Caos, pánico y hambre se extienden por la Franja de Gaza

Una familia de desplazados prepara una comida en Jan Yunis, sur de Gaza. Centenares de miles de palestinos, que ya debieron dejar sus hogares bajo los bombardeos, deben desplazarse nuevamente a refugios improvisados a medida que llegan órdenes de Israel para que desalojen áreas que son objetivos militares. Imagen: Bisan Ouda / Unfpa

NACIONES UNIDAS – El pánico, el caos y el hambre se extienden por la Franja de Gaza, al afectarse unas 250 000 personas tras la orden militar israelí de evacuar la ciudad de Jan Yunis, en el sur de ese territorio palestino escenario de una guerra que ya dura nueve meses, advirtieron responsables de las Naciones Unidas.

Louise Wateridge, oficial de comunicaciones de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa) dijo que la orden “es otro golpe devastador para la respuesta humanitaria aquí, otro golpe devastador para la gente, las familias en el terreno. Parece que han sido desplazadas por la fuerza una y otra vez”.

Hace apenas unas semanas, Jan Yunis estaba desierta, después de que intensos bombardeos israelíes dañaran o destruyeran casas y edificios, pero familias con pocas opciones acudieron allí después de que el ejército israelí ocupó la ciudad de Rafah, más al sur, primer de un millón de desplazados desde otras áreas.

“¿Cómo deciden los padres a dónde ir? En la zona central de Gaza, a lo largo de la carretera costera, se pueden ver los refugios improvisados hasta la orilla, hasta donde llega el agua. Están absolutamente abarrotados de familias que ya han tenido que mudarse”, expuso Wateridge.

La responsable de la Unrwa señaló que los intensos bombardeos han continuado “en las zonas norte, centro y sur de la Franja de Gaza. Ningún lugar es seguro. Hay más caos y pánico extendiéndose sobre el terreno”.

Solo este martes hubo al menos 25 muertos en ataques israelíes en el norte y en el sur de la Franja: ocho personas murieron y más de 30 resultaron heridas en bombardeos contra Jan Yunis y Rafah, en el sur, y en Ciudad de Gaza (norte), al menos 17 personas han muerto al ser bombardeado el barrio Zeitun.

La Franja de Gaza es escenario de una operación militar israelí a gran escala desde que el pasado 7 de octubre milicianos del movimiento islamista Hamás atacaron en el sur de Israel, causaron 1200 muertes y tomaron 250 rehenes, según Tel Aviv.

La respuesta israelí ha causado 37 925 muertos, 87 141 heridos y miles de desaparecidos, según fuentes gazatíes, destruido dos tercios de las viviendas y otras edificaciones, e inutilizado instalaciones y redes de servicios de agua, alimentación, combustible, electricidad, comunicaciones, salud, escuelas, templos y refugios.

Ayuda humanitaria ha podido ingresar, principalmente en camiones desde Egipto, pero de modo escaso e intermitente durante los meses de conflicto, que continúa a pesar de llamados de la comunidad internacional, incluido el Consejo de Seguridad de la ONU, para un alto el fuego que permita auxiliar a la población civil.

La Franja, de 365 kilómetros cuadrados a orillas del Mediterráneo oriental, tiene a 96 % de sus 2,3 millones de habitantes en un nivel de inseguridad alimentaria aguda, y unos 495 000 en situación catastrófica, de acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Máximo Torero, economista jefe de la FAO, dijo que un deterioro de la situación a medida que prosigue el conflicto “puede hacer que más personas padezcan niveles catastróficos de hambre, por ejemplo si el acceso de los camiones que llevan ayuda humanitaria a Gaza disminuye y no aumenta de forma sustancial”.

De su lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS ) destacó cómo la falta de combustible “ha comprometido significativamente” la atención en el enclave, pues el sector sanitario necesita 80 000 litros de combustible cada día para funcionar.

Como desde finales de junio “ningún combustible ha entrado en Gaza” según Hanan Balkhy, director regional de la OMS para el Mediterráneo oriental, “se corre el riesgo de interrumpir servicios críticos ya que los heridos están muriendo porque los servicios de ambulancia enfrentan retrasos debido a la escasez de combustible”.

La falta de combustible también afecta los servicios esenciales de agua (bombeada desde pozos o de plantas desalinizadoras) y saneamiento, además de las cocinas de las escasas panaderías que aún funcionan.

Esa situación “contribuye significativamente a la propagación de enfermedades”, dijo Balkhy, y destacó “los preocupantes aumentos en el número de adultos y niños que padecen enfermedades transmitidas por el agua, como hepatitis A, diarrea, afecciones de la piel y otras”.

A pesar de las últimas novedades en materia de seguridad, Unrwa informó que logró continuar algunas operaciones de distribución de agua, paquetes de alimentos y harina, pañales, colchones y lonas para miles de personas desplazadas.

“Pero se está volviendo casi imposible para la ONU dar alguna respuesta debido al asedio impuesto por Israel, falta de combustible, de suministros de ayuda, de seguridad, y todas las dificultades para nuestro personal, que lucha por sobrevivir durante esta guerra”, lamentó Wateridge.

A-E/HM

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