Cae la inversión extranjera en América Latina

Una explotación de litio en Argentina, país que en 2024 atrajo importantes inversiones en los sectores de energías renovables e infraestructura. En general la inversión extranjera directa retrocedió en todo el mundo, cerca de 11 por ciento por debajo de lo alcanzado en 2023, y la región de América Latina y el Caribe no fue la excepción. Imagen: Shutterstock / Unctad

GINEBRA – El flujo de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe fue de 164 000 millones de dólares en 2024, una caída de 12 por ciento respecto del año precedente, indicó un reporte del organismo de ONU Comercio y el Desarrollo (Unctad) publicado este jueves 19.

La inversión extranjera directa mundial, de 1493 millones de dólares en 2024, cayó 11 %, en su segundo año consecutivo de descenso, lo que confirma la profundización de la desaceleración de los flujos de capital productivo.

El “World Investment Report 2025” de la Unctad dice que el panorama de la inversión en 2024 se vio marcado por tensiones geopolíticas, fragmentación del comercio e intensificación de la competencia en materia de política industrial.

“Esas dinámicas, combinadas con el elevado riesgo financiero y la incertidumbre, están redibujando el mapa de la inversión mundial y erosionando la confianza a largo plazo de los inversores”, indicó el reporte.

En la región latinoamericana la caída fue especialmente pronunciada en América del Sur, con una reducción de las entradas de inversión en economías clave como Argentina, Brasil, Chile y Colombia.

A pesar de que su recepción de inversiones retrocedió ocho por ciento, Brasil sigue siendo el mayor receptor de capital extranjero de la región, reforzado por las inversiones en curso en los sectores de las energías renovables.

En términos generales, en América Latina y el Caribe los responsables políticos se concentraron más en la promoción de la inversión, introduciendo novedosas estrategias de atracción hacia sectores prioritarios como el hidrógeno verde.

En las economías desarrolladas, especialmente en Europa, la inversión se redujo drásticamente. En los países en desarrollo, las entradas parecieron estables en general, pero esto oculta una crisis más profunda.

En muchas economías el capital se está estancando o eludiendo por completo los sectores más importantes, como las infraestructuras, la energía, la tecnología y las industrias que impulsan la creación de empleo.

“Demasiadas economías se están quedando atrás, no por falta de potencial, sino porque el sistema aún canaliza el capital donde es más fácil, no donde más se necesita”, afirmó Rebeca Grynspan, secretaria general de Unctad.

América Central y México experimentaron un modesto crecimiento, con México a la cabeza gracias a las inversiones en los sectores manufacturero y logístico.

El Caribe registró un aumento de 21 % de la inversión extranjera, hasta 3900 millones de dólares, gracias a la estabilidad de las entradas en la República Dominicana.

Las inversiones nuevas (también conocidas en inglés como greenfield), cuando las empresas construyen nuevas operaciones desde cero en el extranjero, aumentaron tanto en número como en valor, impulsadas por proyectos en los sectores del petróleo refinado, la economía digital y las energías renovables.

Argentina y Brasil contribuyeron notablemente a este crecimiento, con la primera experimentando un aumento sustancial debido a una importante inversión en energía.

Las fusiones y adquisiciones transfronterizas cayeron bruscamente en la región. La actividad internacional de financiación de proyectos, crucial para financiar infraestructuras y servicios públicos, siguió cayendo, tanto en volumen como en valor, en la mayor parte de la región.

Sin embargo, el Caribe destacó con un notable aumento en este sentido. Brasil, Chile, Jamaica, Perú y Uruguay fueron destinos clave para la financiación internacional de proyectos, especialmente en energías renovables e infraestructuras.

Importantes empresas internacionales lideran proyectos en ámbitos como los combustibles verdes, el hidrógeno, la energía solar y la extracción de litio. El planteamiento más común para estos proyectos es el modelo de construcción-propiedad-explotación, firmando compromisos de inversión a largo plazo.

“Si alineamos la inversión pública y privada con los objetivos de desarrollo y reforzamos la confianza en el sistema, los mercados nacionales e internacionales aportarán escala, estabilidad y predictibilidad, y la volatilidad de hoy puede convertirse en la oportunidad de mañana”, observó Grynspan.

El informe de este año se publica antes de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4), que se desarrollará en Sevilla (España) del 30 de junio al 3 de julio y en la que líderes mundiales abordarán la brecha cada vez mayor entre los flujos de capital y las necesidades de desarrollo.

A-E/HM

 

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