Disminuye la desigualdad salarial en el mundo

Las diferencias salariales entre los trabajadores con mayor y menor remuneración disminuyen en la mayoría de los países. Sin embargo, hay importantes diferencias entre las regiones y, en la mayoría de los países pobres, muchos trabajadores laboran en la informalidad y ni siquiera tienen un salario. Imagen: Euroinnova

GINEBRA – La desigualdad salarial ha disminuido en alrededor de dos tercios de todos los países en lo que va de siglo, pero persisten importantes diferencias salariales en todo el mundo, expuso un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgado este jueves 28.

Gilbert Houngbo, director general de la OIT, afirmó que “el retorno a un crecimiento de los salarios reales es un avance positivo. Sin embargo, no debemos olvidar que millones de trabajadores y sus familias siguen padeciendo la crisis del costo de la vida que ha erosionado sus niveles de vida”.

Además, “las disparidades salariales entre los países y dentro de ellos siguen siendo inaceptablemente altas”, apuntó Houngbo.

El “Informe mundial sobre salarios 2024-25: ¿Está disminuyendo la desigualdad salarial a nivel mundial?” revela que desde el año 2000 la desigualdad salarial, que compara los salarios altos y bajos de los trabajadores, disminuyó en muchos países a una tasa promedio que osciló entre 0,5 y 1,7 % anual.

Las disminuciones más significativas se produjeron en los países de bajos ingresos, donde la disminución anual promedio osciló entre 3,2 y 9,6 % en las últimas dos décadas, y el crecimiento real de los salarios mundiales promedio ha comenzado a aumentar de nuevo a medida que la inflación disminuye de manera progresiva.

La desigualdad salarial está disminuyendo a un ritmo más lento en los países más ricos: se reduce anualmente entre 0,3 y 0,7 % en los países de ingresos altos, y entre 0,3 y 1,3 % en los países de ingresos medios altos.

Además, aunque la desigualdad salarial se redujo en términos generales, las disminuciones fueron más significativas entre los trabajadores asalariados que se encuentran en el extremo superior de la escala salarial.

El informe señala que los salarios mundiales han crecido más rápido que la inflación en los últimos tiempos. En 2023, los salarios reales mundiales crecieron 1,8 % y se proyecta un crecimiento de 2,7 % para 2024, el mayor en más de 15 años.

Esos resultados positivos marcan una recuperación notable en comparación con el crecimiento salarial mundial negativo, de -0,9%, observado en 2022, un período en el que las altas tasas de inflación superaron el crecimiento salarial nominal.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación mundial, de 6,8 % en 2023, podría bajar a 5,9 % en 2024 y 4,5% en 2025, descenso congruente con el crecimiento de los salarios reales.

Sin embargo, el crecimiento de los salarios ha sido desigual entre las regiones, y las economías emergentes han experimentado un crecimiento más fuerte que las economías avanzadas, según el informe.

Si bien las economías avanzadas del Grupo de los 20 (G20) registraron una disminución de los salarios reales durante dos años consecutivos (−2,8 % en 2022 y −0,5 % en 2023), el crecimiento de los salarios reales se mantuvo positivo durante ambos años en sus economías emergentes (1,8 % en 2022 y 6,0 % en 2023).

El G20 reúne una veintena de economías industrializadas y emergentes. Sus socios latinoamericanos son Argentina, Brasil y México.

El análisis de la OIT muestra que los patrones regionales de crecimiento salarial variaron considerablemente. Los trabajadores asalariados de Asia y el Pacífico, Asia central y occidental y Europa oriental experimentaron aumentos salariales reales a un ritmo más rápido que los de otras partes del mundo.

También reconoce que a pesar de los avances recientes, los altos niveles de desigualdad salarial siguen siendo un problema acuciante.

El informe muestra que, a nivel mundial, el 10 % de los trabajadores peor remunerados gana apenas el 0,5 % de la masa salarial mundial, mientras que el 10 % mejor remunerado gana casi el 38% de esa masa salarial.

La desigualdad salarial es mayor en los países de bajos ingresos, donde cerca de 22 % de los trabajadores asalariados están clasificados como mal remunerados.

Las mujeres y los trabajadores asalariados de la economía informal tienen más probabilidades de estar entre los peor remunerados.

Ese dato “refuerza la necesidad de adoptar medidas específicas para cerrar las brechas salariales y de empleo y garantizar salarios justos para todos los trabajadores asalariados”, sostiene la OIT.

Por añadidura, a nivel mundial, uno de cada tres trabajadores no recibe un salario. En la mayoría de los países de ingresos bajos y medios, son trabajadores autónomos, que solo encuentran oportunidades de ganarse la vida en la economía informal.

Como resultado, la desigualdad de los ingresos laborales medida aumenta significativamente en estas regiones, en comparación con la medida únicamente sobre la base de los salarios de los trabajadores asalariados.

“Las estrategias nacionales para reducir las desigualdades requieren fortalecer las políticas e instituciones salariales. Diseñar políticas que promuevan la productividad, el trabajo decente y la formalización de la economía informal”, dijo Giulia De Lazzari, economista de la OIT y coautora del informe.

El documento presenta algunas recomendaciones, entre ellas la fijación de salarios a través del diálogo social: los salarios deberían fijarse y ajustarse mediante negociación colectiva o sistemas de salario mínimo acordados en los que participen gobiernos, trabajadores y empleadores.

Se propone que la fijación de salarios considere tanto las necesidades de los trabajadores y sus familias como los factores económicos, y que se promueva la igualdad de oportunidades de trato y de resultados: las políticas salariales deben apoyar la igualdad de género, la equidad y la no discriminación.

Finalmente, se destaca la necesidad de basar las decisiones en datos y estadísticas fiables, y de abordar las causas profundas de los bajos salarios, como la informalidad, la baja productividad y la subvaloración de los empleos en sectores como la economía del cuidado.

A-E/HM

 

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