KUALA LUMPUR – La oposición a los centros de datos (CD) se ha extendido rápidamente a nivel mundial debido a su creciente demanda de recursos. Los CD han proliferado rápidamente, impulsados por la popularidad de la inteligencia artificial (IA).
¿Para quién son los centros de datos?
El auge de la IA ya ha superado a otros usos de la «nube» e impulsa el rápido crecimiento de los CD, lo que impone una demanda de recursos en rápida expansión. Esto ha provocado una reacción pública bipartidista en Estados Unidos debido al mayor consumo de energía, agua y uso de la tierra, así como al aumento de los precios.
En octubre de 2024, McKinsey, una consultora internacional de estrategia global, proyectó que la demanda energética mundial de los centros de datos aumentaría entre 19 % y 22 % anual hasta 2030, alcanzando una demanda anual de entre 171 y 219 gigavatios (GW).

Esto supera con creces la demanda actual de 60 GW. «Para evitar un déficit [de suministro], habría que construir al menos el doble de la capacidad (de centros de datos) construida desde 2000 en menos de una cuarta parte del tiempo», planteó la consultora.
Dado que las empresas tecnológicas no pagan por la capacidad adicional de generación de energía, son los consumidores y los gobiernos anfitriones quienes lo hacen, independientemente de si se benefician de la IA o no.
A medida que los centros de datos se enfrentaban a una creciente oposición en el norte, los promotores se han volcado en los países en desarrollo, externalizando los problemas a naciones más pobres con recursos limitados.
Es necesario comprender estas instalaciones que consumen mucha energía y agua para proteger mejor las economías, las sociedades, las comunidades y sus entornos.
Necesidades energéticas
Con la creciente demanda de IA por parte de las empresas y los consumidores, el crecimiento de los centros de datos continuará e incluso se acelerará en ocasiones.
El aumento del uso de la IA incrementará significativamente el consumo de energía y agua, acelerando el calentamiento del planeta tanto directa como indirectamente.
A medida que aumenta la demanda de IA y centros de datos, los ordenadores que los soportan necesitarán mucha más electricidad.
Esto generará calor, lo que requerirá el uso de agua y energía para la refrigeración. Gran parte de la energía que consumen los centros de datos, entre 38 % y 50 %, se destina a la refrigeración.
La generación de electricidad, ya sea a partir de combustibles fósiles o de fisión nuclear, requiere más refrigeración que las fuentes de energía renovables, como los paneles solares fotovoltaicos o las turbinas eólicas.
Un centro de datos a pequeña escala con entre 500 y 2000 servidores consume entre uno y cinco megavatios (MW). En el caso de los gigantes tecnológicos, un centro de datos «hiperscalable», que aloja decenas de miles de servidores, consume entre 20 y más de 100 MW, ¡como una pequeña ciudad!
Los centros de datos no son fríos
Dado que la atención popular se centra en las enormes necesidades energéticas de los centros de datos, sus enormes necesidades de agua para refrigerar los equipos tienden a ser ignoradas, subestimadas y pasadas por alto.
La ubicación de nuevos centros de datos en países en desarrollo calentará aún más los microclimas locales y la atmósfera planetaria. Peor aún, el calor es más amenazante para el medio ambiente en los trópicos, donde las temperaturas ambientales son más altas.

El establecimiento de más centros de datos inevitablemente desplazará los usos existentes y otros posibles usos de los suministros de agua dulce, además de reducir los acuíferos subterráneos locales.
Como era de esperar, los inversores en centros de datos rara vez advierten a los gobiernos anfitriones sobre la cantidad de energía y agua que se necesita suministrar a nivel local.
Los centros de datos requieren mucha agua dulce para refrigerar los servidores y los routers. En 2023, solo Google utilizó casi 23 000 millones de litros para refrigerar sus centros de datos. En los sistemas de refrigeración que utilizan la evaporación, se utiliza agua fría para absorber el calor intenso, liberando vapor a la atmósfera.
Los sistemas de refrigeración de circuito cerrado absorben el calor utilizando agua canalizada, mientras que los enfriadores refrigerados por aire enfrían el agua caliente. El agua enfriada que se recircula para la refrigeración requiere menos agua, pero más energía para enfriar el agua caliente.
Los inversores esperan subvenciones
Al igual que otros posibles inversores, los centros de datos se han trasladado a zonas donde los gobiernos anfitriones han sido más generosos y menos exigentes.
Liderados por los poderosos «hermanos tecnológicos» del presidente estadounidense Donald Trump, muchos inversores extranjeros se han beneficiado de la energía subvencionada, la tierra y el agua baratas y otros incentivos especiales.
Los posibles gobiernos anfitriones compiten por ofrecer incentivos fiscales y de otro tipo, como energía y agua subvencionadas, para atraer la inversión extranjera directa en los centros de datos.
Estados Unidos presionó a Malasia y Tailandia para que impidieran a las empresas chinas utilizarlos como «puerta trasera de control de las exportaciones» para sus chips de IA. Washington alega que los centros de datos fuera de China compran chips para entrenar su IA con fines militares. Hasta ahora, solo Malasia ha cumplido.
Esto limita el acceso de las empresas chinas a dichos chips. Washington afirma que los sustitutos chinos de los chips fabricados en Estados Unidos son inferiores y busca proteger la tecnología estadounidense de China.
¿Empleos de alta tecnología en los centros de datos?
Los centros de datos están surgiendo en todas partes, pero no se crearán muchos puestos de trabajo. Sus defensores afirman que los centros de datos proporcionarán empleos de alta tecnología.
Los centros de datos funcionan en gran medida de forma autónoma y requieren una intervención humana mínima, salvo para el mantenimiento, que determinan de forma independiente. Por lo tanto, la creación de empleo se reduce al mínimo.
Los trabajos de construcción e instalación serán temporales, y la mayoría de las funciones de gestión se realizarán de forma remota desde la sede central. Un informe de la estadounidense Universidad de Georgetown estima que solo 27 % de los puestos de trabajo en los centros de datos son «técnicos».
Si bien el discurso sobre los centros de datos se centra principalmente en las inversiones extranjeras, se habla poco del creciente deseo nacional de soberanía de datos.
Acceder a tantas solicitudes extranjeras bloqueará inevitablemente las ambiciones nacionales de desarrollar capacidades de centros de datos de extremo a extremo y no solo de alojarlos.
Hasta ahora, hay un interés limitado en la «vida posterior» de los centros de datos, como lo que ocurre después de que hayan cumplido su propósito o la eliminación de los materiales de desecho.
Los mayores costes de energía y agua, las subvenciones, los incentivos fiscales y otros problemas causados por los centros de datos apenas se ven compensados por su modesto empleo y otros beneficios.
T: MF / ED: EG







