Ambiciosos objetivos en Kenia ante una crisis climática que la maltrata

La gravedad y la frecuencia de las sequías, inundaciones, tormentas y otros impactos del cambio climático van a ir en aumento en Kenia. Una de las consecuencias es el mayor estrés hídrico, que provoca que más comunidades marginadas deban recorrer largas distancias en busca de agua dulce que sea segura para beber. Imagen: Joyce Chimbi / IPS

NAIROBI – Los desastres relacionados con el clima han azotado a Kenia durante años, bien sea por sequías pertinaces como sequías prolongadas.

Cinco estaciones lluviosas fallidas provocaron la peor sequía en 40 años, que afectó al menos a 4,5 millones de personas que requieren asistencia alimentaria.

Luego vinieron meses de lluvias torrenciales, que ocasionaron inundaciones fluviales y repentinas que dejaron damnificadas a más de 306 520 personas (61 304 familias) entre el 1 de marzo y el 18 de junio de 2024, con un saldo estimado de 315 muertos, 188 heridos y 38 desaparecidos.

Además, más de 293 200 personas (unas 58 641 familias) fueron desplazadas, según Reliefweb y el Centro Nacional de Operaciones de Desastres de Kenia.

Estas crisis climáticas suponen importantes retos financieros que se interponen entre esta nación de África Oriental y sus objetivos en materia de cambio climático.

Cuando en 2016 el gobierno se adhirió al Acuerdo de París sobre cambio climático, acordado un año antes y en vigor desde 2021, se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 32 % entre 2020 y 2030. Ese objetivo requería, se estimó entonces, 40 000 millones de dólares de nuevas inversiones,

De hecho, a medida que la crisis climática ha ido en aumento, también lo ha hecho la necesidad financiera, lo que requiere un apoyo específico, tanto interno como externo.

Ahora, según las kenianas y actualizadas contribuciones determinadas a ivel nacional (NDC, en inglés), el país necesita 65 000 millones de dólares para cumplir sus metas de mitigación y adaptación de 2020 a 2030.

Las voluntarias NDC de las 197 partes de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cnmucc) son el núcleo del Acuerdo de París, como compromisos que cada país asume para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

«Uno de los tres retos financieros a los que se enfrenta Kenia es la competencia de prioridades, ya que estamos gastando más en mitigación climática -reducir las emisiones de gases de efecto invernadero- y muy poco en adaptación climática -ajustarnos a los efectos actuales y futuros del cambio climático-«, afirmó Samuel Gikama, científico marino e investigador climático independiente.

Recordó que «este es un país en desarrollo con muchos problemas acuciantes. Debemos destinar los recursos disponibles a las áreas con mayor impacto y esa, para nosotros, es la adaptación, ya que se ha demostrado que tiene resultados positivos inmediatos para las comunidades locales».

Gikama cuestionó que la gestión de la financiación climática en Kenia está siendo opaca.

«El Fondo para el Cambio Climático (de Kenia) existe desde hace cinco años, pero no parece estar operativo», afirmó. Además, dijo, es complicado hacer un seguimiento del acceso de Kenia a la financiación climática.

«Es difícil hacer un seguimiento de todo lo que el país recauda en financiación climática de fuentes públicas y privadas y, en concreto, de cómo se gastan los fondos. La presupuestación climática sigue estando fragmentada. Pero el gobierno recauda unos 1500 millones de dólares al año», aseguró.

El fondo se estableció en virtud de la Sección 25 de la Ley de Cambio Climático, vigente desde 2016, como un mecanismo de financiación para priorizar las acciones e intervenciones relacionadas con el cambio climático.

Lo que sí resulta evidente es que la vulnerabilidad de Kenia al cambio climático es cada vez más evidente.

Los desastres relacionados con el clima, como la prolongada sequía de 2022-2023 y las recientes inundaciones mortales de 2024, han creado un pasivo económico equivalente a entre 2 % y 2,8 % de su producto interno bruto (PIB) anual.

Esto se suma a otras vulnerabilidades, como las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19, las frecuentes invasiones de langostas y otras plagas y enfermedades de los cultivos.

El análisis más reciente de la financiación climática se encuentra en el Panorama de la Financiación Climática en Kenia 2021.

Las NDC actualizadas indican que el gasto anual debería ser de 4390 millones de dólares, incluyendo la agricultura con 630 millones, el agua con 970 millones , las energías renovables con 1690 millones y otros sectores con 1110 millones de dólares.

El gasto público total de Kenia en clima y naturaleza ronda los 1530 millones de dólares anuales.

Estimaciones recientes indican que el país ha alcanzado un tercio de la financiación total necesaria para las inversiones relacionadas con la adaptación al cambio climático. Eso deja el déficit anual de recursos de unos 3500 millones de dólares y, según expertos como Gikama, el país se verá en apuros para cumplir sus ambiciosos objetivos en materia de cambio climático.

Kamau Ndung’u, un auditor de Nairobi, dice a IPS que Kenia, agobiada por una elevada deuda externa, tendrá que tener en cuenta la crisis climática a la hora de asignar recursos.

«Las estimaciones presupuestarias para el ejercicio 2023-2024 indican que nuestro gasto en servicio y reembolso de la deuda y pensiones aumentará de 44 a 49 %. El resto del presupuesto, el 51 % restante, se destinará a otros programas gubernamentales en todo el país, dijo.

Recordó que a lo largo de los años, los gobiernos kenianos se han asignado a sí mismos la mayor parte de los recursos financieros, en perjuicio de otras instancias de la administración, como las provincias y los condados (municipios).

Así estén limitados los recursos Gikama considera que es necesario reorientarlos para atender los programas de acción climática.

«El PIB de Kenia depende de sectores muy sensibles al clima, como la agricultura y el turismo. Sin embargo, áreas críticas como la agricultura, la silvicultura y el agua siguen estando infrafinanciadas. El cambio climático ha tenido un impacto muy grave en la agricultura y los recursos hídricos», dijo.

A falta de financiación adecuada, añadió, «las comunidades locales no pueden hacer frente a los cambiantes patrones meteorológicos, especialmente los agricultores. Casi el 98 % de nuestra agricultura es de secano».

Atieno Oloo, experto financiero del Ministerio de Hacienda, afirma que el país invierte en acción climática con capital público y privado.

«El Gobierno está adecuando los escasos recursos a las necesidades. El Tesoro trabaja actualmente en la distribución de 56,9 millones de dólares a 45 condados a través del programa de Financiación de la Acción Climática Dirigida Localmente», dijo.

El dinero es una subvención del Banco Mundial y sus socios.

En conjunto, las estimaciones más recientes muestran que el gobierno invirtió 2400 millones de dólares en acción por el clima. La inversión pública, que incluye financiación de proveedores nacionales e internacionales, supuso 59,4 % de esta cifra, mientras que el sector privado aportó los fondos restantes.

«Las estimaciones disponibles muestran que más de la mitad, 55 %, del gasto gubernamental relacionado con el clima procede de socios internacionales, mientras que 45 % es financiación pública nacional. Kenia y todos los demás países en desarrollo con dificultades deberían recibir financiación para el clima a través del Fondo de Pérdidas y Daños», afirmó Gikama.

En conjunto, los países africanos aportan menos de 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Kenia, en particular,  representa menos de % de las emisiones mundiales. Los países del Sur en desarrollo han venido señalando desde 1991 la necesidad de un fondo para pérdidas y daños por el clima, para los que se ha constituido un fon.

Ese fondo debería proporcionar ayuda financiera de los principales responsables de la crisis climática para hacer frente a las pérdidas y daños causados por el cambio climático.

Hicieron falta 32 años de presiones crecientes y 27 Conferencias de las Partes (COP) para que finalmente se crease el Fondo de Pérdidas y Daños en la COP28, que tuvo lugar en Dubái el año pasado.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

«Kenia y todos los demás países afectados deben centrarse en este fondo y exigir responsabilidades. Es inaceptable que alrededor de 79 % de la financiación pública internacional para el clima nos haya llegado en forma de deuda y que más de la mitad,  55 %, se haya gastado en mitigación climática», precisó Gikama.

El restante 45 %, subrayó, «se destinó a la adaptación al cambio climático. El sector de la adaptación queda relegado a un segundo plano a pesar de todas las pruebas que demuestran que sería nuestra área de mayor rendimiento de la inversión».

Según estimaciones del gobierno keniano, la financiación privada representa alrededor de 41 % del total de la financiación climática del país. De este porcentaje, las empresas keniatas movilizaron 34,4 %, mientras el 65,6 % restante procedió de inversiones de empresas privadas extranjeras en proyectos con sede en Kenia.

Aunque las necesidades de financiación de Kenia abarcan la energía, el agua, la agricultura y la silvicultura, las estimaciones muestran que los sectores privados extranjeros invierten predominantemente (99,7 %) en proyectos de energías renovables.

Las organizaciones filantrópicas siguen siendo los únicos actores privados internacionales que invierten en otros sectores climáticos y, más concretamente, en proyectos relacionados con la adaptación en sectores como el del agua.

El Fondo de Pérdidas y Daños es un paquete de rescate y rehabilitación para las naciones en desarrollo pobres y vulnerables gravemente afectadas por el cambio climático. El fondo cuenta actualmente con unos 700 millones de dólares.

El fondo de 100 000 millones de dólares, acordado antes de la aprobación del Acuerdo de París en la COP21 de 2015 y destinado a ayudar a los países en desarrollo tanto a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero como a adaptarse a los efectos adversos del cambio climático, se ha quedado constantemente rezagado respecto a sus objetivos.

El objetivo era movilizar 100 000 millones de dólares al año desde 2020 procedentes de diversas fuentes, entre ellas públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, y fuentes alternativas de financiación.

Según la Oorganización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en 2021 la financiación total para el clima aportada y movilizada por los países industrializados para los países en desarrollo ascendió a 89 600 millones de dólares.

Los países del Sur necesitan al menos 400 000 millones de dólares al año para hacer frente a los retos relacionados con el clima, y la necesidad financiera no hará sino crecer a medida que se agrave la crisis climática.

El camino de la financiación climática para países como Kenia parece estrecho y sinuoso.

T: MF / ED: EG

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