Conferencia climática en Brasil bajo presión popular y geopolítica

Belém, capital del estado amazónico de Pará, en el norte de Brasil, con sus 1,3 milllones de habitantes y rodeada de aguas y bosques, será la sede de la COP30 del clima en noviembre, con retos urbanos, sociales y geopolíticos. Imagen: Augusto MIranda / Ag Pará

RÍO DE JANEIRO – La sede en la Amazonia y la participación popular alientan esperanzas de avances en la cumbre climática de este año, que tendrá lugar en Brasil, pero la situación política mundial, con guerras y multilateralismo en crisis, conspiran en contra.

La movilización de la sociedad civil distinguirá la 30 Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc), en la norteña ciudad amazónica de Belém, del 10 al 21 de noviembre, de las precedentes en Dubái (2023) y Bakú (2024), que restringieron la presencia y la voz de los ambientalistas.

“Otra gran diferencia es el factor geopolítico internacional muy adverso, creo que el más adverso que ya tuvimos en una conferencia, con guerras en marcha y una nueva empezando (entre Israel e Irán), la falencia del financiamiento climático, un cuadro opuesto a la atmósfera favorable a acuerdos”, evaluó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, una red de 133 organizaciones sociales brasileñas.

En su opinión, tres temas se destacan en la COP30. El primero es el financiamiento de las acciones climáticas en los países en desarrollo, cuya negociación en la COP29, en Bakú, “tuvo un resultado pésimo, horrible”.

De la meta reclamada, 1,3 billones (millones de millones) de dólares anuales hacia 2035, solo se logró 300 000 millones en la capital de Azerbaiyán, y aun así se confía poco en su cumplimiento.

“Otra gran diferencia es el factor geopolítico internacional muy adverso, creo que el más adverso que ya tuvimos en una conferencia, con guerras en marcha y una nueva empezando (entre Israel e Irán), la falencia del financiamiento climático, un cuadro opuesto a la atmósfera favorable a acuerdos”: Marcio Astrini.

Nada apunta a un vuelco en Belém, dijo Astrini a IPS por teléfono desde Bonn, en Alemania, donde se encuentra para una reunión preparatoria de la COP30, que se desarrolla desde el lunes 16 y hasta 26 de junio.

El no gubernamental Instituto Centro de Vida,  del estado de Mato Grosso, considera importante la creación del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, en inglés), una propuesta brasileña lanzada en 2023, para la conservación forestal de 1200 millones de hectáreas en 76 países.

Mato Grosso, en el sureste de la Amazonia, es el estado brasileño que más produce soja y maíz, en gigantescas áreas de monocultivo implantadas tras una extensa deforestación.

Otra cuestión en que sería necesario un avance es la ambición de las metas de los países en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés), los compromisos voluntarios de los gobiernos para afrontar el cambio climático.

Pero son metas que decide cada país, que poca o ninguna influencia pueden sufrir de las presiones de la sociedad o de la presidencia de la COP30, a cargo de Brasil, reconoció Astrini.

Además deben de ser presentadas a la Cmnucc hasta septiembre y pocos países lo hicieron ya, y los que sí lo hicieron les faltó la ambición que la crisis climática requiere, como es el caso brasileño.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, anunciaron en Belém el 24 de febrero las inversiones y obras que preparan la ciudad para acoger a los más de 40 000 participantes en la COP30, del 10 a 21 de noviembre. Imagen: Ricardo Stuckert / PR

Combustibles fósiles

El tercer tema clave en la COP30 para Astrini es definir “una ruta para el fin del uso de los combustibles fósiles, una transición”.

Ese punto, ya en debate desde la COP28 en Dubái, es que puede obtener “algún avance, una resolución positiva” en Belém, espera el activista, al mismo tiempo que reconoce los obstáculos del escenario político internacional.

Brasil mismo es representativo de esas dificultades políticas, aunque haya despertado algún aliento, por acoger la COP30 en Belém, en plena Amazonia, y tener a un presidente progresista, Luiz Inácio Lula da Silva, que adoptó decisiones y declaraciones favorables a la lucha climática, pese a sus ambigüedades.

Lula representó un vuelco en relación a su antecesor, Jair Bolsonaro, de extrema derecha y negacionista climático. El triunfo electoral de Lula en octubre de 2022 devolvió a Brasil un cierto protagonismo en los temas ambientales.

Antes mismo de su toma de posesión el 1 de enero de 2023 participó activamente en la COP28 de Dubái, con promesas de buenas acciones climáticas, y nombró como ministra de Medio Ambiente a Marina Silva, respetada internacionalmente como líder ambientalista y amazónica.

Pero Lula se muestra favorable a la explotación petrolera en la cuenca de la desembocadura del río Amazonas, ante la posible existencia de yacimientos, por ubicarse en la misma región de Guyana y Suriname, nuevos actores en la riqueza petrolera.

Lula y su gobierno ejercen fuerte presión para que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente, la autoridad ambiental, autorice prospecciones en la cuenca, de gran biodiversidad marina, además de vulnerable. El tema genera el aislamiento de la ministra Silva dentro del gobierno

“Licenciar la actividad petrolera en esa cuenca es negativo para la imagen de Brasil y para su pretensión de liderazgo climático”, advirtió Astrini.

Antes que se haya dirimido la cuestión, la Agencia Nacional de Petróleo adjudicó, en una subasta el martes 17 de junio, 19 áreas cercanas a la desembocadura del Amazonas para la explotación de empresas nacionales y extranjeras. Fue la “subasta del fin del mundo”, criticaron organizaciones ambientalistas.

El Ministerio Público (fiscalía) cuestionó la legalidad de las concesiones, antes de una licencia ambiental y de la consulta previa a las comunidades indígenas y ribereñas cercanas que serían afectadas.

Activistas climáticos protestan al final de la COP29, en Bakú, la capital del Azerbaiyán, en noviembre de 2024, contra los acuerdos insuficientes, especialmente em el financiamiento de las acciones climáticas en el mundo en desarrollo. «Horrible», según Marcio Astrini, del brasileño Observatorio del Clima. Los activistas brasileños esperan que la situación no se repita al final de la COP30 de Belém do Pará. Imagen: RS / Fotos Públicas

El liderazgo exige ejemplo

Todo eso afecta los debates y las negociaciones en la COP30. “Quien quiere liderar, como desea Brasil, tiene que dar el ejemplo. Poner más combustibles fósiles en la matriz energética mundial no es ejemplo”, sentenció el secretario del Observatorio del Clima.

Eso vale para todos los países productores de petróleo, pero como Brasil acoge y preside la COP30, la actitud de su gobierno afecta negativamente las negociaciones de la transición energética, principal rubro de la mitigación de la crisis climática.

Pero no se trata solo del gobierno y de sectores empresariales que, además del petróleo, quieren poner en marcha proyectos como ferrocarriles y pavimentación de carreteras en la Amazonia, conocidos vectores de la deforestación, mayor fuente de gases del efecto invernadero en Brasil.

“El Congreso legislativo es el principal problema en la agenda ambiental de Brasil”, por aprobar seguidas legislaciones que están provocando un retroceso en la regulación ambiental. “Si aprueban las propuestas actualmente en debate, será un paquete de destrucción, no sobrará ningún árbol de pie en el país, ningún río limpio”, argumentó Astrini.

La COP30 pondrá eso en tela de juicio, pero el hecho “no cambiará la cabeza de los legisladores”, lamentó.

Canales de aguas residuales en Belém do Pará, uno de los problemas de saneamiento que la ciudad amazónica brasileña busca solucionar antes de la llegada de los miles de participantes en la COP30 de noviembre. Imagen: Mario Osava / IPS

Movilización social

Pero muchos grupos sociales tratan de influir en las resoluciones de la COP30, con movilizaciones. En la misma Belém, barrios pobres se movilizan para discutir temas climáticos y sociales relacionadas a las conferencias mundiales.

Desde 2022, antes que se definiera a Belém como sede de la COP30, tiene lugar en la ciudad de 1,3 millones de habitantes, la “COP de las Bajadas, una conferencia popular”. En la urbe amazónica las Bajadas es el nombre que reciben los barrios pobres, porque en general se establecen en zonas urbanas bajas.

Ser trata de entender la relación de esos grandes eventos globales y sus vidas, según Suanne Barreirinhas, educadora de la biblioteca de la Villa da Barca, la segunda mayor comunidad en palafitos de América Latina, con más de 3000 habitantes, situada a orillas de la bahia de Guajará, cerca del centro belemense.

En relación a la COP30, además de esperar decisiones que mejoren las condiciones de vida local, los pobladores de la Villa da Barca sufren los daños de una obra, el parque lineal de la Doca, el muelle de Guajará, uno de los proyectos urbanísticos con que Belém se prepara para acoger la cumbre climática.

“Desechos y fango de la obra son echados en la villa desde octubre y se anunció una estación de tratamiento del agua residual que no beneficiará a la comunidad pero sería construida dentro de la villa. Es el racismo ambiental”, denunció Barreirinhas.

Mientras trata de resistir a esos proyectos perjudiciales, la Villa da Barca se prepara para acoger del 22 al 24 de agosto una nueva COP de las Bajadas para discutir la COP30 como un momento de decisiones que afectan sus vidas, aunque esas conferencias “no sean muy resolutivas”, concluyó la activista.


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El sector científico también se moviliza para insertarse en las negociaciones climáticas.

Un grupo de 250 científicos de 27 países entregó al presidente de la COP30, el embajador brasileño André Corrêa do Lago, en Bonn el miércoles 18 de junio, una carta para proponer que Brasil y su presidente encabecen “una transición energética justa” para abolir el uso de los combustibles fósiles.

La Universidad Federal de Pará, una de las 13 universidades públicas de la Amazonia, promoverá en su campus de Belém variados encuentros, debates y actos durante la COP30 bajo el tema “Ciencia y voces de la Amazonia”.

ED: EG

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