El cambio climático es una amenaza para la pesca en este siglo

Pescado fresco en un mercado de Roma. Mientras el consumo de productos del mar se incrementa en el mundo, la existencia de la biomasa pesquera en distintas regiones del planeta está bajo la amenaza del cambio climático inducido por las emisiones de gases de efecto invernadero. Imagen: Alessia Pierdomenico / FAO

ROMA – El cambio climático amenaza con disminuir a lo largo del siglo la biomasa pesquera explotable en el mundo, incluidos los principales países productores y dependientes de los alimentos acuáticos, advirtió este miércoles 10 un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ya para mediados de siglo “las proyecciones globales de biomasa pesquera explotable muestran en muchas regiones disminuciones de más de 10 %, particularmente bajo el escenario de altas emisiones”, indicó el informe “Riesgos del cambio climático para los ecosistemas marinos y la pesca”.

Las emisiones de gases de efecto invernadero, que calientan la atmósfera y los océanos, han precipitado el calentamiento global que pone en riesgo a especies marinas en el mundo, y los escenarios a lo largo del siglo varían dependiendo de si crecerá o disminuirá el volumen de esas emisiones.

Para finales de siglo, bajo el escenario de altas emisiones, que proyecta un calentamiento global de tres a cuatro grados centígrados sobre el promedio de la era preindustrial (1850-1900), las disminuciones de biomasa pesquera empeorarán, 30 % o más en 48 países y territorios.

En cambio, en el escenario de bajas emisiones, que proyecta un calentamiento global de 1,5 a 2 °C, los cambios se estabilizan, entre ninguno y una disminución de 10 % o menos en 178 países y territorios para fines del siglo.

Con el Acuerdo de París de 2015, la casi totalidad de los Estados se comprometieron a reducir voluntariamente sus emisiones de modo que la temperatura media del planeta no exceda de 1,5 °C para el año 2050 con respecto a la era preindustrial, ni de dos grados a finales de la centuria.

En los últimos 12 meses la temperatura media global ya sobrepasó ese umbral, con 1,64 °C según el observatorio europeo Copernicus, aunque se lo toma como una señal del calentamiento global y no como un hecho definitivo pues no se corresponde con un período prolongado.

La FAO apunta que entre las disminuciones de biomasa marina más notables, asociadas al cambio climático, se incluyen las de los principales países productores de pescado, que empeoran hacia fines del siglo en el escenario de altas emisiones.

Por ejemplo, se prevé una disminución de 37,3 % de la biomasa para las zonas económicas exclusivas de Perú y 30,9 % para las de China, aunque se estabilizan en el escenario de bajas emisiones.

Los países con mayor producción de pesca de captura son China, Indonesia, India, Perú, Rusia, Estados Unidos, Vietnam, Japón, Noruega y Chile.

El nuevo informe de la FAO llega poco después de la última edición de “El estado mundial de la pesca y la acuicultura”, en el que la organización mostró que la producción pesquera y acuícola mundial alcanzó un nuevo máximo de 223,2 millones de toneladas en 2022.

Al mismo tiempo aumenta el consumo aparente mundial de alimentos de origen animal acuático per cápita: de 9,1 kilogramos en 1961 a 20,6 kilos en 2021.

La proporción de poblaciones marinas de pesca sostenible supervisadas por la FAO se ubica en 62,3 %, y las personas empleadas en la producción primaria de pesca y acuicultura en el mundo suman 62 millones.

Las proyecciones del estudio se centran en los efectos potenciales del cambio climático sobre los peces explotables. Por lo tanto, no simulan el potencial de cambios abruptos que pueden resultar de combinaciones de cambio climático, deterioro del hábitat, presión pesquera, la contaminación y otros factores humanos.

Sin embargo, Manuel Barange, director de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO, dijo que “comprender los posibles impactos del cambio climático sobre los ecosistemas marinos y sus pesquerías, y las incertidumbres asociadas, es crucial para diseñar programas de adaptación a escalas apropiadas”.

“Las emisiones más bajas reducen significativamente las pérdidas de biomasa de fin de siglo en casi todos los países y territorios en comparación con el escenario de emisiones altas. Esto pone de relieve los beneficios de las medidas de mitigación del cambio climático para la pesca y los alimentos acuáticos”, añadió.

Una comparación de las pérdidas proyectadas en ambos escenarios para finales de siglo reveló que la reducción de las emisiones ha tenido beneficios marcados para casi todos los países y territorios.

Entre ellos se encuentran los pequeños Estados insulares en desarrollo, donde la población depende en gran medida de la pesca para obtener alimentos e ingresos, y donde son mayores los riesgos ecológicos y socioeconómicos que plantea el cambio climático.

Por ejemplo, entre los Estados insulares del Pacífico, entre 68 y 90 % de las pérdidas extremas previstas para finales de siglo en el escenario de emisiones elevadas para los Estados Federados de Micronesia, Nauru, Palau, las Islas Salomón y Tuvalu se evitarían en el escenario de emisiones bajas.

El informe también señaló que, para ayudar a los países a lograr la visión de Transformación Azul de la FAO de sistemas alimentarios acuáticos más resilientes, equitativos y sostenibles, una futura investigación deberá abarcar otros usos oceánicos y costeros además de la pesca.

Esto permitiría obtener una visión más integral de la gestión de los recursos naturales marinos frente al cambio climático y orientar las compensaciones entre sectores, incluida la gestión pesquera adaptativa y las políticas agroalimentarias más amplias, resaltó finalmente el informe.

A-E/HM

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