental del Estado, afirma que los residuos textiles son muy escasos en Zimbabue, ya que representan aproximadamente 7 % del total de residuos generados anualmente.

«Un análisis del origen de los residuos textiles indica que proceden de diversas fuentes, principalmente de la industria textil, y no hay constancia de que estén relacionados con la ropa de segunda mano», explica a IPS, citando una encuesta sobre residuos sólidos realizada en 2023.

Intentos de prohibir la ropa de segunda mano

Otros países, como Ruanda, prohibieron con éxito la ropa de segunda mano en 2016 para proteger la industria textil local.

Zimbabue hizo algo similar en 2015 y dos años después estableció impuestos a la importación de ropa.  Sin embargo, estas medidas y las detenciones policiales no lograron frenar el contrabando de ropa de segunda mano.

Los actores de la industria textil local piden al gobierno que prohíba la importación de ropa de segunda mano y que reduzca los impuestos a los proveedores locales para proteger la industria textil local.

En agosto, el ministro de Gobierno, Daniel Garwe, ordenó a las autoridades locales que aplicaran la prohibición de la venta de ropa de segunda mano. Pero los comerciantes han desafiado los esfuerzos del ministro.

Marambanyika afirma que, si se ve obligada a pagar derechos de importación y otros impuestos, tendrá que cerrar su negocio. «Alimento a mi hijo y a mis dos hijas y pago sus estudios con los ingresos de este negocio. No puedo permitirme pagar esos impuestos punitivos», afirma. «Cerraré el negocio y me trasladaré al pueblo», si las medidas llegasen a hacerse efectivas.

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe

Lo más leído

[wpp heading='Popular Posts' limit=6 range='last24hours' post_type='post' stats_views=0 ]