Regresa el asesino silencioso, las olas de calor

Las olas de calor excesivo castigan este verano boreal a prácticamente todas las regiones del hemisferio norte. Estudios dan cuenta de la muerte de miles de personas cada año por la acción de ese "asesino silencioso" que causa graves perturbaciones tanto a la salud como a la actividad económica y al medio ambiente. Imagen C2ES

GINEBRA – Las olas de calor, un asesino silencioso, están de regreso en este verano del hemisferio norte, y junto con los incendios forestales cobran vidas y devastan la economía y el medio ambiente, destacó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) al lanzar nuevas alertas este martes 29.

“El calor extremo ya no es una preocupación distante o estacional: es una realidad diaria para millones de personas”, destacó Joy Shumake-Guillemot, directora del Programa Conjunto sobre Clima y Salud de la OMM y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM, observó que “a veces se dice que el calor extremo es el asesino silencioso, pero con la ciencia, los datos y las tecnologías actuales, el silencio ya no es excusa. Todas las muertes causadas por el calor extremo son evitables”.

Esas organizaciones estiman que entre 2000 y 2019 se produjeron unas 489 000 muertes relacionadas con el calor cada año, 45 % de ellas en Asia y 36 % en Europa.

A nivel mundial, se reconoce que el diagnóstico y la notificación oficiales de enfermedades, lesiones y muertes relacionadas con el calor están subregistrados.

Ahora se espera que desde los días finales de este julio una ola de calor prolongada y peligrosa con riesgo de calor extremo afecte a más de 20 millones de personas en el sureste de Estados Unidos, según el Servicio Meteorológico Nacional de ese país.

La sensación térmica, que combina temperatura y humedad, estará entre 43 y 46 grados centígrados (°C) o 110-155 grados Farenheit, hasta principios de agosto.

El calor extremo también está afectando a gran parte del norte de África y Oriente Medio, e Irán informa de graves interrupciones en el suministro de electricidad y agua.

La región mediterránea y los Balcanes están sufriendo la tercera ola de calor del verano, lo que ha perturbado las actividades al aire libre, tanto agrícolas como laborales, y ha tenido un gran impacto en la salud.

El calor extremo ha alimentado incendios forestales devastadores, causando víctimas mortales y empeorando la calidad del aire.

Turquía registró un nuevo récord nacional de temperatura de 50,5 °C en Silope (sureste), mientras que en otras localidades las temperaturas rondaron los 50 °C. Chipre registró un récord de temperatura en julio de 44,6 °C.

El calor extremo en Grecia, Italia y España provocó el cierre de atracciones turísticas populares.

Los bomberos en Chipre, Grecia y Turquía luchaban contra los incendios forestales, que obligaron a la gente a huir de sus hogares, se cobraron numerosas vidas -al menos 14- y llenaron el cielo de espesas columnas de humo.

Escandinavia también está sintiendo el calor. Finlandia registró más de 15 días con temperaturas superiores a los 30 °C. Noruega y Suecia también se han visto afectadas por temperaturas anormalmente altas, lo que ha generado advertencias de un riesgo extremo de incendios forestales.

Europa tuvo el junio más caluroso registrado. Las fuertes olas de calor, intensificadas por las altas temperaturas superficiales en el Mediterráneo occidental, provocaron un estrés térmico muy intenso en amplias zonas de Europa occidental y meridional.

A nivel mundial, fue el tercer junio más cálido registrado, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.

Según estimaciones de la OMS y la OMM, la ampliación global de los sistemas de alerta sanitaria por calor solo en 57 países tiene el potencial de salvar unas 98 300 vidas por año.

La mayoría de los estudios de atribución muestran un vínculo claro entre el calor extremo y el cambio climático causado por los gases de efecto invernadero que atrapan el calor.

Esos estudios se dirigen a fortalecer la cooperación internacional para minimizar el impacto del calor mediante políticas económicas y sociales específicas y acciones concretas, incluyendo campañas de concienciación pública.

El reporte de la OMM señala que las áreas críticas son cuatro: cuidar a los vulnerables, proteger a los trabajadores, impulsar la resiliencia de las economías y limitar el aumento de la temperatura global a un promedio de no más de 1,5 °C sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900).

A-E/HM

 

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