WASHINGTON – La mortalidad materna y la de los niños entre la población pobre es varias veces más alta que entre la más rica en la región, expone un nuevo informe de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Ahora más que nunca se requieren transformaciones en los modelos de desarrollo de la región, siendo la salud esencial para la ampliación de la protección social y para avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible”, dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal.
El estudio plantea que la región requiere con urgencia un aumento del gasto público en el sector sanitario para enfrentar las desigualdades en el acceso a la salud, las brechas en la calidad de la atención recibida y los elevados gastos de bolsillo en que incurre la población.
Marcas de esa brecha son que la mlortalidad materna entre la población más pobre sea más de siete veces mayor que entre la más rica, o que los niños más pobres menores de cinco años tengan 4,5 veces más riesgo de morir en comparación con el grupo más aventajado económicamente.
En el caso de las enfermedades crónicas, los más pobres tienen un riesgo 46 % mayor de morir entre los 30 y los 69 años por esas dolencias.
Además, datos de 2019 indican que la tasa de mortalidad atribuida al agua insalubre, el saneamiento deficiente y la falta de higiene es casi seis veces mayor en el quintil de menores ingresos.
Los datos, apunta el estudio, evidencia la urgencia de incrementar el gasto público en salud, que en promedio fue de 4,5 % del producto interno bruto en 2021, porcentaje inferior a la meta de al menos seis por ciento del PIB propuesto por la Organización Mundial de la Salud.
En 2021 solo 61 % del gasto total en salud de la región correspondió a gasto público, lo que pone de relieve la importancia que aún tiene en los países el gasto privado.
Así, de media, los hogares de la región tuvieron que cubrir ese año más de 28 % del gasto total en salud con pagos directos de su bolsillo, y en 11 países tuvo lugar un gasto de bolsillo superior a 35 %.
Según los organismos, esos gastos reproducen las desigualdades en acceso y calidad de la atención, y pueden traducirse en gastos catastróficos o empobrecedores para las personas.
Jarbas Barbosa, director de la OPS, subrayó que “casi tres de cada 10 personas tienen necesidades de atención médica insatisfechas en la región, por lo que los países deben invertir más y mejor”.
“No solo en hospitales y centros de salud, sino en la combinación adecuada de recursos humanos, infraestructura, equipos, medicamentos y tecnologías de salud que garanticen atención de calidad para todos”, puntualizó Barbosa.
El informe asienta que la pandemia covid-19, junto con la crisis del desarrollo de América Latina y el Caribe, han configurado una situación que amenaza el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la región.
El retroceso en el cumplimiento de los ODS –con metas referidas al año 2030- debido a la pandemia y las crisis en cascada “se manifiesta en indicadores clave de salud, como la mortalidad materna, la cobertura de inmunización y otros asociados a la malnutrición y la salud mental”, especifica el documento Cepal-OPS.
Las últimas proyecciones de la Cepal indican que solo 22 % de las metas de los 17 ODS (en temas como hambre, pobreza, ambiente, equidad, educación y salud) se alcanzarán en 2030, mientras que 46 % de ellas requiere mayor velocidad para ser cumplidas a tiempo, y 32 % no lograrían realizarse.
En el ámbito sanitario, en la región “persisten problemas de subfinanciamiento crónico, fragmentación y segmentación de los sistemas de salud”, destacó Salazar-Xirinachs.
“Las desigualdades en el acceso a la salud, las brechas en la calidad de la atención recibida y los elevados gastos de bolsillo también revelan la necesidad de avanzar en la sostenibilidad financiera de las inversiones para fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud”, planteó el documento.
En particular se destaca la relevancia de la estrategia de atención primaria de salud, considerando sus tres componentes —servicios integrados y funciones esenciales de salud pública, acción multisectorial y participación social— como parte de la transformación de los sistemas de salud para reducir las desigualdades.
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