ADIS ABEBA – En América Latina y el Caribe hay al menos 34 millones de personas que padecen hambre, aunque la región registra avances en la lucha contra ese flagelo que en todo el mundo castiga a unos 673 millones de sus habitantes, indicó un informe divulgado este martes 29 por agencias de las Naciones Unidas.
El “Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (Sofi) 2025” (Sofi OFI 2025) señala que 8,2 % de la población mundial -unos 673 millones de personas- pasó hambre en 2024, lo que representa una leve mejoría respecto al 8,5 % registrado en 2023.
No obstante, esas cifras aún superan los niveles anteriores a la pandemia covid-19 y, aunque el hambre disminuyó ligeramente a nivel global, sigue aumentando en regiones como África y Asia occidental, con escenarios de conflictos armados.
En ese contexto de desafíos globales persistentes, América Latina y el Caribe aparece como una región que, aunque no exenta de dificultades, ofrece lecciones sobre cómo avanzar hacia una mejor seguridad alimentaria, apunta el estudio.
El Sofi 2025 contrasta el avance regional con los retrocesos observados en otras partes del mundo y atribuye la mejora a políticas públicas más robustas y a inversiones en sistemas alimentarios locales.
En Asia meridional también se registraron progresos: la población subalimentada descendió de 7,9 % en 2022 a 6,7 % en 2024, unos 323 millones de personas.
En cambio, África sigue siendo la región más afectada, con más de 20 % de su población sufriendo hambre en 2024, equivalente a 307 millones de personas.
En Asia occidental, la cifra asciende a 12,7 %, o más de 39 millones. Esas regiones no solo sufren los efectos de conflictos prolongados, sino también los impactos del cambio climático y una inflación alimentaria persistente.
Según proyecciones de las agencias, para 2030 hasta 512 millones de personas podrían estar crónicamente subalimentadas, casi 60 % de ellas en África, lo que pone en riesgo cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (Hambre Cero).
El Sofi 2025 fue presentado en la Segunda Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU en esta capital etíope, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida).
También por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Entre los indicadores de nutrición infantil, el informe resalta algunos avances, entre ellos que la prevalencia del retraso en el crecimiento en menores de cinco años bajó de 26,4 % en 2012 a 23,2 % en 2024.
Sin embargo, otros indicadores como el sobrepeso y la emaciación muestran escasa variación en más de una década.
También se reporta un adelanto importante en la lactancia materna exclusiva, que pasó de 37 % en 2012 a 47,8 % en 2023, un dato especialmente relevante en América Latina, donde numerosos países han implementado campañas masivas de promoción en salud materno-infantil.
Sin embargo, persisten desafíos significativos: la obesidad adulta aumentó de 12,1 % a 15,8 %, y la anemia entre mujeres de 15 a 49 años subió de 27,6 % a 30,7 % entre 2012 y 2023, lo que señala problemas estructurales en el acceso a una dieta balanceada.
El informe subraya las consecuencias de la inflación alimentaria entre 2021 y 2023, impulsada por la pandemia, la guerra en Ucrania y fenómenos climáticos extremos.
En los países de renta baja, la inflación de alimentos llegó a 30 % en mayo de 2023, afectando seriamente a las familias más vulnerables.
El número de personas que no pueden costearse una dieta saludable se ubicó en 2600 millones en 2024 (en una población mundial estimada en 8200 millones de personas), marcando un retroceso con respecto a los 2760 millones de 2019.
Esa mejora fue mejora fue desigual, ya que en los países de bajos ingresos, el número de quienes no pueden pagar una dieta saludable aumentó, de 464 millones a 545 millones de personas.
El Sofi estimó el costo medio mundial de una dieta saludable en 4,46 dólares diarios por persona (fue de 4,30 dólares en 2023 y 4,01 dólares en 2022), medidos en PPA (paridad de poder adquisitivo, que compara el poder de compra de diferentes monedas entre países, ajustando las diferencias en los niveles de precios).
Los líderes de las agencias de la ONU hicieron un llamado urgente a reforzar la cooperación internacional, las inversiones rurales y las políticas sociales.
“El progreso es alentador, pero desigual. Debemos intensificar esfuerzos para garantizar el acceso universal a alimentos seguros y nutritivos”, dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu.
Y la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, advirtió que los recortes presupuestarios podrían revertir los avances logrados: “Sin financiamiento suficiente, millones perderán el acceso a la ayuda alimentaria que necesitan desesperadamente”.
A-E/HM