Transición energética puede beneficiarse de cambios en el clima

La planta solar de Paradise Park, en Jamaica, que como el resto del Caribe es blanco recurrente de fenómenos extremos como los huracanes. Sin embargo, nuevos estudios destacan que los cambios en el clima que incluyen lluvias, sequías o aumento de la radiación solar pueden aprovecharse en la planificación y gestión de la oferta y demanda de energías renovables. Imagen: Eiffage

GINEBRA – Los cambios en el clima, con vientos más fuertes, lluvias prolongadas o mayor radiación solar, pueden aprovecharse en la planificación y gestión de las energías renovables, planteó un informe divulgado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Los pronósticos climáticos estacionales “permiten a las partes interesadas anticipar las fluctuaciones de la oferta y la demanda, optimizar las operaciones de la red y mejorar la resiliencia del sistema energético”, indicó el reporte.

“También permiten una mejor preparación para los fenómenos meteorológicos extremos, lo que garantiza la seguridad energética y minimiza las interrupciones”, según el análisis hecho junto a la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) y el servicio europeo de cambio climático Copernicus.

El análisis comienza por establecer que, dado que la variabilidad climática natural afecta a las energías renovables, la información sobre el clima es vital para planificar la oferta y demanda de electricidad, y el desarrollo futuro de la infraestructura y la gestión de los servicios.

“Las soluciones energéticas diversificadas e informadas sobre el clima son esenciales si el mundo quiere cumplir los objetivos de triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030”, una de las metas contempladas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La influencia del clima, menciona el documento, se manifiesta por ejemplo en la generación de energía eólica en regiones que experimentan cambios de condiciones por los fenómenos El Niño y La Niña, corrientes de vientos más cálidos o fríos -alternándose las temporadas- sobre el océano Pacífico ecuatorial.

También cuando se registran en distintas regiones condiciones más secas que la media, o precipitaciones fluctuantes, que influyen sobre el potencial de generación de energía hidroeléctrica. La  influencia es directa sobre la oferta y la demanda.

Pero “estos desafíos también presentan oportunidades sin precedentes”, escribieron en la presentación del informe Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, Francisco Camera, director general de Irena, y Carlo Buontempo, director del servicio de cambio climático en Copernicus.

“La integración de los conocimientos sobre el clima en la planificación energética produce una generación de energía más fiable, ayuda a anticipar los picos estacionales de demanda y fortalece la adaptabilidad del desarrollo futuro de la infraestructura”, asentaron.

El informe analiza el año 2023, durante el cual se produjo una transición de un fenómeno de La Niña a El Niño que afectó a variables climáticas clave para el sector energético, como la velocidad del viento, la radiación solar, las precipitaciones y la temperatura.

También fue el año más cálido registrado, hasta que este récord se volvió a batir en 2024.

Los principales indicadores energéticos (energía eólica, solar, hidroeléctrica y demanda energética) mostraron una variabilidad geográfica significativa en 2023 en comparación con el promedio climático de largo plazo (1991-2020).

Debido a las condiciones más secas y cálidas de El Niño, América del Sur experimentó un aumento de 3,9 % en el factor de capacidad solar fotovoltaica, lo que llevó a una generación adicional estimada de 3,5 teravatios (TWh/año) de la capacidad instalada en la región.

De manera similar, Asia oriental registró una anomalía positiva de 4,1 % en energía eólica, generando aproximadamente 45 teravatios.

El informe insiste en que la recopilación y el intercambio de datos energéticos exhaustivos son vitales para avanzar en la comprensión de los impactos de la variabilidad climática en la oferta y la demanda de energía.

La colaboración regional y las soluciones localizadas también desempeñarán un papel clave a la hora de equilibrar la dinámica de la oferta y la demanda, optimizar los flujos energéticos transfronterizos y construir infraestructuras energéticas resilientes, añadió el documento.

A-E/HM

 

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