Hiladoras solares ayudan a mujeres de India a ahorrar tiempo y aumentar ingresos

En Megalaya, un estado del noreste de India, la cría de gusanos de seda y el tejido son actividades comunes en las zonas rurales. Ahí, en el distrito de Ri Bhoi, es una de las zonas donde la cultura del eri, el artesanal tejido de hilos de seda, está profundamente arraigada y varias mujeres han pasado a utilizar máquinas hiladoras impulsadas por energía solar para producir sus coloridos hilos.

RI BHOI, India – La luz entra por la pequeña ventana de una casa modesta con techo de chapa, Mientras, Philim Makri está sentada en una silla hilando hábilmente la fibra extraída de capullos de seda eri con la ayuda de una máquina hiladora solar en el pueblo de Warmawsaw, en el distrito de Ri Bhoi, en el noreste de India.

Makri pertenece a la tribu indígena khasi que habita en el estado nororiental de Megalaya y es una de las tantas mujeres de la región que se ha beneficiado con el uso de estas máquinas impulsadas por energía fotovoltáica.

En estados del noreste de India como Assam y Megalaya, la cría de gusanos de seda eri y el tejido con su seda especial son prácticas habituales entre muchas comunidades rurales y tribales. El distrito de Ri Bhoi, donde vive Makri, es una de las zonas donde la cultura del eri se transmite de generación en generación.

El hilado y tejido de la seda eri suele ser realizado por mujeres. Antes de adoptar las máquinas solares en 2018, Makri utilizaba el tradicional takli o huso manual. Abría los capullos vacíos de seda, separaba las fibras a mano y las hilaba en el huso para obtener hilo.

Este proceso era sumamente agotador, comenta Makri, de 60 años. Le dejaba dolores constantes en las manos, la espalda, el cuello y los ojos.

El proceso del hilado de seda

Los hilos eri reciben su nombre de las hojas de ricino —conocidas localmente como rynda en idioma khasi—, que son el principal alimento de los gusanos que sirven para el tejido tradicional. Como este proceso es considerado no violento, ecológico y sostenible, el eri se ha ganado el apodo de “seda de la paz”.

Jacinta Maslai, de 38 años y residente en el pueblo de Patharkhmah en el mismo distrito, ha hilado capullos de eri durante años.

Explica que una polilla de eri pone cientos de huevos, que eclosionan aproximadamente a los 10 días. Las larvas se crían en interiores y se alimentan de hojas de ricino hasta alcanzar su tamaño adulto, en un periodo de 30 días.

Una vez maduros, se colocan en estructuras llamadas cocoonages, que los ayudan a formar sus capullos. Luego, las polillas emergen rompiendo el capullo por un extremo para iniciar un nuevo ciclo de vida.

En este proceso, no se sacrifica a ningún insecto. Los capullos vacíos se hierven para eliminar las sustancias que dejan los gusanos, se enjuagan y se dejan secar al sol.

Según Maslai, la mejor época para llevar a cabo este proceso es entre mayo y octubre. “Cuando hace mucho frío o calor, los gusanos no crecen bien porque comen menos. Si no se alimentan bien, no logran formar bien el capullo”, comenta.

Transición a las máquinas hiladoras solares

Durante años, las hilanderas artesanas utilizaron sus husos tradicionales para hilar los capullos de eri. Sin embargo, muchas, como Maslai y Makri, han adoptado las máquinas solares, que según ellas les han facilitado mucho la vida.

Desde que usa la hiladora solar, Maslai dice que puede hilar hasta 500 gramos de hilo por semana. “A veces incluso se puede llegar a un kilo, pero muchas tenemos que ocuparnos de los hijos y de la granja, así que lo normal es medio kilo”, señala. Antes, con el huso tradicional, no llegaban ni a un kilo al mes.

“Las máquinas ayudan mucho. Con nuestras manos, no podíamos hacer tanto”, resalta.

En el mercado de Patharkhmah, Maslai vende un kilo de hilo por 2500 rupias, unos 29 dólares.

Makri, considerada una experta en hilado de eri, ha llegado a vender un kilo por 3000 rupias, unos 35 dólares. “El kilo de menor calidad se vende por unas 1200 o 1500 rupias. A veces la diferencia está en la suavidad del hilo”, explica.

Otro beneficio de las hiladoras solares es que han mejorado su calidad de vida, ya que en sus pueblos suelen pasar todo el día sin electricidad, comenta Maslai. Por las mañanas suelen ir a trabajar al campo, y es por las tardes cuando pueden sentarse a hilar.

“Las máquinas tienen baterías solares de respaldo, así que podemos trabajar de noche. También son útiles en temporada de lluvias, cuando hay muchas nubes y los paneles no reciben suficiente sol”, cuenta. “Yo hilo mucho por las noches, después de cocinar. Es cuando mis hijos ya están dormidos”, detalla.

Las máquinas han sido distribuidas por la Fundación Socioeconómica MOSONiE, una organización sin fines de lucro dirigida íntegramente por mujeres y con sede en Pillangkata, otra localidad del distrito de Ri Bhoi.

“Nuestra visión es aumentar la productividad de las hilanderas de seda eri mediante el acceso a máquinas solares. También queremos ofrecer opciones financieras para que puedan adquirirlas, conectándolas con bancos rurales. La idea es capacitarlas en el uso de las máquinas y fomentar el emprendimiento entre las artesanas”, explica Salome Savitri, una de las cofundadoras de MOSONiE.

Muchas mujeres rurales, señala Savitri, no pueden pagar las máquinas al contado. Ahí entra MOSONiE, que actúa como intermediaria entre el Banco Rural de Megalaya (MRB) y las artesanas. Por ejemplo, Maslai obtuvo un préstamo del MRB para comprar su máquina solar de hilar, que pagó en un año.

Maslai recuerda que, tras recibir la capacitación de MOSONiE, tardó unos tres días en adaptarse de su huso manual tradicional a la máquina. “Ahora ya no usamos el método tradicional”, dice.

Makri, con más experiencia, también enseña a otras mujeres del pueblo a usar las máquinas solares. Por lo general, quienes aprenden con ella le pagan entre por día 50 y 100 rupias (entre 60 centavos ya 1,15 dólares). Ha recibido premios por su trabajo del Ministerio de Textiles de India, la Junta Central de la Seda y los premios nacionales de tejido a mano.

Upasna Jain, jefa de personal de Resham Sutra -una empresa social con sede en Nueva Delhi que fabrica estas máquinas- señala que organizaciones como MOSONiE, su socia local en Megalaya, les ayudan a instalar centros de experiencia en zonas rurales.

“Tenemos socios en terreno que movilizan, concientizan, hacen demostraciones y forman. En estos centros también hay máquinas para certificar la calidad del hilo. La formación suele durar de tres a cinco días y contamos con líderes comunitarios, porque incluso después del entrenamiento, se necesita acompañamiento”, explica Jain.

De los 28 estados de India, Resham Sutra ya ha llegado a 16. “Trabajamos con seda eri, morera, tussar y muga”, comenta Jain. Desde su inicio en 2015, la iniciativa ha instalado más de 25 000 máquinas en todo el país.

“El fundador, Kunal Vaid, era exportador de seda y ropa de hogar, y obtenía su seda de Jharkhand, donde vio el método tradicional de hilado con el muslo. Como ingeniero mecánico especializado en diseño industrial, por hobby creó una hiladora, que luego se transformó en un negocio social a tiempo completo”.

Jain agrega: “También pasó de ser exportador a emprendedor social”. Además de hiladoras, Resham Sutra fabrica telares solares.

Gracias al uso de energía solar, su objetivo es avanzar hacia la neutralidad de carbono en la industria de la seda.

“Nuestras máquinas funcionan con energía solar, ahorran emisiones de dióxido de carbono, funcionan con bajo voltaje y son eficientes energéticamente. En lugares con buena luz solar, son una excelente solución, sobre todo en zonas remotas con electricidad inestable”, concluye Jain.

Aunque tanto Makri como Maslai están contentas con sus máquinas, dicen que contar con más espacio para expandir sus talleres les ayudaría mucho.

Makri quiere construir una habitación adicional para guardar sus máquinas y enseñar a otras personas. Maslai, que vive en una casa de dos cuartos, apenas tiene espacio para enseñar, pero aun así transmite su oficio a chicas y chicos interesados. “Cuando estoy enseñando, ellos cuidan de mis hijos como muestra de agradecimiento”, detalla.

T: GM / ED: EG

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