ROMA – Un tercio de la población mundial no puede permitirse una dieta saludable y algunas regiones aún no se han recuperado de los daños causados por la pandemia covid-19, mostró el más reciente informe divulgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, dijo que “en 2022, el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable cayó por debajo de los niveles previos a la pandemia (covid-19) en los países de ingresos medios altos y altos. En cambio, los países de ingresos bajos registraron los niveles más altos desde 2017”.
Alrededor de 35,4 % de la población mundial, equivalente a 2826 millones de personas, no pudo permitirse una dieta saludable en 2022, de acuerdo con el último informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”.
Si bien los precios de los alimentos aumentaron a lo largo de 2022, lo que elevó el costo promedio de una dieta saludable, eso se vio compensado en gran medida por la recuperación económica y los consiguientes efectos positivos en los ingresos.
De ese modo, la cifra de personas se compara con la de tres años antes, 2019, cuando 36,4 % de la población mundial (2823 millones de personas) no podía acceder a una dieta saludable.
Además, la recuperación posterior a la pandemia registrada en 2022 se logró de manera desigual en las distintas regiones del planeta.
La proporción de personas en África que no pueden permitirse una dieta saludable fue de 64,8 %; en Asia, la cifra es de 35,1 %; en América Latina y el Caribe, de 27,7 %; en Oceanía, de 20,1 %, y en América del Norte y Europa, de apenas 4,8 %.
En los países de ingresos bajos y medianos bajos, el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable aumentó de 2019 a 2022.
En los países de ingresos medianos bajos 1677 millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable, y lo mismo ocurre con 503 millones que viven en países de ingresos bajos. En conjunto, representan 77 % de las personas que en el mundo no pueden permitirse una dieta saludable.
Ese resultado refleja que las recuperaciones económicas posteriores a la pandemia se repartieron de forma desigual y cómo las economías más avanzadas estaban mejor situadas para hacer frente a las perturbaciones de la cadena de suministro y a la presión inflacionaria mundial sobre los precios de los productos alimenticios.
Indicó el informe que los precios aumentaron significativamente (un promedio mundial de seis por ciento en 2020 y 11 % en 2021), pero el impacto se diluyó donde el crecimiento de los ingresos también fue sólido y los alimentos como proporción de los presupuestos familiares es menor, como en los países de ingresos más altos.
El hallazgo pone de relieve “un importante problema estructural de nuestros sistemas agroalimentarios”, afirmó David Laborde, director de la División de Economía y Políticas Agroalimentarias de la FAO.
El informe detalla la metodología utilizada para calcular la asequibilidad de una dieta saludable, definida como aquella que comprende diversidad, adecuación, moderación y equilibrio.
Destaca que “el progreso desigual en el acceso económico a dietas saludables proyecta la sombra de la consecución del Hambre Cero en el mundo, a seis años de la fecha límite de 2030” establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El ODS 2, Hambre Cero, tiene como primera meta “poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”.
Torero insistió en que “es necesario acelerar la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios para fortalecer su resiliencia a los principales impulsores, y abordar las desigualdades para garantizar que las dietas saludables sean asequibles y estén disponibles para todos”.
“Pero también es necesario asegurar que las personas puedan acceder a dietas saludables y consumirlas”, añadió.
El costo promedio mundial de una dieta saludable aumentó a 3,96 dólares PPA (una medida que compara la paridad de poder adquisitivo entre economías) en 2022.
Las variaciones subregionales fueron considerables, desde un máximo de 5,34 dólares en Asia Oriental hasta un mínimo de 2,96 dólares en América del Norte.
Para África, el precio promedio fue de 3,74 dólares; para Asia, 4,20; para América Latina y el Caribe, 4,56; para Oceanía, 3,46, y para América del Norte y Europa, 3,75 dólares, con una diferencia considerable entre Europa del sur, con 4,15 dólares PPP, y Europa occidental, con 3,01 dólares.
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