Comunidad del Pacifico urge a atender a los países en primera línea de la emergencia climática

Una casa dañada por la erosión costera debido al aumento del nivel del mar en Tuvalu. Imagen: Hettie Sem / Comunidad del Pacífico

SÍDNEY – Impulsar el desarrollo del nuevo Fondo para Pérdidas y Daños fue una de las principales demandas de las naciones insulares del Pacífico durante la cumbre climática celebrada en Bakú en noviembre, porque de sus aportes depende su sobrevivencia.

Para los países y territorios insulares del Pacífico, este fondo representa un paso crucial para abordar lo que consideran una flagrante injusticia climática. Pese a contribuir con menos de 0,03 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, estas naciones soportan los impactos más devastadores del cambio climático.

El concepto de financiamiento climático basado en el lema de “quien contamina, paga” sostiene que quienes históricamente han contribuido más a las emisiones de gases de efecto invernadero deberían financiar la capacidad del mundo en desarrollo para afrontar sus impactos y ampliar la acción climática.

Quince años después de las promesas del Acuerdo de París, la región del Pacífico solo ha accedido al 0,22 % de los fondos climáticos globales, lo que ha obstaculizado gravemente su capacidad para adaptarse a los crecientes impactos del cambio climático.

“El acceso a los fondos sigue siendo muy limitado hasta la fecha”, comentó a IPS Coral Pasisi, directora de Cambio Climático y Sostenibilidad Ambiental de la Comunidad del Pacífico en Niue, un pequeño territorio insular del Pacífico sur.

“Existen impedimentos estructurales que explican por qué los fondos internacionales no financian la adaptación y mitigación en el Pacífico al ritmo necesario.

La mayoría de los fondos globales no consideran las circunstancias especiales de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Peid), incluida su extrema exposición a desastres, su lejanía, su falta de acceso a financiamiento climático para medidas de resiliencia, adaptación, así como los crecientes costos de las pérdidas y daños en la región del Pacífico”.

El acceso a financiamiento climático internacional ha sido, y sigue siendo, un desafío significativo para los Peid. La arquitectura global de financiamiento climático multilateral es administrativamente compleja, requiere una capacidad considerable para acceder a ella y toma demasiado tiempo.

En promedio, se necesitan tres años desde la formulación de un proyecto hasta su aprobación. A través de la agrupación de recursos y adelanto de financiamiento, la organización regional, Comunidad del Pacífico, es un socio vital para aumentar las posibilidades de éxito en la obtención de fondos para algunas de las naciones más pequeñas del mundo.

Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), organizadora de las cumbres climáticas anuales, las pérdidas y daños son “los impactos negativos del cambio climático que ocurren después de que se hayan implementado todas las medidas razonables de adaptación y mitigación”.

Estos impactos pueden ser económicos, como daños a la infraestructura, destrucción de las viviendas, disminución de rendimientos agrícolas y otras pérdidas financieras. También pueden ser no económicos, como la pérdida de áreas culturalmente importantes, conocimientos tradicionales, pérdida de vidas y desolación.

Es importante señalar que, en la mayoría de los casos, las pérdidas y daños tienen tanto implicaciones económicas como no económicas. Cuando las comunidades y naciones enfrentan desafíos abrumadores y carecen de recursos financieros suficientes para abordar estos impactos, se vuelven cada vez más vulnerables. Esto exacerba las pérdidas y daños, socavando los esfuerzos de recuperación y resiliencia.

El Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advierte que, dado que el aumento de la temperatura global, ella va camino a superar el umbral de seguridad de 1,5 grados centígrados en la década de 2030.

Debido a ello, las pérdidas causadas por los fenómenos climáticos extremos están destinadas a escalar y superarán los recursos económicos de los Estados insulares del Pacífico, para poder adaptarse a ellos y mitigar su efecto.

Seis naciones insulares del Pacífico están entre los 20 países más propensos a desastres del mundo. En 2019 los desastres costaron a la región 1070 millones de dólares al año, con 49 % de las pérdidas debidas a ciclones y 20 % a sequías, según informa la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Cespap).

Este siglo, las pérdidas anuales promedio podrían ascender a 20 % del producto interno bruto (PIB) en Vanuatu y a18,2 % en Tonga.

Entre los desastres recientes se encuentra la violenta erupción del volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai en la nación polinesia de Tonga en 2022. Afectó al 85 % de la población, destruyó infraestructura, agricultura y turismo, y dejó daños por 125 millones de dólares.

En 2012, las lluvias extremas y las inundaciones causaron meses de pérdidas agrícolas en la aldea de Siai, en la provincia de Oro, Papúa Nueva Guinea. Imagen: Catherine Wilson / IPS

Al año siguiente, Vanuatu fue golpeado por dos ciclones, Judy y Kevin, además de un terremoto de magnitud 6,5 grados en marzo. Más de 80 % de la población se vio afectada, se perdieron cultivos, los turistas abandonaron el país y el costo de los daños ascendió a 40 % del PIB.

Mientras tanto, en Fiji, los habitantes de la isla Vanua Levu han sido testigos del aumento del nivel del mar, que ha acelerado la erosión costera en los últimos 18 años y ha obligado a las comunidades a trasladarse tierra adentro debido a inundaciones excesivas.

Las pérdidas climáticas en la región están estrechamente relacionadas con la vulnerabilidad de las poblaciones. De los isleños del Pacífico, 90 %  vive a menos de cinco kilómetros de costas expuestas al clima y las plantas de generación eléctrica que producen  84 % de la energía total de la región son vulnerables a los ciclones, según informa Cespap.

“La infraestructura esencial, como escuelas, carreteras y hospitales, es una de las áreas más afectadas en términos de pérdidas económicas, daños e implicaciones no económicas. Esto es especialmente crítico en lugares donde solo existe un hospital principal. Los efectos de perder esa instalación van mucho más allá de los costos de reparación y reemplazo”, explicó Pasisi.

Las pérdidas no económicas son más difíciles de cuantificar. Estas “son debilitantes y, a menudo, irreversibles, incluyendo la pérdida de tierras, sitios culturales, cementerios, conocimientos tradicionales, desplazamiento de aldeas, traumas psicológicos debido a desastres recurrentes, deterioro de la salud humana, degradación de arrecifes de coral y más”, informó el gobierno de Vanuatu.

A pesar de sus necesidades de financiamiento, los Estados insulares del Pacífico enfrentan grandes obstáculos burocráticos para elaborar solicitudes complejas de fondos climáticos internacionales. Estos incluyen la falta de experiencia técnica, la escasez de datos y las limitaciones de capacidad en los gobiernos.

En marzo de 2023, la nación insular del Pacífico Vanuatu fue golpeada por dos ciclones, Judy y Kevin, que afectaron a 80 % de la población y dejaron un costo por pérdidas y daños de 433 millones de dólares. Imagen: Catherine Wilson / IPS

Mapeo de los desafíos de pérdidas y daños

En 2022, el nuevo Fondo Global de Pérdidas y Daños fue acordado por primera vez por líderes mundiales durante la 27 Conferencia de las Partes (COP27) de la CMNUCC.

Su objetivo principal es asegurar importantes contribuciones de las naciones industrializadas y grandes emisoras de carbono para asistir a los países vulnerables y en desarrollo durante crisis climáticas.

Este fondo desempeñará un papel crucial, especialmente considerando que, según un estudio reciente, entre 2000 y 2019 los extremos climáticos le costaron al mundo 16 millones de dólares por hora.

Las naciones insulares consideran que esta iniciativa es un paso que se debía haber dado hace tiempo para abordar la injusticia climática. En particular, las Islas Salomón celebran el espíritu de cooperación y compromiso orientado a la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

“Si bien damos la bienvenida a las promesas realizadas, especialmente por parte de los países desarrollados, debemos asegurarnos de que estas promesas se cumplan”, declaró  Melchior Mataki, director adjunto de la delegación de las Islas Salomón en la COP28, celebrada en Dubái en diciembre de 2023.

El progreso en la puesta en marcha/ operacionalización del fondo ha sido lento, incluso mientras la crisis climática se acelera.

“El mayor desafío es el tiempo que lleva acceder al financiamiento. El tiempo no está de nuestro lado”, señaló Michelle DeFreese, coordinadora del Proyecto de Pérdidas y Daños de la Comunidad del Pacífico.

Añadió que «los países han pedido el desarrollo del fondo durante décadas, pero el impacto de las pérdidas y daños relacionados con el clima ya está teniendo un costo tremendo en los países del Pacífico”.

DeFreese explicó que “responder al aumento del nivel del mar y prepararse para él es una de las mayores necesidades de financiamiento en la región, particularmente para las naciones de atolones bajos como Kiribati, la República de las Islas Marshall y Tuvalu”.

Para abordar esta problemática, la Comunidad del Pacífico ha colaborado con el gobierno de Tuvalu para desarrollar modelos físicos y computacionales avanzados que demuestran el impacto de un aumento del nivel del mar de entre 25 y 50 centímetros en esta nación de atolones para finales de siglo.

Esta información resulta esencial para justificar la necesidad de financiamiento. Según datos de la ONU, entre 1993 y 2023, el nivel promedio del mar en el Pacífico aumentó 15 centímetros, un incremento significativamente mayor que el promedio global de 9,4 centímetros.

Además, si la temperatura global sube entre 1,5 y 3,0 grados Celsius, las islas del Pacífico podrían enfrentarse a un aumento de entre 50 y 68 centímetros.

No obstante, aunque los Peid se sienten alentados por el compromiso global hacia el nuevo Fondo de Pérdidas y Daños, cuya secretaría estará a cargo del Banco Mundial, los detalles sobre su funcionamiento, los criterios de aplicación y la cantidad de fondos disponibles aún no se han definido.

Además, las promesas de financiamiento actuales están muy por debajo de lo necesario.

Durante la COP28 de Dubái, países como Alemania, Francia, Italia y los Emiratos Árabes Unidos hicieron contribuciones considerables, pero el total comprometido de 700 millones de dólares dista mucho de los 100 000 millones de dólares anuales proyectados como necesarios para afrontar las crecientes pérdidas climáticas durante este siglo.

“El Pacífico ha defendido la causa de las pérdidas y daños desde 1991 y continuará haciéndolo. Aunque todos los países enfrentan los impactos del cambio climático, el Pacífico y otros Peid han contribuido mínimamente a este fenómeno y, sin embargo, sufren impactos desproporcionados”, afirmó Ronneberg.

A su juicio, «si el mundo no reduce las emisiones para cumplir con el objetivo de 1,5 grados, enfrentaremos amenazas existenciales debido a las pérdidas y daños ocasionados por el cambio climático”.

Conscientes de la urgencia, la Comunidad del Pacífico ha intensificado esfuerzos para ayudar a los países a desarrollar estrategias integrales para abordar las pérdidas y los daños.

Con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Dinamarca, la organización lanzó un proyecto destinado a asistir a los países del Pacífico en la creación de planes y estrategias nacionales sobre pérdidas y daños. Dinamarca ha prometido 5 millones de euros para apoyar investigaciones clave y la recopilación de datos necesarios para las solicitudes de financiamiento.

“El proyecto que la Comunidad del Pacífico inició este año, con financiamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores de Dinamarca, busca apoyar a los países que estén en desarrollo de planes y estrategias nacionales de pérdidas y daños, en paralelo con la puesta en marcha/ operacionalización del fondo para atender estas necesidades”, explicó DeFreese.

La necesidad de una acción global rápida y sustancial nunca ha sido mayor, ya que el Pacífico continúa enfrentando los crecientes costos de los impactos climáticos. Sin esfuerzos acelerados para poner en marcha el fondo y cumplir con las promesas realizadas, las naciones vulnerables corren el riesgo de quedar desprotegidas frente a los desafíos que se avecinan.

T: GM / ED: EG

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