La esperanza de vida se ha reducido en el mundo

La esperanza de vida se ha reducido en el mundo 1,8 años, revertiendo décadas de avances, asegura en un estudio la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un paciente recibe una dosis de vacuna contra la covid-19 en un centro de salud en India. La pandemia que asoló a todas las regiones del planeta durante más de dos años ha sido la principal causa de un retroceso en la esperanza de vida en todo el mundo, de acuerdo con el más reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud. Imagen: Gaurav Menghaney

GINEBRA – La esperanza de vida mundial se ha reducido 1,8 años, revirtiendo décadas de avances, debido principalmente a la covid-19 y a una ralentización en los progresos, ya observada antes de la pandemia, de acuerdo con un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgado este jueves 15.

Entre los años 2000 y 2019, en el mundo la esperanza de vida al nacer aumentó 6,3 años, de 66,8 a 73,1 años. Los hombres aumentaron 6,2 años (de 64,4 a 70,6 años) y las mujeres 6,5 (de 69,2 a 75,7 años) durante ese período.

Hubo diferencias regionales importantes, pues la esperanza de vida llegó a 78,1 años en Europa (75 años los hombres, 81,1 las mujeres); a 77,1 años en toda América (74,4 los hombres y 79,7 las mujeres), mientras que en África alcanzó apenas a 64,2 años (62,2 los hombres y 66,1 años las mujeres).

Sin embargo, ese progreso sufrió un importante revés cuando la covid causó estragos en todo el mundo: la esperanza de vida global al nacer se redujo a 62,8 años en 2020 (regresando al nivel de 2016) y a 61,9 años en 2021 (regresando al nivel de 2012).

De ese modo, al cierre del año 2021 la esperanza de vida al nacer en Europa había bajado a 73,3 años ara los hombres y a 79,3 para las mujeres; en América, 71,1 años para los hombres y 77,3 para las mujeres, y en África 61,7 para los hombres y 65,4 años para las mujeres.

El “Informe sobre las estadísticas sanitarias en el mundo 2025” de la OMS revela esas y otras repercusiones causadas por la pandemia en la pérdida de vidas, la longevidad, la salud y el bienestar generales, y advierte de que los progresos están amenazados, por lo que es necesaria una acción mundial urgente.

Los avances sanitarios son desiguales, a pesar de que 1400 millones más de personas (de los 8200 millones de población mundial) viven de forma saludable, pues solo 431 millones más han obtenido acceso a los servicios sanitarios esenciales sin pasar apuros económicos.

Y la mortalidad materna e infantil no disminuye con la rapidez suficiente para alcanzar los objetivos mundiales.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, observó que “detrás de cada dato hay una persona: un niño que no llega a cumplir cinco años, una madre que pierde a su hijo en el parto, una vida truncada por una enfermedad prevenible”.

«Son tragedias evitables. Señalan deficiencias críticas en el acceso, la protección y la inversión, especialmente para las mujeres y las niñas. El progreso sanitario se está ralentizando. Todos los gobiernos tienen la responsabilidad de actuar, con urgencia, compromiso y rendición de cuentas ante las personas a las que sirven”, afirmó.

El informe registra que la causa de la mayoría de las muertes de personas menores de 70 años en todo el mundo son enfermedades no transmisibles, como los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer, que van en aumento, impulsadas por el crecimiento y el envejecimiento de la población.

A ese respecto subraya que los avances han sido posibles allí donde los gobiernos y la sociedad civil se han comprometido a actuar: el consumo de tabaco está disminuyendo, y el consumo mundial de alcohol se redujo.

Pero la contaminación atmosférica sigue siendo una de las principales causas de muerte evitable en todo el mundo, y el impacto de la mala salud mental sigue frenando el progreso.

En cuanto a enfermedades infecciosas hay progresos desiguales. Las tasas de incidencia del VIH y la tuberculosis están disminuyendo, y menos personas necesitan tratamiento para las enfermedades tropicales desatendidas, pero la malaria ha resurgido desde 2015.

En 2023, la cobertura de la vacunación infantil, incluida la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, la tos ferina y el tétanos, no había vuelto a los niveles anteriores a la pandemia.

Muchos países también se están quedando rezagados a la hora de abordar los riesgos sanitarios fundamentales, como la malnutrición, la contaminación atmosférica y las condiciones de vida inseguras.

Subraya el informe que las recientes interrupciones de la ayuda internacional -cono la decidida por Estados Unidos, que además anunció su retiro de la OMS-  amenazan con desestabilizar aún más los progresos, sobre todo en los países con mayores necesidades sanitarias.

Se necesita urgentemente una financiación sostenida y previsible para proteger los logros conseguidos con tanto esfuerzo y responder a las crecientes amenazas, afirma la OMS.

“Este informe muestra que el mundo está suspendiendo su chequeo sanitario. Pero los países han demostrado que es posible avanzar rápidamente», dijo Samira Asma, subdirectora general de la OMS para Datos, Análisis y Prestación de Servicios.

A-E/HM

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