NACIONES UNIDAS – A principios de septiembre, el tifón Yagi, un mortífero ciclón tropical, azotó el sudeste asiático y el sur de China, causando una destrucción generalizada.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la velocidad de los vientos, que alcanzaron los 213 kilómetros por hora, así como las fuertes inundaciones y los graves corrimientos de tierra, han devastado las zonas afectadas.
Yagi es la catástrofe natural más fuerte que ha azotado el mar de la China Meridional en tres décadas, dejando más de 500 muertos, 38 desaparecidos y 1900 heridos.
Las autoridades calculan que 292 personas han muerto en Vietnam y más de 100 en Myanmar.
Un portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha) declaró que el número de muertos podría ser incluso mayor de lo que se había informado y que el tifón ha afectado a más de 631 000 personas.
El tifón y las inundaciones posteriores causaron daños considerables en infraestructuras críticas, como los sistemas de purificación de agua, dando paso a una gran cantidad de enfermedades transmitidas por el agua y a una inseguridad hídrica generalizada.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que unos 400 000 hogares se han quedado sin acceso a agua potable.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef están en primera línea de las zonas afectadas distribuyendo agua limpia y pastillas potabilizadoras.
«El agua limpia es fundamental para ayudar a prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua, y para mantener la atención y las operaciones seguras en los centros de salud, ya sea para las personas heridas en el tifón o para las que necesitan atención sanitaria rutinaria urgente», dijo Angela Pratt, representante de la OMS en Vietnam.
Además, Yagi ha causado daños considerables en miles de viviendas de todo el sudeste asiático.
La OMS calcula que aproximadamente 130.000 casas han quedado destruidas como consecuencia de las graves inundaciones.
Cientos de instalaciones sanitarias y escuelas también han resultado dañadas o destruidas, y solo en Vietnam unos dos millones de niños se enfrentan a largas interrupciones de su educación.
Myanmar, en particular, ha sufrido desplazamientos generalizados. Myanma Alinn, el periódico gubernamental de la antigua Birmania, informa de que se han abierto 438 campos de refugio temporal para ayudar a los 240 000 desplazados internos.
La agencia estatal de respuesta a desastres de Myanmar informó a los periodistas de que las extensas inundaciones han provocado bloqueos de carreteras, puentes comprometidos y líneas eléctricas caídas, todo lo cual ha obstaculizado enormemente los esfuerzos de socorro y las telecomunicaciones entre los distritos.
Yagi también ha causado grandes daños en los sistemas agrícolas de las regiones afectadas. Según los últimos informes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el tifón ha dañado más de 97 735 hectáreas de arrozales.
Además, ha dañado más de 11 746 hectáreas de hortalizas y 6902 hectáreas de árboles frutales. Esto ha abrumado a los agricultores asiáticos, poniéndolos en un estado de peligro financiero crítico.
Los expertos predicen que los problemas de inseguridad alimentaria ya existentes en el sudeste asiático van a agravarse enormemente.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Sheela Matthew, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Myanmar, describió el impacto del tifón sobre el hambre y la desnutrición en las zonas afectadas como «nada menos que devastador».
Además, la economía de las zonas afectadas ha sufrido importantes pérdidas como consecuencia del tifón.
Fuertes vientos e inundaciones arrasaron el delta del río Rojo, una zona muy cultivable de Vietnam, y dañaron centros de producción esenciales.
Según una evaluación inicial del gobierno, se estima que Vietnam ha sufrido pérdidas de hasta 1600 millones de dólares.
Actualmente, la ONU y sus organizaciones afiliadas están distribuyendo alimentos, agua potable y artículos de higiene a las familias de las zonas más afectadas.
También están vigilando los niveles de enfermedades transmitidas por el agua en las próximas semanas y meses. La ONU predice que se necesitarán aproximadamente 994 millones de dólares para los esfuerzos de respuesta.
De momento, solo se han recaudado 252 millones de dólares.
T: MF / ED: EG