MÉXICO – Las autoridades de México no están investigando adecuadamente el alto número de homicidios en el país, cometidos en su mayoría por grupos del crimen organizado, señaló la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado este miércoles 19.
El informe de 187 páginas, “Doble injusticia: Las falencias del sistema de justicia penal de México en la investigación de homicidios”, examina razones de los que considera pobres resultados del sistema de justicia penal en esas investigaciones, e identifica formas de mejorar el acceso a la justicia para las víctimas.
HRW expuso que la mayoría de las investigaciones por homicidio doloso abiertas por las fiscalías estatales en México nunca avanzan más allá de las etapas iniciales de la investigación y a menudo se cierran o se archivan sin ejercer ninguna acción penal.
Entre 2010 y 2022, las fiscalías estatales abrieron alrededor de 300 000 investigaciones por homicidio doloso, pero solo identificaron formalmente a un sospechoso e iniciaron un proceso penal en unos 51 000 caso (17 %).
Juanita Goebertus, directora de la división América en HRW, dijo que “militarizar la seguridad pública, socavar las garantías de debido proceso y politizar la justicia no han logrado que los mexicanos estén más seguros, ni han mejorado los pésimos resultados del sistema de justicia penal”.
“En lugar de insistir con estas políticas fallidas, la presidenta Claudia Sheinbaum -en el cargo desde octubre de 2024- debería abordar el problema central del sistema de justicia penal de México: las prácticas investigativas ineficaces y abusivas de las fiscalías”, planteó Goebertus.
HRW entrevistó a cerca de 150 fiscales y policías de investigación de fiscalías estatales, asesores jurídicos de comisiones estatales de víctimas y otros operadores y expertos en el sistema de justicia penal mexicano, en 11 estados y en su mayoría entre enero de 2023 y febrero de 2024, para nutrir su informe.
Indica que también analizó estadísticas públicas sobre el sistema de justicia y presentó unas 300 solicitudes de información a las autoridades estatales y federales.
Su informe señala que México ha sufrido tasas de homicidio extremadamente altas durante casi dos décadas. En 2023, en ese país con una población de 129 millones de personas, la tasa de homicidios fue de casi 25 homicidios por cada 100 000 habitantes, una de las más altas del mundo.
Fiscales y analistas independientes estiman que la mayoría de los homicidios son el resultado de conflictos entre y dentro de los grupos del crimen organizado que luchan por el control del tráfico de drogas y otros negocios ilícitos.
La gran mayoría de los homicidios se cometen con armas de fuego, que en la mayoría de los casos provienen de Estados Unidos.
HRW sostiene que los problemas sistémicos que socavan las investigaciones incluyen la elevada carga de trabajo, los recursos y formación insuficientes, una coordinación ineficaz entre las autoridades, y una falta de lineamientos claros sobre cómo priorizar los casos.
Muchas personas entrevistadas describieron casos en los que las autoridades esperaron meses o años para llevar a cabo los actos de investigación o solo lo hicieron en respuesta a atención mediática negativa o a presiones de los familiares de las víctimas.
Cuando los familiares de las víctimas intentan colaborar con las investigaciones, a menudo enfrentan estigmatización, corrupción y abandono. Las autoridades suelen suponer que las víctimas de homicidio estaban implicadas en actividades delictivas o de alto riesgo.
Muchos familiares de víctimas y sus asesores jurídicos dijeron que las autoridades culparon a las víctimas por sus muertes o exigieron sobornos para investigar.
Muchas personas son reacias a cooperar con las autoridades por temor a represalias. Pero las autoridades rara vez proporcionan una protección eficaz.
Según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 40 % de las personas encarceladas por cargos de homicidio desde 2016 afirman que las autoridades las habían golpeado o torturado para tratar de presionarlas a declararse culpables o a aceptar una versión falsa de los hechos.
La falta de independencia judicial en muchos sistemas de justicia estatales agrava este problema, ya que muchos jueces sufren presiones políticas para que emitan fallos favorables a los fiscales y al gobierno.
En los últimos años, los esfuerzos de las autoridades para reducir la violencia criminal se han centrado en gran medida en militarizar la seguridad pública, socavar las garantías procesales y politizar la forma de nombrar a los jueces.
“Estas estrategias dan lugar a graves violaciones de derechos humanos y no han sido eficaces para mejorar la seguridad pública o frenar el poder de los grupos criminales”, asentó el documento de HRW.
Entre las propuestas, HRW dice que las autoridades mexicanas deberían adoptar medidas urgentes para garantizar que las fiscalías lleven a cabo investigaciones de homicidios exhaustivas, imparciales y respetuosas de los derechos humanos.
Para ello se requieren planes estratégicos de persecución penal, centrados en esfuerzos por desmantelar a los grupos criminales responsables de los homicidios, y garantizar normas claras y objetivas para la contratación, ascenso y destitución del personal en los servicios profesionales de carrera.
Las autoridades estatales y federales deberían garantizar que las comisiones de víctimas cuenten con el personal y los recursos necesarios para representar eficazmente a las familias de las víctimas, y crear urgentemente mecanismos de protección eficaces para ellas.
Finalmente, HRW considera que Estados Unidos debería dar prioridad a los programas de cooperación internacional destinados a apoyar la profesionalización de las agencias de seguridad y justicia en México, y lamentó por ello el retiro de programas de ayuda recientemente dispuestos por Washington.
“Suspender la financiación de programas destinados a la profesionalización de las agencias de seguridad y justicia en México es una medida contraproducente para el objetivo de desmantelar a las organizaciones criminales”, concluyó Goebertus.
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