TIMBÓ / FLORIANÓPOLIS, Brasil – Santa Catarina es el primero y único estado libre de los vertederos de basura a cielo abierto en Brasil. Lo es desde 2014 y ahora 14 de sus municipios buscan liberarse también de los rellenos sanitarios y aprovechar prácticamente todos los residuos sólidos urbanos.
El Consorcio Intermunicipal del Medio Valle del Itajaí (Cimvi) espera procesar en reciclaje, biodigestión y compostaje más de 90 % de la basura, por encima de los países nórdicos de Europa, que con 65 % representan el modelo a seguir, destacó su director ejecutivo, Fernando Tomaselli.
“Es una utopía”, considera el presidente ejecutivo de la Asociación Brasileña de Energía de Residuos (Abren), Yuri Schmitke.
“La meta irrealista compromete el proyecto”, varios países europeos, Japón y Corea del Sur ya eliminaron los rellenos sanitarios -las áreas para la disposición final de los residuos sólidos-, pero recurren a la incineración para generar energía con la basura no reciclable, acotó.
“Tenemos 36 rellenos sanitarios en el estado, solo tres públicos, los demás son privados y hay poco interés en cambiar el sistema, porque quien domina el relleno domina también el servicio de recolección de la basura”: Fernando Tomaselli.
El Cimvi descarta esa alternativa, su meta es ampliar el reciclaje y la economía circular de los residuos a una proporción inédita. “Nuestra obsesión es aprovechar todo, probar que la basura no existe”, afirmó Tomaselli.
Pero el reciclaje tiene límites. En Europa, tras muchos intentos y avances, alcanza 25 % de la basura como promedio y 32 % en el caso excepcional de Alemania. Además 19 % de los desechos aún va a los rellenos sanitarios, según los datos de Abren, que promovió su sexto congreso anual en Florianópolis, capital de Santa Catarina, el 5 y 6 de junio.
El Cimvi nació en 1998, con solo cinco municipios participantes, para manejar de forma conjunta varias cuestiones, pero no aún la basura. Alcanzó su composición actual de 14 municipios en 2017 tras asumir la gestión del relleno sanitario en 2016, antes a cargo de las autoridades de agua y alcantarillado.
Su sede se instaló en Timbó, una ciudad de 46 099 habitantes, según el censo nacional de 2022. En total los 14 municipios sumaban 283 594 habitantes ese año, siendo el más poblado Indaial, con 71 549 personas.

Relleno y reciclaje
El relleno sanitario recibe basura de otras cinco ciudades “asociadas”, además de las 14 del consorcio, con un total de entre 5000 y 7000 toneladas mensuales. Campañas de educación ambiental en las escuelas, en las empresas y calles ampliaron gradualmente la recolección selectiva de los residuos.
Se popularizaron y se diseminaron los sacos amarillos en que la población pone los residuos reciclables que, recolectados por las alcaldías, son llevados al Centro de Valorización de Residuos (CVR I) en la sede del Cimvi, en las afueras de Timbó.
“Hoy recuperamos de 20 a 22 % de los residuos reciclables, contra un promedio brasileño de 2 %. Queremos alcanzar 27 %”, dijo Tomaselli a IPS.
“Recibimos un promedio de 60 toneladas diarias y trabajamos 24 horas al día, en tres turnos, de lunes a lunes”, apuntó Rosane Valério, presidenta de la Cooperativa Medio Vale, contratada para separar y destinar los residuos a las empresas compradoras, en el CVR I, donde se emplea a 87 recicladores.
La cooperativa tiene otra unidad para procesar residuos de otras dos ciudades cercanas, Ituporanga y Aurora, que suman 33 300 habitantes.
“Del material recibido, aún descartamos 30 % que viene mezclado o sucio de restos de comida, a veces sangre que atrae mosquitos, vidrios y otros objetos peligrosos como jeringas y medicamentos, que generan dificultades mayores para el reciclaje”, explicó Valério.

Termoplástico
Lamentó que “no sabemos la procedencia, falta conciencia de los pobladores en el descarte correcto”. De todas formas, la mitad de ese 30 % de desechos descartado se puede destinar a la producción del termoplástico, un material duro como hormigón con que se hace bancos para las plazas, aceras, pavimentos y paredes.
La cooperativa ya opera una planta piloto, con producción experimental aún sin venta externa. “Las alcaldías constituyen el mercado inicial para las placas de termoplástico, así como para el abono del compostaje”, confía Tomaselli.
El presidente de Abren, Schmitke, es escéptico. Los municipios consorciados tienen una demanda limitada, insuficiente, y la población no confía en productos hecho de basura, argumentó.

Pero el termoplástico se conoce hace cuatro décadas y ahora hay equipos que facilitan su producción a elevada temperatura, de 160 grados centígrados, y como insumo basta la mitad de plástico que se adiciona a otros residuos, como los textiles, contrarresta el director de Cimvi.
El aprovechamiento de la basura local dará un salto con la inauguración del CVR II, que se espera para comienzos de 2026 y aprovechará gran parte de los residuos orgánicos para la producción de biogás y biofertilizantes. Otra parte irá al compostaje.
“La meta es aprovechar 100 % o que sea 98 %”, para lo que hay que buscar alternativas para los desechos, la “basura común” para la cual aún no hay formas de reciclar, sostuvo.

Cuellos de botella
Un escollo es la recolección selectiva, que necesita ser perfeccionada. “En Milán, en Italia, se separa en el origen a cinco tipos de basura, sea alimentos, plásticos, papel, metales o vidrios, acá todo es más difícil porque se mezcla todo”, señaló Tomaselli.
Por eso la prioridad que concede el Cimvi a la educación ambiental, por medio de varias campañas como el “Vale reciclar”, el de turismo sostenible en que se destaca las bellezas del llamado “Valle europeo”, que comprende otros municipios además de los 14 consorciados.
Para eso también se creó el Parque Girasol, un complejo turístico que comprende el relleno sanitario, las instalaciones del Cimvi y el bosque aledaño, con senderos para paseos, apuntó Jaqueline Wagenknetht, asesora de educación ambiental.
Concursos de diseño y poesía entre los estudiantes locales buscan valorar el valle, denominado europeo porque en su población hay muchos inmigrantes, especialmente alemanes, italianos y polacos.
Se eligió el nombre Girasol para el parque, por tratarse de una flor que además de la belleza simboliza la sostenibilidad, como fuente de aceite y biocombustible, explicó la asesora.

El Cimvi se beneficia de las experiencias de São Bento do Sul, un municipio de 83 277 habitantes, 120 kilómetros al norte de Timbó, que se adelantó con un programa similar en que se busca valorizar 100 % de los residuos.
Un proceso de deshidratación de la parte orgánica permite un mejor aprovechamiento de los residuos, explicó Jacó Phoren, consultor de la empresa 100lixo, que actúa en el proyecto, durante su intervención en el congreso de Abren el 6 de junio.
El fomento de nuevas empresas que generen soluciones para la industria de residuos es otro foco del Cimvi, dijo Tomaselli.
En Curitibanos, una ciudad a 185 kilómetros al sudoeste de Timbó, de 40 045 habitantes, la empresa Inventus Ambiental, cree haber inventado un equipo que facilitará la separación de la basura, para su mejor recuperación energética o reciclaje, reduciendo los desechos que agrandan los rellenos.
Su proyecto piloto va a ser inaugurado dentro de algunos meses y se basa en el uso del calor a 90 grados para tratar el material orgánico, informó Dirnei Ferri, director de la empresa.
Santa Catarina ya eliminó los vertederos a cielo abierto, aunque no se sabe si todos fueron saneados. Ahora se trata de “romper la trinchera de los rellenos sanitarios”, convocó Tomaselli.
“Tenemos 36 rellenos sanitarios en el estado, solo tres públicos, los demás son privados y hay poco interés en cambiar el sistema, porque quien domina el relleno domina también el servicio de recolección de la basura”, concluyó.
ED: EG