LA HABANA – En varias calles de la capital de Cuba se pueden observar en las mañanas brigadas de trabajadores cortando el césped, mientras a veces retumba, a lo lejos, una motomochila al fumigar: un ruido leve, si se compara con el ensordecedor de las campañas de hace una década contra el mosquito Aedes aegypti, vector del dengue y otras arbovirosis.
“Entre el año 2012 o 2013, de los 30 a 60 pacientes que atendías en el día, 90 % eran casos de arbovirosis (infecciones transmitidas por picaduras de mosquitos y otros insectos), pero, a diferencia de hoy, casi ninguno llegaba con signos de alarma”, dijo a IPS un médico del Hospital Clínico Quirúrgico Calixto García, quien pidió mantenerse anónimo.
Según el médico, antes se fumigaban dentro de las casas, y por las calles, con camionetas. También, como los servicios de recogida de basura funcionaban mejor que ahora, tampoco abundaban los desperdicios en cada esquina. “Eso repercute mucho”, agregó.
Endémico de Cuba, el dengue es una enfermedad que suele estar latente durante todo el año, pero tiene picos entre mayo y junio, y entre septiembre y octubre, debido a las lluvias, las altas temperaturas y la humedad que impulsan la proliferación de mosquitos.
“Es terrible. Dolor en las articulaciones, dolores en todo el cuerpo. Los pies inflamados, las manos engarrotadas. A mí me duró la enfermedad 17 días”: Ana Margarita Vela.
Pero este año se han juntado otros rebrotes de arbovirosis como el chikunguña, el zika o el oropouche, cuyos virus lo transmiten variedades del Aedes o incluso de algún jején. Pero el dengue sigue siendo el más prolífero (el segundo es el chikunguña), con presencia en 36 municipios de 12 de las 15 provincias de esta nación insular caribeña.
También es el más peligroso, y este año ya han fallecido tres personas por esta enfermedad, según reconoció el 15 de octubre, en televisión nacional, de la viceministra cubana de Salud Pública, Carilda Peña.
Los tres decesos fueron confirmados a través de estudios necrológicos de los cuerpos y el diagnóstico previo de los pacientes. Sin embargo, Peña no detalló las fechas de estos, ni el perfil de los muertos ni en qué territorios residían.
La ciudad de Matanzas, a 100 kilómetros al este de La Habana, está afectada desde el pasado mes de junio por una alta presencia de chikungunya y es considerada uno de los epicentros de la actual crisis epidemiológica.
Luego de que las autoridades sanitarias reforzaran los hospitales con insumos y 2500 estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas, y realizaran más pesquisas, y acciones de higienización y fumigación contra los mosquitos, la trasmisión disminuyó a casos esporádicos, explicó Peña. Sin embargo, todavía persisten brotes de dengue.

Raíz en la poca salubridad
“Hay una insalubridad tremenda. Se han hecho fumigaciones específicas; por ejemplo, en las casas donde ha habido casos de dengue de mujeres embarazadas o niños pequeños. Hace 15 días fumigaron la manzana donde vivo”, dijo a IPS Maritza Rodríguez, una técnica en economía ya jubilada y residente en Matanzas.
Rodríguez no recuerda la última vez que hubo una campaña de fumigación, con camionetas humeando las calles y decenas de personas, cuadra por cuadra, haciéndolo dentro de las casas.
“El tema que obedece siempre a las autoridades de este país es que no hay combustible. No hay manera de hacer esas campañas”, afirmó.
La actual crisis sanitaria llega cuando el país no dispone de combustible ni otros recursos para afrontarla. Ya la viceministra de salud hablaba sobre la imposibilidad de realizar campañas masivas por dicha escasez
“Sin un tratamiento adulticida (insecticidas que se usan para matar a los mosquitos adultos), sin un tratamiento focal importante para frenar el crecimiento de estos vectores, pienso que ni siquiera llegaremos a meseta (en términos epidemiológicos, el pico plano de la cantidad de contagiados, antes de que disminuya su cifra)”, agregó Rodríguez.
Según esta jubilada matancera, quien tiene una hermana enferma de dengue y ella misma tuvo oropouche hace un año, las condiciones de salubridad en Matanzas tampoco invitan a una recuperación.
“La zona donde vivo, por ser el casco histórico, se mantiene limpia, pero el resto de Matanzas es una podredumbre total”, dijo.
La acumulación de basura en las calles de varias ciudades de Cuba se ha vuelto un problema a simple vista, mientras los servicios de aseo no logran resolver el problema por falta de maquinarias, insumos o recursos humanos.
“Generalmente, estas arbovirosis no discriminan. La vulnerabilidad está en el nivel de sanidad que hay en la calle. Últimamente todo cubano sabe que las calles están llenas de basura, huecos y eso ha traído un incremento de la aparición de vectores”, detalló el médico del hospital Calixto García.
Aclaró que puede haber pacientes con alguna comorbilidad, como la hipertensión, la diabetes, el asma u otros, que pueden provocar una mala evolución de la enfermedad.
“Es terrible. Dolor en las articulaciones, dolores en todo el cuerpo. Los pies inflamados, las manos engarrotadas. A mí me duró la enfermedad 17 días”, dijo a IPS Ana Margarita Vela, una trabajadora del hogar residente en La Habana, quien se contagió de chikunguña a principios de octubre.
Vela fue a una clínica de atención primaria –el sistema de salud cubano es enteramente público y universal– y le recetaron unas pastillas para la fiebre e ingerir mucha agua.
Luego la anotaron en una lista para que después fumigaran en su hogar –aún no lo han hecho–, que se encuentra a pocos metros de un vertedero que se formó tras semanas sin que pasara un camión de la basura.

Cada vez más ingresados
Hace años, cuando no eran frecuentes los casos graves, se enviaba a casi todos los pacientes a su domicilio, y se mantenía un tratamiento con líquidos, antipiréticos para la fiebre y mucho reposo, recordó el médico del hospital Calixto García.
“Una enfermedad autolimitada; es decir, se cura sola y lo que tienes que mantenerle el tratamiento sintomático”, agregó
Según el doctor, desde hace unos seis meses empezó a notar un aumento en los casos de dengue con mayor sintomatología, que requieren un ingreso en unidades de “cuidado de atención al grave”.
En su hospital, con un enfoque en traumatologías, suelen transferir esos casos a otros centros de salud que se han destinado exclusivamente a acoger personas con síndromes febriles inespecíficos, como suelen ser en un inicio las arbovirosis: tal es el caso del habanero hospital General Freyre de Andrade.
También le pueden interesar:
Basura en las calles empeora el paisaje urbano de Cuba
Exportación de servicios médicos: la mayor fuente de divisas en Cuba
Crisis de medicinas en Cuba: la salud a merced del mercado informal
En cualquier caso, dijo el médico que, a pesar de la escasez de medicinas que sufre el país, en los hospitales no faltan los recursos para tratar a los pacientes de dengue o chikunguña, pues tratar esas enfermedades sobre todo demanda más camas y personal de enfermería, e insumos para mantener hidratados al paciente, como el clorosodio, que, si bien hay actualmente, pudiera llegar a escasear, advirtió.
“Lo que debe venir es bastante grande, porque no ves profilaxis contra nada de eso y cada vez hay más mosquitos”, dijo.
ED: EG