Bancos africanos incorporan riesgo climático, género y sostenibilidad en los productos financieros

Un agricultor africano utiliza paneles solares y un tanque de agua para regar sus cultivos durante la sequía. Los debates sobre financiación innovadora para proyectos climáticamente inteligentes son el centro de atención de la Segunda Cumbre Climática de África, que acoge Addis Abeba entre el 8 y el 10 de septiembre. Imagen: Robert Kibet / IPS

NAIROBI – A medida que se intensifican las crisis climáticas en África oriental, desde la falta de lluvias en el árido norte de Kenia hasta las devastadoras inundaciones en la franja costera de Tanzania, los bancos de la región están emergiendo como actores inesperados pero poderosos en la carrera por la resiliencia.

Antes de la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático, que acogerá la ciudad brasileña de Belém en noviembre,  y la Segunda Cumbre Climática Africana (ACS2), que se celebra en Addis Abeba entre el 8 y el 10 de septiembre, las instituciones financieras están movilizando miles de millones para financiar energías renovables, agricultura sostenible, viviendas ecológicas y proyectos centrados en el género.

Lo que antes era una preocupación minoritaria, ahora es la corriente dominante en las finanzas.

En toda la región de África oriental, los bancos están incorporando el riesgo climático en sus operaciones y creando productos innovadores, desde el primer préstamo ecológico para la vivienda de Kenia hasta el bono vinculado a la sostenibilidad de Ruanda y el bono de género Jasiri de Tanzania.

Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿pueden estas innovaciones financieras llegar a los pequeños agricultores y a los hogares vulnerables que se encuentran en primera línea de la crisis climática?

Absa Bank: préstamos ecológicos para la vivienda e informe de sostenibilidad ecológica

Recientemente, Absa Bank Kenya publicó su Informe de Sostenibilidad y Clima 2024, en el que destaca cómo los riesgos climáticos son ahora inseparables de la banca.

Entre sus productos estrella se encuentra el primer préstamo ecológico para la vivienda de Kenia, que permite a los hogares construir viviendas energéticamente eficientes con sistemas solares, recogida de agua de lluvia y aislamiento ecológico.

«Se trata de hacer accesible una vida climáticamente inteligente», afirmó Yusuf Omari, director financiero del Grupo Absa Bank.

Más allá de la vivienda, Absa está canalizando capital hacia empresas de energía renovable y pymes climáticamente inteligentes, tendiendo un puente entre los inversores internacionales y las soluciones locales.

Equity Bank: financiación climática rural a gran escala

Si Absa representa la innovación en sostenibilidad urbana, Equity Bank Kenya ilustra la escala en la adaptación rural. Solo en 2023, Equity desembolsó el equivalente a 185 millones de dólares  en subvenciones y préstamos relacionados con el clima, con financiación destinada a la adaptación climática, la eficiencia hídrica y energética, las energías renovables y el transporte sostenible.

Las declaraciones del banco muestran que 6 % se destinó a energías renovables, mientras que la mayor parte se destinó a proyectos de eficiencia, agua y agricultura. A finales de 2023, el balance ecológico de Equity ascendía al equivalente a6600 millones de dólares, lo que demuestra que los préstamos climáticos se han convertido en un elemento central del crecimiento.

James Mwangi, director general de Equity Group, explicó: «Una parte significativa de nuestro balance se ha destinado a la financiación verde, concretamente a los pequeños agricultores en materia de adaptación y mitigación».

«Hemos combinado la financiación, de modo que no se trata de préstamos puramente comerciales, lo que nos ha ayudado a reducir el coste de la financiación para que sea asequible y, al mismo tiempo, mantener el motor», adujo.

Mwangi añadió: «Queremos inspirar a la gente con nuestra actuación como institución financiera».

En las tierras altas de Kenia, esta financiación está permitiendo a los pequeños agricultores invertir en riego con energía solar, variedades de semillas resistentes a la sequía y almacenamiento eficiente después de la cosecha, lo que mejora la resiliencia y reduce las emisiones.

Equity también codirige el Mecanismo de Financiamiento para la Adaptación Climática Rural en África  (Arcafim, en inglés), junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), un fondo de 180 millones de dólares destinado a los pequeños agricultores de Kenia, Uganda, Ruanda y Tanzania.

Ruanda: primer bono vinculado a la sostenibilidad

En 2023, el Banco de Desarrollo de Ruanda abrió nuevos caminos con el primer bono vinculado a la sostenibilidad del país, recaudando capital vinculado a objetivos climáticos medibles, como la reducción de las emisiones y la ampliación del acceso a las energías renovables. Si el banco cumple sus objetivos climáticos, los inversores obtienen mejores rendimientos.

«Estos bonos demuestran que los mercados africanos pueden innovar al tiempo que generan confianza entre los inversores», afirmó Faith Ngugi, analista de finanzas sostenibles con sede en Nairobi.

Tanzania: bonos de género y sostenibilidad

En Tanzania, el NMB Bank ha sido pionero en un enfoque dual, promoviendo la igualdad de género e impulsando la acción climática.

En marzo de 2023, el banco emitió el bono de género Jasiri, con el que recaudó el equivalente a 32 millones de dólares destinados exclusivamente a apoyar a las empresas propiedad de mujeres. La emisión se suscribió en con 197 % de participación, lo que indica un interés abrumador entre los inversores.

«Impulsar el crecimiento inclusivo a través de la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres es uno de los principios fundamentales que guían el propósito y la visión del NMB Bank», afirmó Ruth Zaipuna, directora ejecutiva del NMB, durante la cotización del bono en la Bolsa Verde de Luxemburgo (LGX).

Añadió que «la cotización subraya nuestro compromiso con el empoderamiento de género».

Aprovechando ese impulso, NMB lanzó el bono de sostenibilidad Jamii en mayo de 2024, que posteriormente cotizó en el mercado de bonos sostenibles de la Bolsa de Londres. El bono, con un plazo de tres años, tiene por objeto canalizar capital a largo plazo hacia energías renovables e infraestructuras positivas para el clima.

«Estos instrumentos no solo sirven para movilizar dinero», señaló Ngugi. «Son una señal de que los bancos africanos pueden competir en la escena mundial y generar un impacto cuantificable», acotó.

BAfD y CFI: ampliación de la financiación climática regional

Más allá de los bancos individuales, los prestamistas multilaterales están configurando el panorama. El Banco Africano de Desarrollo (BAfD), a través de su Fondo de Energía Sostenible para África (SEFA), ha puesto en marcha proyectos solares fuera de la red en toda África oriental.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Por su parte, la Corporación Financiera Internacional (CFI), parte del Grupo Banco Mundial, está ampliando los seguros contra riesgos climáticos, protegiendo a los pequeños agricultores contra las pérdidas causadas por las sequías y las inundaciones.

En las zonas áridas de Kenia, los seguros respaldados por la CFI permitieron a los pastores recibir indemnizaciones tras una grave sequía en 2023, lo que ayudó a las familias a reponer su ganado en lugar de caer en la indigencia.

Historias humanas detrás de las cifras

Las cifras son significativas, pero el impacto real se ve en la vida cotidiana.

En el condado de Nakuru, la familia Julius Mwangi construyó una modesta casa ecológica de tres dormitorios con financiación bancaria, instalando estufas eficientes y calentadores de agua solares.

«Antes, la factura del carbón vegetal se comía nuestros ingresos», dijo Mary Mwangi. «Ahora gastamos menos y la salud de los niños ha mejorado», agregó.

En la región de Gulu, en Uganda, la financiación del Arcafim, el Mecanismo de Financiamiento para la Adaptación Climática Rural en África, permitió a los grupos de agricultores comprar kits de riego por goteo. «Ahora cosechamos dos veces al año, incluso cuando no llueve», dijo el agricultor Richard Okello, «esto evita que los jóvenes emigren a la ciudad».

La Cumbre de Addis Abeba: la ambición se enfrenta a la realidad

La Segunda Cumbre Africana sobre el Clima (ACS2), que se inició el lunes 8 en Addis Abeba y se desarrollará hasta el miércoles 10, se celebra en un contexto de déficit anual de financiación climática de 277 000 millones de dólares necesarios para que África cumpla sus objetivos climáticos para 2030.

Se espera que los líderes impulsen los bonos verdes, los canjes de deuda y las reparaciones climáticas como herramientas para salvar esta brecha.

Grupos de la sociedad civil como la Alianza Panafricana por la Justicia Climática (Pacja, en inglés) advierten de que, a menos que los bancos y los gobiernos diseñen una financiación inclusiva, los más vulnerables seguirán estando excluidos.

«En el centro de todo esto está la justicia», afirmó el director ejecutivo de la Pacja, Mithika Mwenda. «Los bancos pueden movilizar miles de millones, pero si los agricultores de Turkana o Karamoja no pueden acceder a créditos asequibles para la recogida de agua, entonces no estamos resolviendo la crisis», añadió.

Una región en una encrucijada

Los bancos de África Oriental están demostrando que la acción climática no es solo una agenda del gobierno o de las oenegés, sino que se está convirtiendo en una necesidad financiera.

El préstamo ecológico para la vivienda de Absa, la financiación para la adaptación rural de Equity, los bonos vinculados a la sostenibilidad de Ruanda y los bonos Jasiri y Jamii de Tanzania ilustran una región que está experimentando con nuevos modelos.

Pero la innovación por sí sola no es suficiente.

El reto consiste en garantizar que estos instrumentos lleguen a los pequeños agricultores, pastores y hogares encabezados por mujeres más vulnerables al clima, en lugar de quedarse confinados en las salas de juntas y los mercados de capitales.

A medida que los delegados debaten en la cumbre de Addis Abeba, lo que está en juego no podría ser más importante. Para la familia Mwangi en Nakuru o los pequeños agricultores de toda la región, la urgencia no es abstracta.

El reloj climático no se detiene y las finanzas, ya sean verdes o de otro tipo, deben seguir el ritmo.

T: MF / ED: EG

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe