WASHINGTON – En un año se produjeron 145 000 muertes por accidentes de tránsito en América, y los motociclistas, ciclistas y peatones figuran de modo creciente en los registros sobre víctimas, planteó en su más reciente informe la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Al subrayar que “la seguridad vial sigue siendo un importante desafío para la salud pública en la región”, el brasileño Jarbas Barbosa, director de la OPS, afirmó que “a pesar de los esfuerzos realizados, las cifras siguen siendo inaceptables”.
Del total mundial de 1,3 millones de muertes por accidentes de tráfico, las 143 090 registradas en el continente en 2021 representan 12 % del total. La OPS registró además que en América ese año 4 134 297 personas sufrieron lesiones no fatales, y de ellas al menos 638 620 resultaron ser severas.
La región sanitaria América no logró la meta del primer Plan Mundial 2011-2020 sobre la materia, que consistía en reducir a la mitad el número de muertes por lesiones causadas por el tránsito, y que también correspondía a la meta 6 del 3 Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), con 2030 como meta.
La tasa de mortalidad por siniestros de tránsito en 2021 resultó en 14,09 por cada 100 000 habitantes, y solo nueve países del hemisferio lograron reducir las muertes causadas por el tránsito en el período 2010-2021: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Cuba, México, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay.
En el Cono Sur y la Zona Andina, la tasa de mortalidad por 100 000 habitantes se redujo significativamente de 20,1 a 14,3 y de 19,0 a 15,8 respectivamente, del 2010 al 2021. Pero en América del Norte y el Caribe latino pasó a 11,1 a 13,2 y de 16,4 a 20,6 respectivamente.
Se observa un impacto desproporcionado en usuarios vulnerables: en efecto, desde 2009 hasta 2021, las muertes de motociclistas, peatones y ciclistas han aumentado, de 39 a 47 %. Parecen haber disminuido las muertes en vehículos de cuatro o más ruedas, y las de motociclistas han llegado a ser 27 % del total.
«Para reducir este tipo de muertes, es fundamental mejorar la infraestructura vial, aplicar leyes más estrictas sobre el uso de cascos, cinturones de seguridad y la conducción bajo los efectos del alcohol, y promover prácticas de conducción más seguras”, explicó Ricardo Pérez-Núñez, asesor en seguridad vial de la OPS.
Además, las víctimas de los accidentes de tráfico son en su mayoría hombres (79 %), y adultos jóvenes entre 18 y 44 años (45 %).
Alrededor de 37 % de las muertes ocurrieron en países de ingresos altos, pese a que en ellos es mayor el porcentaje de población, (41 %), de territorio (49 %) y de vehículos de motor registrados (57 %).
Los países de ingresos medianos-bajos cuentan con siete por ciento de las muertes, ocupan tres por ciento del territorio, representan cinco por ciento de la población y tienen uno por ciento de los vehículos de motor registrados.
Además, las víctimas de los accidentes de tráfico son en su mayoría hombres (79 %), y adultos jóvenes entre 18 y 44 años (45 %).
Las cifras sobre víctimas mortales se corresponden en alguna medida con el tamaño de las poblaciones (43 000 en Estados Unidos, 3800 en Argentina, 434 en Uruguay y 18 en Barbados).
El país que destaca de la lista hemisférica tras lograr la mayor reducción de la tasa de mortalidad es Trinidad y Tobago, que logró una disminución de 70 %. Eso convierte al país en el primero de la región en cumplir con el objetivo de reducir en 50 % las muertes por siniestros de tránsito.
Algunas de las iniciativas del país fueron: la realización de un plan nacional de seguridad vial, la inversión de 40 millones de dólares en mejoras de infraestructura, y la introducción de regulaciones para mejorar la calidad de los vehículos importados.
La OPS sostiene que para mejorar la seguridad vial es necesario fortalecer la gestión institucional. Aunque algunos países ya han avanzado en políticas y marcos normativos, aún falta coordinación y capacitación en muchos casos.
El análisis resalta los beneficios de las normas internacionales, cuyo impacto es limitado porque sigue siendo insuficiente en algunos países, como el control electrónico de estabilidad y airbags. Además, la infraestructura requiere más inversión, especialmente en áreas rurales y con alta incidencia de accidentes.
También considera importante reducir comportamientos de riesgo, como el exceso de velocidad, el alcohol al volante y el uso del celular, y reforzar el uso de dispositivos de seguridad como cascos y cinturones de seguridad, según presenta el informe.
Finalmente, en cuanto a la respuesta posterior al siniestro, se requiere mejorar la infraestructura de emergencias, más el acceso a servicios médicos y de rehabilitación.
A-E/HM