Ventas irregulares y apatía gubernamental acechan a los tejedores en India

Un tejedor artesanal de algodón opera su telar manual en Siddipet, en el sur de India. Imagen: Rina Mukherji / IPS

SIDDIPET, POCHAMPALLY Y KOYALAGUDDEM, India – El estado de Telangana, en el sur de la India, ha sido históricamente un centro de tejidos de algodón y seda de gran calidad. Pero en los últimos años la falta de acceso a mercados, el alto costo de los insumos y la apatía del gobierno en apoyarlos han afectado gravemente a la comunidad de tejedores. Como resultado, las nuevas generaciones están abandonando esta ocupación tradicional en busca de actividades más rentables.

Eso resulta evidente al recorrer las localidades tejedoras del estado, como Siddipet, ubicada a unos 100 kilómetros de Hyderabad, la capital regional. Siddipet siempre ha sido reconocida por sus saris y chales de algodón de gran calidad, pero en la actualidad, solo un centenar de artesanos ya mayores, organizados en siete cooperativas, continúan tejiendo.

Srivikailasam, un reconocido tejedor de mediana edad que recibió el Premio Konda Laxman Bapuji otorgado por el ministro principal de la región, es un ejemplo de los problemas del gremio. Sus saris, dupattas (bufandas largas) y chales son muy valorados en los mercados de exportación. Aun así, ninguno de sus tres hijos —un varón y dos mujeres— está interesado en continuar con el oficio.

Otro caso es el de Ilaiyah, que comenzó a los 15 años a tejer y lleva 60 años haciéndolo. Sin embargo, sus hijos han decidido alejarse de esta profesión.

De manera similar, Yadagiri, también con seis décadas de experiencia, ve cómo ninguno de sus hijos muestra interés en aprender el arte del tejido.

El maestro tejedor Mallikarjun Siddi, que además administra un punto de venta en Siddipet, siguió los pasos de su padre, el destacado artesano Buchaiah Siddi. Sin embargo, sus hijos también han optado por no continuar con esta ocupación tradicional.

Siddi defiende lo que hacen los jóvenes.

“¿Por qué querrían dedicarse a un trabajo que paga tan poco? Aquí, un tejedor gana unas 1000 rupias (11,82 dólares) al día, y se necesitan tres días completos para terminar un sari. Un empleo en el sector tecnológico de HiTech City, en Hyderabad, ofrece mucho más”, explica.

La situación empeora porque el gobierno de Telangana no subsidia la electricidad. Esto obliga a los tejedores de Siddipet a seguir utilizando telares manuales en lugar de modernizarse con telares eléctricos, lo que hace su labor aún más ardua.

“La electricidad cuesta 10 rupias (0,12 dólares) por unidad. Con subsidios, el precio baja a 1,0 rupia (0,012 dólares) por unidad. Las máquinas de telar eléctrico son caras, con precios que oscilan entre 1,5 y 6 lakh (1773,5 a 7101 dólares). Con subsidios, un tejedor puede asumir ese gasto. De lo contrario, no es viable. Por eso, hasta hoy, aquí solo se usan telares manuales”, explica Siddi.

Comercializar los productos también resulta complicado. Aunque el gobierno los compra a precios más altos, lo hace de forma esporádica y desorganizada. “Sus representantes vienen solo una vez al año y, aunque el pago es mayor, no es inmediato. En cambio, los compradores privados vienen con frecuencia y suelen pagar de inmediato”, comentan los tejedores.

La situación no es muy diferente en Pochampally, conocida mundialmente por sus tejidos de seda ikat, una de las técnicas textiles más antiguas del mundo, donde se crean patrones mediante el proceso de teñido de los hilos. Este tipo de tejido puede ser ikat simple o doble, siendo el último más caro.

El proceso implica remojar y teñir el hilo antes de comenzar el tejido. Como el ikat requiere que cada hilo sea teñido individualmente, no se pueden usar telares eléctricos, todo debe tejerse en telares manuales, como señala el maestro tejedor Laxman Tadaka.

El hilo de seda, que proviene de Bengaluru, cuesta 4500 rupias (53,20 dólares) por kilogramo. Un tejedor necesita un promedio de 6 kilos de hilo para producir siete saris al mes. Para cubrir el costo de los insumos y el trabajo, deben garantizar suficientes ventas. “El subsidio de 15 % que ofrece el gobierno es claramente insuficiente”, afirma Tadaka.

El maestro tejedor Laxman Tadaka prepara sus materiales en su pequeño taller. Imagen: Rina Mukherji / IPS

El maestro tejedor Rudra Anjanelu, gerente de la Sociedad Cooperativa de Tejedores de Telares Manuales de Pochampally, reconoce la dependencia de los subsidios.

“Nuestros saris de seda son costosos, no podemos ofrecer descuentos sin el apoyo gubernamental. Un problema importante es el impuesto sobre bienes y servicios (GST) de 5 % aplicado por el gobierno central, que encarece aún más los saris y otros productos de seda”.

Anteriormente, el gobierno regional promovía las ventas mediante sus puntos de venta, ofreciendo descuentos durante la temporada festiva y subsidiando a los tejedores. Sin embargo, esta práctica ya no se realiza, lo que dificulta la situación para los artesanos.

La mayoría de los tejedores dependen de la Sociedad Cooperativa Estatal de Tejedores de Telares Manuales de Telangana (TSCO, en inglés) para comercializar sus productos.

“Hemos propuesto un método para aumentar nuestras ventas. El gobierno de Telangana tiene el esquema Kalyanalakshmi, que otorga 1 lakh de rupias (1182,32 dólares) a los padres de las novias para su boda. Además del dinero, el gobierno podría incluir un sari valorado en 10 000 rupias (118,23 dólares) para la novia. Esto ayudaría tanto a los tejedores como a las familias”, explica Anjanelu.

Asimismo, muchos tejedores no están satisfechos con la calidad del hilo subsidiado que el gobierno proporciona a través de la Corporación Nacional para el Desarrollo del Telar Manual.

Muralikrishnan, un tejedor de Koyalaguddem, famoso por su ikat de algodón, lamenta: “El hilo que ofrece el gobierno es de calidad inferior, lo que afecta el producto final. No es comparable al que obtenemos de comerciantes privados”.

Anjanelu agrega: “El hilo hay que pagarlo. Cuando las ventas son bajas, ¿cómo pueden los tejedores comprarlo?”

Otro gran desafío para los tejedores de telares manuales es la invasión de duplicados impresos en el mercado, que se venden a una fracción del precio de los tejidos originales.

A pesar de los desafíos, no todo ha sido negativo.

La técnica milenaria del ikat, en que los hilos son teñidos uno por uno antes de iniciar el tejido generalmente geométrico en el telar, tiene en India características especiales y distintivas al uso del ikat en otras partes del mundo. Imagen: Justdial

Por ejemplo, el anterior gobierno regional de Chandrashekhar Reddy implementó un esquema de ahorro con seguro a 36 meses para los tejedores, en el que el gobierno igualaba las contribuciones de los artesanos.

En Pochampally, también se destinó terreno para un instituto de telares manuales y se creó un parque de telares a las afueras de la ciudad.

Sin embargo, con la llegada de un nuevo jefe de gobierno, los planes quedaron en el olvido y el parque también sufrió por una mala planificación. Ahora, los tejedores que se instalaron allí deben vender sus productos desde sus hogares.

Es irónico que los tejedores de Pochampally, Koyalaguddem y Siddipet enfrenten dificultades para vender sus tejidos a pesar de estar cerca de Hyderabad, una ciudad con una población de alto poder adquisitivo.

A pesar de los problemas, algunos han encontrado soluciones. Dudyala Shankar y Muralikrishnan, de Koyalaguddem, han diversificado su producción, incluyendo tejidos ikat y sábanas, además de los tradicionales saris, chales, estolas y dupattas.

Muralikrishnan ha logrado acceder a mercados de toda la India a través de internet desde su pequeña aldea. “Es la única salida”, dice a IPS.

De hecho, la red puede llenar el vacío donde los esfuerzos humanos no alcanzan. La diversificación de productos y el acceso a mercados podrían ser la clave para atraer nuevamente a las generaciones jóvenes y mantener viva la tradición del tejido en Telangana.

T: GM / ED: EG

 

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