GINEBRA – La incertidumbre causada por las tensiones geopolíticas y comerciales en los primeros meses de 2025 llevará a la creación de 53 millones de empleos este año en lugar de los 60 millones previstos al cierre de 2024, advirtió en un nuevo reporte la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Gilbert Houngbo, director general de la OIT, advirtió de que “si continúan las tensiones geopolíticas y las perturbaciones comerciales, y si no abordamos cuestiones fundamentales que están transformando el mundo del trabajo, habrá efectos negativos en cadena en los mercados laborales de todo el mundo”.
Los siete millones de puestos de trabajo que faltarán en la oferta mundial suponen un crecimiento del empleo de 1,5 %, en lugar del 1,7 % antes previsto, calculado después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja el crecimiento de la economía mundial este año, de 2,8 a 2,3 %.
El año pasado la OIT estimaba en 3690 millones de personas la fuerza laboral del mundo, con 402 millones que no tenían trabajo pero deseaban trabajar. De ellos, 183 millones se consideraban desempleadas, al cumplir con los dos criterios técnicos: estar disponibles con poca antelación y buscar activamente trabajo.
Para 2025, la OIT estima que la región donde crecerá menos el empleo será Europa y Asia Central (0,6 %), seguida de América (1,2 %, frente a 1,8 % previsto en análisis del año pasado), y en Asia-Pacífico se espera un aumento del 1,7 % en vez de 1,9 %.
El informe destaca que, en un contexto de tensiones en el comercio de Estados Unidos con sus principales socios comerciales, unos 84 millones de trabajadores en 71 economías están vinculados directa o indirectamente a las cadenas de producción destinadas a satisfacer la demanda estadounidense.
Esos trabajadores, su estabilidad, ingresos y perspectivas de crecimiento pueden ser especialmente afectados por la guerra de aranceles desatada por la nueva administración estadounidense del presidente Donald Trump.
La mayor parte de esos empleos, 55,9 millones, está en la región Asia-Pacífico, pero en términos relativos los países más afectados podrían ser Canadá y México, los vecinos de Estados Unidos donde 17,1 % del empleo nacional, 13,3 millones de trabajadores, está ligado al consumo de la economía estadounidense.
En Europa, 10,1 millones de trabajadores, 2,7 % del total, están ligados a la producción para el mercado estadounidense, según el reporte de la OIT.
El informe también muestra dos tendencias preocupantes, sobre ingresos e informalidad. La proporción del producto interno bruto (PIB) que va a los trabajadores cayó a nivel mundial de 53 % en 2014 a 52,4 % en 2024.
África y América experimentaron los mayores descensos, lo cual ejerce una creciente presión sobre la desigualdad, y pone de manifiesto una desconexión entre el crecimiento económico y la remuneración de los trabajadores.
En ese mismo período la informalidad en el empleo pasó de 57,5 a 57,8 %, y es muy alta en África (85,3 %) y en Asia Pacífico (65,9 %). En los Estados árabes es de 46,5 %, en América de 34,5 % (47,6 % en América Latina), y en Europa de 12 %.
Por otra parte, la OIT señala un desplazamiento del empleo hacia trabajos de alta cualificación, y que las mujeres lideran esta tendencia.
Entre 2013 y 2023, la proporción de mujeres empleadas en ocupaciones de alta cualificación aumentó de 21,2 a 23,2 %, mientras que la proporción de hombres en ocupaciones de alta cualificación se situaba en torno a 18 % en 2023.
Sin embargo, persiste la segregación ocupacional, ya que las mujeres están infrarrepresentadas en sectores como la construcción, y sobrerrepresentadas en funciones administrativas y asistenciales.
El nivel educativo sigue aumentando en todo el mundo, pero el mercado laboral sigue caracterizándose por importantes desajustes educativos. En 2022, solo 47,7 % de los trabajadores tenían cualificaciones que se ajustaban adecuadamente a los requisitos de su puesto de trabajo.
El informe señala que casi uno de cada cuatro trabajadores puede ver transformado su puesto de trabajo por la inteligencia artificial (IA) generativa.
Eso refleja el potencial de automatización de las tareas actuales, lo cual no significa necesariamente la automatización total del trabajo, ya que las funciones pueden evolucionar y complementarse con las tecnologías, indica el reporte.
La parte del empleo que está expuesta a esa tecnología (IA) es mayor entre las mujeres que entre los hombres, y aumenta con los niveles de renta de los países.
Houngbo consideró que “las conclusiones de este informe son alarmantes, pero también pueden servir como hoja de ruta para la creación de empleos decentes”.
La diferencia podría alcanzarse “fortaleciendo la protección social, invirtiendo en el desarrollo de competencias, promoviendo el diálogo social y construyendo mercados laborales inclusivos para garantizar que el cambio tecnológico beneficie a todos”, concluyó.
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