BRATISLAVA – A medida que comienzan a sentirse en todo el mundo los efectos de la decisión de Estados Unidos de congelar la ayuda exterior, organizaciones en Europa del Este y Asia Central (Eeca) advierten que años de trabajo en áreas clave, desde la prestación de atención médica vital hasta la defensa de los derechos humanos y el fortalecimiento de la democracia, podrían desmoronarse.
En muchos países de la región, la ayuda extranjera es esencial para el funcionamiento de gran parte de la sociedad civil y para las actividades que llevan a cabo las oenegés y otros grupos y parte importante ha dependido hasta ahora de la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda Intrernacional (Usaid).
Sin embargo, desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el 20 de enero una orden ejecutiva congelando la ayuda exterior por 90 días, seguida de otra sobre el «cese de actividades» de la Usaid cuatro días después, algunas organizaciones han tenido que cerrar parcial o totalmente sus operaciones, con consecuencias potencialmente devastadoras.
Uno de los sectores más afectados es la lucha contra el VIH/sida.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado en 2024, solo la mitad de los 2,1 millones de personas que viven con VIH en la región de Eeca tienen acceso a tratamiento y apenas 42 % ha logrado una carga viral suprimida, el porcentaje más bajo del mundo.
En 2023, se registraron 140 000 nuevos casos de infección por VIH en la región.
El financiamiento estadounidense ha sido clave en la respuesta al VIH en la Eeca, a través del Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del Sida (Pepfar, en inglés) y la Usaid.
De acuerdo con Onusida, el programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, estos fondos han permitido financiar programas comunitarios de prevención del virus de inmunodeficiencia humana.
También ha facilitado el financimiento del suministro de la terapia antirretroviral (TAR), el desarrollo de infraestructura de laboratorios y diagnóstico, así como la capacitación de personal sanitario.
Además, han sido fundamentales en los programas de prevención y reducción de daños dirigidos a poblaciones clave.
Esto es crucial en una región donde 94 % de los nuevos casos de VIH ocurren entre poblaciones cvulnerables y sus parejas.
Si bien la ayuda de Estados Unidos no es la principal fuente de financiamiento para los programas de VIH en algunos países de la región, en otros resulta indispensable.
En Ucrania, que tiene la segunda peor epidemia de VIH en Europa, organizaciones locales que trabajan con poblaciones clave y personas que viven con el virus afirman que la suspensión de fondos ha tenido un impacto drástico.
La organización benéfica 100% Life, que brinda tratamiento y servicios de prevención a comunidades marginadas, incluidos consumidores de drogas y personas con VIH, tuberculosis y otras enfermedades, a menudo en zonas de conflicto, ha sido una de las afectadas.
Dmytro Sherembei, presidente del Consejo de Coordinación de 100% Life, aseguró a IPS que hasta 25 % del personal especializado en pruebas, monitoreo y otras tareas deberá ser despedido, mientras que los programas de pruebas y otras formas de apoyo a proyectos de salud pública serán suspendidos.
«La suspensión de fondos ha paralizado todo nuestro programa y causará un gran daño», afirmó.
Por su parte, la Alianza para la Salud Pública (APH, en inglés), una de las mayores ONG sanitarias del país, informó que ha tenido que detener sus operaciones de detección de casos de VIH tras la congelación de la ayuda.
«Alrededor del 35-40 % de todos los casos positivos de VIH en Ucrania son detectados, analizados y referidos para tratamiento por la APH y sus socios. Será difícil encontrar financiamiento alternativo», explicó Andriy Klepikov, director ejecutivo de la organización.
La APH estima que la suspensión de las pruebas podría dejar miles de casos sin detectar durante los 90 días de congelación de la ayuda.
También preocupa que más de 100 000 pacientes con VIH vean interrumpido su tratamiento.
Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala, en febrero de 2022, el gobierno ucraniano no ha contado con fondos para adquirir medicamentos antirretrovirales (ARV), por lo que Pepfar ha estado proporcionando estos fármacos a todos los pacientes.
El país tiene reservas de ARV para los próximos seis meses, pero «la suspensión del financiamiento podría afectar la entrega prevista para marzo», advirtió Klepikov.
«Esta suspensión de fondos amenaza con convertir una epidemia manejable en una crisis mortal», alertó Sherembei.
En Tayikistán, los fondos de Estados Unidos han permitido financiar servicios de tratamiento y prevención para poblaciones clave, capacitar profesionales, fortalecer organizaciones locales y apoyar iniciativas comunitarias.
Sin embargo, la congelación de estos fondos amenaza con revertir años de avances, según activistas locales del VIH.
Pulod Dzhamalov, director de la oenegé tayika Spin Plus, señaló que los servicios para personas que viven con VIH y otras poblaciones clave «simplemente han dejado de existir».
«Para muchas personas que acudían a estos servicios, era el único lugar donde se sentían seguras. De repente, el personal que trabajaba en estos proyectos, se ha quedado sin empleo, sin medios de subsistencia ni esperanza para el futuro», explicó.
Subrayó que «se invirtieron importantes recursos en construir una imagen positiva de estos servicios, y ahora todo eso se ha perdido».
«Una parte considerable del presupuesto nacional de prevención del VIH dependía del financiamiento de Pepfar y esto inevitablemente afectará a todo el sistema de salud», añadió.
Takhmina Haiderova, presidenta de la Red de Mujeres que Viven con VIH en Tayikistán, dijo que su organización enfrenta «graves dificultades» y que la suspensión de los fondos estadounidenses ha tenido un impacto significativo en todas las ONG que prestan servicios relacionados con el VIH en el país.
«La reducción de fondos significa menos proyectos de prevención y tratamiento del VIH, recortes de personal y acceso limitado a servicios esenciales como pruebas, asesoramiento y tratamiento».
Además, concluyó, «esto afecta negativamente el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular la reducción de la propagación del VIH, la mejora de la calidad de vida de las personas que viven con el virus, la igualdad de género y la protección de los derechos humanos».
Según los activistas consultados, la decisión de congelar los fondos, especialmente en lugares donde la epidemia no muestra signos de mejora, como en la región de Eeca, podría causar un daño irreparable a los esfuerzos globales para combatir el VIH.
«Los esfuerzos de la administración Trump están causando un daño irreparable a la respuesta global al VIH y a la salud mundial en general. Son medidas políticas ineficientes, derrochadoras y mortales», denunció a IPS Asia Russell, directora ejecutiva de la organización de defensa de la salud Health Gap.
Graves perjuicios a derechos humanos
No solo los esfuerzos para combatir el VIH/sida en la región se han visto afectados por la suspensión de la ayuda de Estados Unidos.
En muchos países, la financiación internacional es esencial para la supervivencia de los medios independientes, ya que permite fiscalizar a las autocracias y servir a audiencias que viven bajo regímenes represivos.
Organizaciones defensoras de la libertad de expresión y de prensa advierten que la congelación de la ayuda ha generado confusión, caos e incertidumbre entre medios de comunicación y organizaciones que dependen, en gran medida o por completo, de fondos estadounidenses.
Los medios en el exilio que informan a audiencias en países como Rusia, Bielorrusia y otros desde el extranjero son especialmente vulnerables.
«Es una noticia muy negativa para los medios en el exilio que se reubicaron en países democráticos tras la represión», explicó Jeanne Cavelier, jefa del departamento de Europa del Este y Asia Central de Reporteros sin Fronteras (RSF).
En diálogo con IPS, aseguró que «algunas redacciones bielorrusas han informado de una falta total de financiamiento debido a la actual congelación de la ayuda de Estados Unidos, lo que podría llevar al cierre total de estos proyectos por la imposibilidad de pagar a sus empleados».
«Otras se han visto obligadas a reducir su personal, lo cual es muy preocupante, ya que hasta ahora han logrado mantener a su audiencia en su país, a pesar del exilio. Sus esfuerzos han permitido contrarrestar eficazmente la propaganda oficial bielorrusa y del Kremlin», detalló Cavelier.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
En Ucrania, nueve de cada 10 medios dependen de subsidios y la Usaid es el principal donante.
RSF resaltó que una encuesta posterior a la congelación de la ayuda reveló que casi 60 % de los profesionales de los medios de ese país cree que la suspensión de los programas de apoyo de Estados Unidos podría tener «consecuencias catastróficas y llevar al cierre o a una reducción significativa del trabajo de muchos medios independientes».
«Los proyectos financiados por la ayuda estadounidense, como los de Usaid, estaban destinados principalmente a permitir que los medios investigaran la corrupción y el gasto público. Esto es crucial para garantizar información fiable, así como para los pequeños medios que informan desde el frente de batalla», afirmó Cavelier.
Añadió que «la congelación ya ha llevado a varias redacciones a reducir contenido, bajar salarios, aumentar el trabajo a tiempo parcial y disminuir su plantilla».
Editores de medios independientes locales temen que la suspensión los obligue a recurrir a otras fuentes de financiamiento, lo que podría afectar su independencia editorial e incluso convertirlos en herramientas de propaganda rusa.
Preocupaciones similares se han manifestado en otras partes de la región.
«Los medios independientes aquí dependen en gran medida de la financiación extranjera, porque de lo contrario no serían viables económicamente en un país pobre y en un mercado donde algunos medios son financiados con dinero ruso de dudosa procedencia», explicó Valeriu Pasha, director de programas del laboratorios de ideas moldavo WatchDog.Md.
En declaraciones para IPS, alertó que «es muy probable que algunos medios que ahora están teniendo dificultades de financiamiento terminen siendo comprados o empiecen a recibir fondos de fuentes rusas de alguna manera».
Sin embargo, señaló que no solo los medios independientes se han visto afectados por la congelación de la ayuda estadounidense.
«Esto tendrá un impacto considerable en la sociedad civil aquí, muchas organizaciones sentirán sus efectos», afirmó Pasha, señalando que grupos dedicados a la observación electoral, la salud, la defensa de derechos e incluso a trabajar con el gobierno en reformas judiciales dependen, en cierta medida, de la ayuda estadounidense.
«Incluso nuestra organización, que hasta ahora no se ha visto realmente afectada, podría enfrentarlo en el futuro. No lo sabemos», añadió.
La suspensión de los fondos también ha tenido un efecto inesperado, aunque igualmente perjudicial, en la sociedad civil de la región.
Los aparentes intentos de la administración estadounidense por desmantelar Usaid han sido bien recibidos por líderes autoritarios que ya estaban reprimiendo a las ONG y otras entidades críticas con sus regímenes.
En Georgia, la Usaid está invirtiendo en decenas de programas en todo el país, con un valor total de 373 millones de dólares, según medios locales. Estas iniciativas se centran, entre otros objetivos, en fortalecer las instituciones democráticas y aumentar la resiliencia del público ante la desinformación.
Sin embargo, gran parte del financiamiento de Estados Unidos al país se detuvo el año pasado en respuesta al comportamiento cada vez más autoritario del gobierno, que incluyó medidas legislativas en contra de la sociedad civil.
A principios de febrero, el primer ministro Irakli Kobakhidze dijo a periodistas locales que la paralización de las actividades de la Usaid confirmaba las afirmaciones previas de su gobierno de que los fondos de la agencia no se destinaban a objetivos humanitarios, sino a «organizar revoluciones, sembrar el caos y desestabilizar países, incluida Georgia».
Los legisladores georgianos parecen haber tomado esto como una justificación de su postura dura contra la sociedad civil y los medios de comunicación, lo que ha llevado a nuevas restricciones.
El 5 de febrero se anunció una ley de regulación de los medios que prohibiría la financiación extranjera, además de una versión aún más restrictiva de la ley sobre el financiamiento externo de las ONG, que el año pasado obligó al cierre de muchas organizaciones.
Mientras, informaciones procedentes de Rusia sugieren que las autoridades de ese país podrían estar planeando pedir al Congreso de Estados Unidos una lista de ciudadanos rusos que han recibido financiación estadounidense, para entregarla al Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, en inglés).
En Rusia, una serie de leyes y medidas represivas ya han obligado al cierre de numerosos servicios clave de la sociedad civil, desde la prevención del VIH hasta la ayuda a grupos marginados y organizaciones de derecho.
Los grupos afectados por la suspensión de fondos están buscando fuentes alternativas de financiamiento. Algunos han pedido a los gobiernos, en particular a los de Europa, que intervengan para llenar el vacío dejado por la retirada del dinero estadounidense.
En un comunicado, un grupo de organizaciones europeas de apoyo a personas con discapacidad instó a la Unión Europea y a donantes no gubernamentales a proporcionar financiación de emergencia y a largo plazo para las organizaciones afectadas por los recortes en la ayuda de Estados Unidos.
Señalaron que estas organizaciones implementaban programas vitales en países como Ucrania, Moldavia, Georgia y Albania, y que la pérdida de financiamiento pondría en riesgo tanto a las instituciones como a las personas con discapacidad en los Balcanes, Europa del Este y el Cáucaso Sur, dejando a cientos de miles sin apoyo.
Aunque existe la esperanza de que el financiamiento de Estados Unidos se reanude tarde o temprano una vez que la administración Trump finalice su revisión, es poco probable que, cuando se restablezca, se distribuya de la misma manera que antes, advirtió Pasha.
«Espero que después de la congelación de 90 días, se reanude algún tipo de ayuda, pero reflejará las prioridades de la nueva administración estadounidense. En el futuro, estará menos vinculada a valores y más a intereses económicos», concluyó.
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