DELHI – «Llevo la agricultura en la sangre y no puedo imaginarme haciendo otra cosa», dijo Mahim Mazumder, un agricultor de Assam, un estado del noreste de India, asegurando que los infortunios cada vez más frecuentes no le impedirán seguir con su actividad.
«En los últimos tres a cinco años se han producido cambios drásticos -las temperaturas han subido tanto que ni siquiera sentarse bajo un árbol alivia-, pero seguiré cultivando, aunque la cosecha sea pequeña. He pasado toda mi vida cultivando, y a pesar de todos los retos, seguiré», asegura firme.
Mahim ha cultivado junto a su padre desde la infancia, y ahora, a sus 55 años, sigue confiando en el cultivo de arroz y hortalizas, ambos muy dependientes del clima.
Sin embargo, las inundaciones y las temperaturas irregulares suelen devastar sus cosechas. Con el cambio climático, cultivar algo con seguridad se ha vuelto cada vez más difícil.
Mahim es de Assam, un estado nororiental indio a menudo olvidado, pero ahora reconocido como un punto caliente climático.
Solo representa 2,4 % de la superficie de la India, pero Assam concentra casi 9,4 % de las regiones del país propensas a las inundaciones. Graves inundaciones y catástrofes naturales, agravadas por el cambio climático, azotan al estado cada año, causando estragos en millones de vidas y medios de subsistencia.
El Instituto Indio de Tecnología (IIT)-Mandi realizó una evaluación de la vulnerabilidad climática para la planificación de la adaptación en la India, en conjunto con otros orgnismos, e identificó los distritos de Cachar, Hailakandi y Karimganj, en el valle de Barak de Assam, entre los más vulnerables al cambio climático.
De los 25 distritos más vulnerables de la India, 15 distritos están en Assam y han sido señalados como altamente vulnerables. Los agricultores son los más perjudicados, ya que luchan por hacer frente al empeoramiento de la crisis climática, que suele desembocar en trágicos extremos, como el aumento de los suicidios de agricultores.
Entre los problemas que sufre la India desde hace tiempo figuran los suicidios de agricultores provocados por la aplastante deuda, el deterioro del medio ambiente, las sequías, las inclemencias meteorológicas y los efectos desfavorables de los pesticidas, que en algunos casos han llegado a causar cáncer.
La protesta campesina de 2021, que duró un año y se produjo durante la pandemia de covid-19, sirve de crudo recordatorio del trato que han recibido los agricultores: muchos perdieron la vida durante el movimiento.
India está ahora a punto de convertirse en el epicentro mundial de los suicidios de agricultores, donde estas tragedias aparecen en las noticias pero ya no dominan los titulares. Muchos agricultores siguen luchando para hacer frente a la intensificación de la crisis a medida que se agrava el ciclo de la deuda y las dificultades económicas.
Los suicidios de agricultores en la India han alcanzado una media anual de entre 10 000 y 12 000 entre 2015 y 2022. En Assam, los jornaleros agrícolas se enfrentaron a tasas de suicidio más elevadas que los agricultores propietarios o arrendatarios de tierras, lo que pone de manifiesto su mayor vulnerabilidad.
En el año 2021 se registró el mayor número de suicidios (227), en gran parte como resultado de un fuerte aumento de los suicidios entre los agricultores que cultivaban sus propias tierras (134), posiblemente como consecuencia de las graves dificultades económicas o climáticas de ese año.
La cifra descendió a 123 en 2022, los datos revelan una crisis persistente, que afecta especialmente a los jornaleros agrícolas y a los pequeños agricultores.
El cambio climático está añadiendo otra capa de angustia, con temperaturas fluctuantes, precipitaciones irregulares, agotamiento de las aguas subterráneas y calor extremo que perjudican aún más sus medios de subsistencia.
Mahim Mazumder afirma: «¡El tiempo ha cambiado radicalmente! Antes, hacia el día 15 de Bhadhro Mash (septiembre), veíamos niebla, señal de la llegada del invierno, que era crucial para los cultivos de hortalizas».
Sin embargo, ahora las inundaciones alteran los horarios de los agricultores.
«Antes experimentábamos con diversas variedades de cultivos, pero ahora nos vemos obligados a ceñirnos a lo básico, por miedo a la pérdida total. Aunque sabemos cómo manejar las inundaciones tradicionales, este calor extremo es nuevo, y no sabemos cómo hacerle frente», explica.
Detalla que «las plantas trepadoras se marchitan con el calor, e incluso nuestro ganado tiene problemas; algunos se han desplomado por insolación».
«Los cultivos que solían prosperar con temperaturas más altas ahora se marchitan bajo la presión del cambio climático. Cada inundación arrasa con todo, e incluso durante las temporadas normales, nos enfrentamos a una reducción del rendimiento del 20% debido al aumento del calor y a la mala calidad de los insumos», afirma Mash.
El gobierno indio reconoce el impacto del cambio climático en la agricultura y los agricultores.
Desde 2014, se han desarrollado un total de 1888 variedades de cultivos resistentes al clima, junto con 68 tecnologías de adaptación climática específicas para cada lugar, que se han demostrado a las comunidades agrícolas para una adopción más amplia.
Pero sin adaptación, el rendimiento del arroz de secano podría disminuir 20 % en 2050 y 47 % en 2080, mientras que el del arroz de regadío podría disminuir 3,5 % y 5 %, respectivamente. Se prevé que el rendimiento del trigo disminuya 19,3 % en 2050 y 40 % en 2080.
Se prevé que el rendimiento del maíz kharif disminuya 18 % en 2050 y 23 % en 2080. El cambio climático no solo reduce el rendimiento de las cosechas, sino también la calidad de los productos, y fenómenos extremos como las sequías repercuten gravemente en el consumo de alimentos para todos.
La crisis agraria de la India es profunda y tiene sus raíces en las tensiones financieras, las malas cosechas y los problemas relacionados con el clima, que están llevando al límite a la comunidad agrícola. Las crecientes tasas de suicidio entre los trabajadores agrícolas revelan lo precaria que se ha vuelto su situación.
Mientras agricultores como Mahim Mazumder siguen enfrentándose a los efectos del cambio climático -inundaciones impredecibles, aumento de las temperaturas y reducción del rendimiento de las cosechas-, sus medios de vida y su futuro siguen en peligro.
No se trata solo de una crisis económica o agrícola; es una crisis humana que afecta a generaciones que han dependido de la agricultura para sobrevivir.
Aunque el gobierno indio ha avanzado en el desarrollo de variedades de cultivos resistentes al clima y tecnologías específicas para cada lugar, estas medidas no se están adoptando a la escala y velocidad necesarias para evitar más pérdidas.
Los efectos del cambio climático han dejado de ser una preocupación lejana para convertirse en una amenaza inmediata, que erosiona no sólo la producción de las explotaciones agrícolas, sino también las vidas de quienes cultivan la tierra.
A medida que el cambio climático se acelera, también debe hacerlo la respuesta de los responsables políticos y las instituciones.
No basta con centrarse únicamente en los rendimientos agrícolas: las reformas también deben dar prioridad al bienestar de los propios agricultores, garantizando que dispongan de los recursos y el apoyo necesarios para adaptarse, sobrevivir y prosperar ante esta crisis creciente.
Si no se actúa, las consecuencias serán devastadoras, no solo para la comunidad agrícola de la India, sino para la seguridad alimentaria del país en su conjunto.
T: MF / ED: EG