NACIONES UNIDAS – El año 2024 ha sido uno de los más devastadores para los periodistas que cubren conflictos en todo el mundo, con 361 tras las rejas, la segunda cifra más alta desde el récord mundial de 370 encarcelados en 2023.
Según un nuevo informe publicado el 16 de enero por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, fueron China, Israel y Myanmar los principales encarceladores de reporteros, seguidos de Bielorrusia y Rusia.
Las principales causas de encarcelamiento de periodistas en 2024 fueron la represión autoritaria continuada, la guerra y la inestabilidad política o económica. Muchos países, como China, Israel, Túnez y Azerbaiyán, establecieron nuevos récords de encarcelamiento.
«Estas cifras deberían ser una llamada de atención para todos nosotros», dijo la directora ejecutiva del CPJ, Jodie Ginsberg. «Un incremento de los ataques a periodistas casi siempre precede a un aumento de los ataques a otras libertades: la libertad de dar y recibir información, la libertad de reunirse y circular libremente, la libertad de protestar», añadió.
Precisó que «estos periodistas están siendo detenidos y castigados por sacar a la luz la corrupción política, la degradación del medio ambiente, las irregularidades financieras… todas cuestiones que afectan a nuestra vida cotidiana».
Asia sigue siendo la región con mayor número de periodistas entre rejas en 2024, con más de 30% (111) del total mundial, según los datos del CPJ.
Además de los principales países encarceladores -China, Myanmar y Vietnam-, también había periodistas entre rejas en Afganistán, Bangladés, India y Filipinas.
Un total de 108 periodistas fueron encarcelados en la región de Medio Oriente y Norte de África, casi la mitad de los detenidos por Israel.
El año pasado, expertos jurídicos de la ONU determinaron que Israel violó el derecho internacional al detener a tres periodistas palestinos.
El CPJ ha pedido anteriormente a Israel que investigue los casos de estos y otros detenidos bajo custodia israelí durante largos periodos sin cargos, que haga rendir cuentas a los responsables de estas violaciones de derechos y que indemnice a los periodistas que han sido detenidos arbitrariamente.
El columnista sindicado Ramzy Baroud, editor de Palestine Chronicle e investigador principal del Centro para el Islam y Asuntos Globales (Ciga, en inglés), dijo a IPS que, aunque el informe del CPJ pone de relieve el alarmante estado de la libertad de prensa en el mundo, no refleja plenamente la magnitud de la situación.
El trato que Israel ha dado a los periodistas palestinos ha sido particularmente atroz. Más de 200 periodistas han muerto, cientos han resultado heridos y muchos han sido encarcelados y torturados. Esto convierte a Israel en uno de los principales violadores de la libertad de prensa en el mundo, señaló.
«Es importante reconocer que los ataques contra periodistas forman parte de un patrón más amplio de represión contra la libertad de expresión. Estas acciones reflejan una negación sistémica de los derechos humanos y civiles básicos», destacó.
Lo que resulta especialmente inquietante en el caso de Israel es la falta de rendición de cuentas.
A diferencia de otros países donde se viola la libertad de prensa, Israel se enfrenta a escaso escrutinio o consecuencias por los asesinatos, detenciones y torturas de periodistas. Muchos líderes políticos occidentales siguen presentando a Israel como un modelo de libertad y democracia, a pesar de estas graves violaciones, argumentó.
A juicio de Baroud, informes como los del CPJ deben ir más allá de la mera documentación y exigir responsabilidades reales.
«Hay que presionar a todas las partes implicadas para que hagan rendir cuentas a los responsables de violar la libertad de prensa, garantizando que esta cuestión no se limite a comunicados de prensa ocasionales, sino que dé lugar a acciones tangibles», afirmó.
James Jennings, presidente de Conscience International, dijo a IPS que los dictadores y los gobiernos tiránicos utilizan la desinformación como arma de doble filo. Son conscientes de que controlar la prensa, la radio, la televisión e internet es vital para su supervivencia.
«Por eso es peligroso ser periodista en esos países por el simple hecho de decir la verdad», sentenció.
Señaló que informar honestamente puede hacer que te detengan en Rusia, te echen de Israel y te encarcelen en China, Egipto, Bielorrusia y muchos otros países. Contar la verdad a veces significa que los periodistas pueden ser asesinados, como ha ocurrido con frecuencia en Gaza en los últimos 15 meses.
«Es un buen momento para ser autócrata. Los políticos astutos se dan cuenta de que pueden llegar al corazón y a la mente de la gente directamente a través de sus dispositivos de comunicación portátiles», lamentó.
Para Jennings, «inundar la zona de mentiras es fácil. Buscar y husmear la verdad en una situación turbia es mucho más difícil, pero ese es exactamente el trabajo de los periodistas».
«Si, como suele decirse, el periodismo es el primer borrador de la historia, entonces todos los países se beneficiarán honrando y protegiendo a los periodistas. En cambio, hoy pueden recibir largos castigos», dijo.
Según el CPJ, la omnipresente censura en China, durante años uno de los principales apresadores de periodistas del mundo, hace que sea notoriamente difícil determinar el número exacto de periodistas encarcelados allí.
Sin embargo, los encarcelamientos no se limitan a la China continental, tradicionalmente considerada altamente represiva.
Entre los encarcelados figura el ciudadano británico y empresario afincado en Hong Kong Jimmy Lai, fundador del periódico prodemocrático Apple Daily, que lleva recluido en régimen de aislamiento en Hong Kong desde 2020 y está siendo juzgado por represalias, acusado de connivencia con fuerzas extranjeras.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Fuera de Bielorrusia (31) y Rusia (30), la continua represión de los medios de comunicación independientes en Azerbaiyán (13) lo convirtió en uno de los principales encarceladores de periodistas en Europa y Asia Central en 2024. Turquía (11) ya no figura entre los principales encarceladores de periodistas, pero la presión sobre los medios independientes sigue siendo elevada.
Lo mismo ocurre en África y América Latina y el Caribe, donde el número de encarcelamientos es menor que en otras regiones, pero persisten las amenazas contra el periodismo. México, por ejemplo, no tiene periodistas encarcelados, pero es uno de los lugares más peligrosos para ser periodista fuera de una zona de guerra, con un alto número de comunicadores muertos.
En Nigeria, con cuatro periodistas entre rejas el 1 de diciembre, decenas de periodistas fueron agredidos y detenidos cuando intentaban cubrir las protestas y los disturbios civiles. Senegal, que mantuvo encarcelado a un periodista en la fecha del censo de 2024, también detuvo y agredió a periodistas que cubrían protestas políticas.
En todo el mundo, el CPJ descubrió que más de 60 % (228) de los periodistas encarcelados se enfrentaban a cargos contra el Estado, incluyendo a menudo vagas acusaciones de terrorismo o extremismo en países como Myanmar, Rusia, Bielorrusia, Tayikistán, Etiopía, Egipto, Venezuela, Turquía, India y Bahréin.
Estas acusaciones solían dirigirse contra reporteros de grupos étnicos marginados cuyo trabajo se centraba en sus comunidades.
La lucha contra el encarcelamiento de periodistas es uno de los principales objetivos del CPJ, que proporciona a los periodistas ayuda económica para cubrir los gastos de los procesos judiciales, así como recursos para ayudar a los periodistas y a las redacciones a prepararse mejor o mitigar las amenazas de acoso y acciones judiciales.
La organización también realiza esfuerzos concertados para abogar por la liberación de periodistas cuyos casos podrían revertir o frenar la ola de criminalización.
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