ASUNCIÓN – El cambio climático ha sumido a nuestros sistemas alimentarios en el caos. Los fenómenos meteorológicos extremos y las dramáticas variaciones climáticas están golpeando la producción de alimentos y las cadenas de suministro en todo el mundo.
Mientras los líderes mundiales se preparan para la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático, hay mucho ruido sobre la acción climática.
Pero, ¿podemos realmente esperar que estas negociaciones lentas y burocráticas produzcan resultados tangibles y rápidos para descarbonizar y aislar nuestros sistemas agroalimentarios? Lo más probable es que no.
Pero no hay que desesperar. Mientras están por desarrollarse las negociaciones de la COP29 -en noviembre en Bakú, la capital de Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre-, ya se están arraigando sobre el terreno soluciones climáticas cruciales para transformar los sistemas alimentarios.
En la estimulante película «Todo en todas partes al mismo tiempo», ganadora en 2023 de varios premios Óscar, los protagonistas se ven rodeados de un caos y una complejidad abrumadores. Sin embargo, dentro de esta confusión, las pequeñas acciones, y la determinación de las personas que las respaldan, desencadenan un cambio poderoso.
De forma similar, la crisis climática -especialmente en los sistemas alimentarios- parece un reto insuperable con todo, sequías, inundaciones, tormentas, hambre y otras crisis interconectadas, golpeando en todas partes y al mismo tiempo.
Es necesario actuar con urgencia. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Es probable que la COP 29 se estanque en debates de ritmo lento. Mientras tanto, las soluciones transformadoras están tomando forma sobre el terreno.
En todo el mundo, comunidades, agricultores, patrocinadores e innovadores están construyendo silenciosamente la resiliencia de sus sistemas alimentarios, demostrando que el verdadero progreso a menudo surge de los márgenes, no del centro del caos. Al igual que en la película metafórica, encontrar el propósito y la acción en medio del desorden es donde comienza el cambio significativo.
Soluciones de base para sistemas alimentarios resistentes al clima
Mientras los líderes mundiales hablan y los funcionarios intentan convertir las decisiones en políticas viables, las comunidades locales ya están actuando. En todo el Sur global, donde los efectos del cambio climático se dejan sentir con mayor intensidad, los pequeños agricultores y las organizaciones de base están aplicando prácticas innovadoras que aumentan la resiliencia a las perturbaciones climáticas.
En regiones como el África subsahariana y partes de América Latina, la agroecología se está imponiendo como una poderosa herramienta para mitigar el cambio climático y adaptarse a él.
Este enfoque agrícola, que se basa en los conocimientos tradicionales y hace hincapié en métodos sostenibles y de bajas emisiones, está ayudando a las comunidades a adaptarse a los cambiantes patrones climáticos al tiempo que mejora la seguridad alimentaria.
La agroecología promueve la biodiversidad, mejora la salud del suelo y reduce la dependencia de los insumos químicos, todo lo cual aumenta la resistencia de los sistemas agrícolas a los impactos climáticos y ayuda a descarbonizarlos.
El papel del sector privado en la transformación de los sistemas alimentarios
Los movimientos comunitarios y los gobiernos locales están desempeñando un papel vital, pero el sector privado también está impulsando cada vez más las soluciones climáticas en los sistemas alimentarios. Las fuerzas del mercado están empujando a las empresas a innovar para reducir la huella climática de la agricultura.
La revolución de los alimentos vegetales es un ejemplo de cómo el sector privado está respondiendo a la necesidad de dietas más sostenibles que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Del mismo modo, las nuevas empresas de tecnología alimentaria basadas en proteínas alternativas están liderando el camino hacia un futuro alimentario sostenible y sabroso.
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Estos sustitutos no convencionales de la ganadería tradicional permiten vislumbrar cómo la innovación puede impulsar cambios sistémicos en la producción de alimentos.
Además de la innovación de productos, hay una creciente inversión empresarial en agricultura regenerativa, una práctica que reconstruye la salud del suelo, captura carbono y mejora la biodiversidad.
Las grandes empresas alimentarias, impulsadas por la demanda de productos sostenibles por parte de los consumidores, se están comprometiendo a abastecerse de ingredientes procedentes de explotaciones agrícolas regenerativas, contribuyendo así tanto a la mitigación del cambio climático como a la seguridad alimentaria a largo plazo.
Financiación climática al margen de los procesos de la COP
Uno de los obstáculos más importantes para transformar los sistemas alimentarios frente al cambio climático es la falta de financiación adecuada. Aunque las COP han asumido compromisos importantes, como la creación del Fondo Verde para el Clima, el flujo de fondos ha sido lento e insuficiente para satisfacer las necesidades de las comunidades vulnerables. En respuesta, la filantropía y las finanzas privadas están interviniendo.
Algunos mecenas y fundaciones están financiando iniciativas que ayudan a los pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático, mientras que los inversores de impacto están apoyando innovaciones agrotecnológicas que impulsan la productividad de forma sostenible.
Estos esfuerzos, aunque fuera del marco de la COP, son fundamentales para ampliar los sistemas alimentarios resistentes al clima y alcanzar los objetivos mundiales de producción neta cero.
Ya hay soluciones reales
Aunque la COP29 producirá sin duda importantes acuerdos globales, lo cierto es que muchas de las soluciones a la crisis climática -especialmente en lo que se refiere a la alimentación- ya están en marcha. Los agricultores, las comunidades locales, las organizaciones filantrópicas y las empresas privadas están construyendo un sistema alimentario más resistente, sostenible y con bajas emisiones de carbono.
Los líderes mundiales deben tomar nota. Sí, necesitamos objetivos ambiciosos y compromisos internacionales. Pero también necesitamos apoyar y ampliar los movimientos de base y las innovaciones del sector privado que ya están abriendo camino.
La verdadera seguridad alimentaria en un mundo con problemas climáticos no se conseguirá únicamente con soluciones de arriba abajo, sino que se logrará empoderando a quienes están en primera línea.
A medida que se acerca la COP29, no perdamos de vista lo que está ocurriendo más allá de las mesas de negociación. El futuro de la seguridad alimentaria depende de que actuemos hoy, liderados por quienes no pueden permitirse esperar.
Jesús Quintana es asesor principal sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles y ex director general del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
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