JOHANNESBURGO – Al entrar en el tradicional período seco del invierno austral en la región de África Meridional, había una palpable consternación debido a precipitaciones muy por debajo de la media en la región desde enero de este año.
En algunos países, que incluyen Botsuana, Mozambique, Angola, Malaui, Zimbabue y Zambia, ha habido 20 % menos de precipitaciones que lo usual en el mes de febrero. El período enero-febrero más seco en 40 años, según un reporte emitido por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
La agricultura en estas vastas áreas de África meridional se han visto gravemente afectadas, dado que depende de la lluvia y no tiene acceso a sistemas de riego.
Machinda Marongwe, director del programa de Oxfam para África Meridional, dijo que la región está en crisis y pidió a los donantes a que “liberen recursos inmediatamente” para prevenir una “situación humanitaria inimaginable”.
Según Marongwe, “Con todos los países que enfrentan múltiples crisis simultáneamente, la urgencia no puede ser exagerada”.
En África meridional, una región que Oxfam describe como un “punto crítico de desastres climáticos”, El Niño, un patrón climático originado a lo largo del Ecuador en el océano Pacífico, ha influenciado severamente el clima de la región.
Una característica de este fenómeno es que trae temperaturas altas y pocas precipitaciones en África del Sur. A raíz de eso, se seca el suelo, lo cual provoca inundaciones cuando efectivamente llueve.
El profesor Jasper Knight, de la Facultad de Geografía, Arqueología y Estudios Medioambientales de la sudafricana Universidad de Wits, conversó con IPS acerca de las actuales condiciones climáticas extremas.
“Estamos en un período oscilatorio de El Niño, que provoca variabilidad en las precipitaciones regionales en toda África Meridional», dijo.
Por esa razón, añadió, «algunas partes de la región están muy secas y han sufrido olas de calor. Algunas partes del sur de Lesoto ahora están atravesando un estado de crisis de sequía, según el Ifpri (Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias)».
Un período seco prolongado en África meridional a comienzos de 2024 calcinó los cultivos y fue una amenaza para la seguridad alimentaria de millones de personas. El fenómeno de El Niño actualmente en curso, que alteró los patrones de lluvias durante la temporada de cultivo, ha jugado un papel importante al exacerbar la sequía. Imagen: Nasa“Pero esta crisis del agua no es únicamente por las precipitaciones. También se trata de una gestión más eficaz del agua cuando ya es escasa. La infraestructura hídrica en África Meridional no está adaptada a su propósito y esto empeora la situación», destacó Knight.
Para el académico, «el hecho de desarrollar una infraestructura más resistente contribuirá a mitigar algunos de los efectos negativos de la variabilidad de las precipitaciones. Esto, a su vez, ayudará a la sociedad a afrontar las sequías”.
Además del problema de los cultivos, que ha llevado a riesgos muy tangibles de inseguridad alimentaria, la falta de agua ha dado lugar a brotes generalizados de cólera. La temporada de lluvias falló y se convirtió en sequías.
El hecho de que la próxima temporada de lluvias está lejos aumenta el temor de toda la región, en cuanto a la provisión de alimentos y los efectos en las vidas de las personas tanto a nivel económico como en términos de amenazas peligrosas para la salud.
Según la Red de Análisis de Políticas sobre Alimentos, Agricultura y Recursos Naturales (Fanrpan, en inglés), África del Sur está en manos de una crisis urgente.
Alerto en un encuentro con periodistas que “la situación es grave y requiere de atención inmediata. Se avecina un fracaso generalizado de cultivos en Malaui, Zambia y Zimbabue. El ganado está muriendo a tasas alarmantes debido a la falta de agua y vegetación».
“El traslado de personas y animales desesperados está propagando enfermedades, incluso las transmisibles a humanos”, añadió.
Zambia declaró el desastre de sequía el 29 de febrero y el presidente de Malaui hizo lo mismo el 23 de marzo, siendo el cuarto año consecutivo que las condiciones climáticas han llevado al país a tomar esta medida.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) expresó que El Niño estaba “empeorando los efectos devastadores de la crisis climática en Malaui”. Zimbabue se sumó a ellos a comienzos de abril.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
El presidente zimbabuense Emmerson Mnangagwa dijo que “más de 2,7 millones de personas en el país pasarán hambre este año y es necesaria una ayuda superior a 2000 millones de dólares para la respuesta nacional del país”.
Joe Glauber, investigador sénior en el Ifpri, dijo a IPS que “los déficits de producción relacionados con El Niño de este año se ven parcialmente compensados por mayores reservas de existencias tras las grandes cosechas de maíz en 2022 y 2023.
Eso sí, reconoció que «las malas cosechas ya han dado lugar a un aumento de las importaciones en países como Zimbabue».
«Se espera que las exportaciones disminuyan a medida que las existencias se reduzcan en la región. El próximo fenómeno La Niña, con optimismo, traerá las precipitaciones necesarias a la región más adelante este año, lo que debería significar que las carencias relacionadas con la sequía sean relativamente breves”, dijo el especialista.
Este pronóstico esperanzador también se menciona en un blog publicado el 10 de abril de 2024 por el Ifpri.
Bajo el título “Sequía en África Meridional: Impacto sobre la producción de maíz”, Joseph Glauber y Weston Anderson escribieron: “A diferencia de lo que ocurrió entre 2014 y 2016, cuando el principal productor-exportador, Sudáfrica, sufrió sequías consecutivas, la sequía de este año viene después de un año de buena cosecha y acumulación de reservas.
«Las mayores reservas iniciales ayudarán a amortiguar el impacto de la sequía actual. Sin embargo, serán necesarios suministros provenientes de otros lugares para satisfacer las demandas de consumo. Además, es probable que las exportaciones disminuyan, especialmente hacia mercados fuera del África del Sur”, dijeron.
Sin duda, la sequía y las extremas dificultades que trae aparejadas están causando estragos en la región. Con suerte, las reservas de alimentos de países como Sudáfrica ayudarán a mitigar esta crisis y, en la próxima primavera, habrá suficientes lluvias y cosechas abundantes.
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