BRATISLAVA – El temor por la seguridad de periodistas en Eslovaquia crece tras el atentado contra el primer ministro, que algunos dirigentes políticos atribuyen, en parte, a los medios de comunicación independientes locales.
Las relaciones entre algunos medios e integrantes de la coalición gobernante, liderada por el partido Smer, del primer ministro Robert Fico, se han vuelto cada vez más tensas desde que el gobierno llegó al poder en octubre del año pasado.
Inmediatamente después de que Fico resultara gravemente herido el 15 de mayo, mientras saludaba al público tras una reunión del gobierno, autoridades de los partidos de la coalición relacionaron el ataque con las coberturas críticas hacia la actuación del primer ministro, y acusaron a los medios de promover el odio en su contra.
Se cree que el hombre de 71 años que disparó contra el primer ministro tenía un móvil político.
Desde entonces, otros dirigentes y directores de medios de comunicación llamaron a dejar de culpar a distintas organizaciones del atentado, con el fin de reducir la tensión social.
Pero altos cargos de los partidos de la coalición gobernante han seguido atacando a los medios de comunicación por lo que consideran fue su papel en promover el malestar contra el gobierno y provocar la tragedia.
A los periodistas eslovacos y a las organizaciones de defensa de la libertad de prensa les preocupa que esto aumente el riesgo de que los periodistas también se conviertan en blanco de ataques violentos.
«Los periodistas no son en modo alguno responsables de esto, y culparlos solo alimenta el fuego y aumenta la probabilidad de otro episodio violento», dijo a IPS el jefe de Defensa y Programas Europeos del Instituto Internacional de Prensa, Oliver Money-Kyrle.
Durante muchos años, Fico y su partido Smer, en el poder durante gran parte de los últimos 18 años en Eslovaquia, han atacado públicamente a los distintos medios, y a profesionales de la prensa puntuales por sus informaciones críticas sobre los distintos gobiernos.
Cuando Jan Kuciak, un periodista que investigaba la presunta corrupción de personas cercanas al gobierno de Fico, y su prometida, Martina Kusnirova, fueron asesinados en 2018, los críticos dijeron que la retórica del primer ministro hacia los periodistas había contribuido a crear un clima social que llevó a los autores de los asesinatos a creer que podían actuar con impunidad.
Entonces Fico se vio obligado a dimitir como primer ministro poco después de los asesinatos, tras las masivas protestas públicas contra su gobierno.
Pero desde que regresó al poder, él y otros miembros de la coalición gobernante atacan repetidamente a los profesionales que consideran críticos de su gobierno, e incluso su partido se ha negado a comunicarse con algunos periódicos y emisoras puntuales.
El gobierno también impulsa una legislación que, según advirtieron organizaciones de defensa de la libertad de prensa y miembros de la Comisión Europea, podría restringir gravemente la independencia de los medios de comunicación y la libertad de prensa.
Algunos periodistas de los principales medios llevan años sufriendo amenazas de muerte regulares y enfrentándose a un terrible acoso en Internet, y otros manifestaron que en los últimos meses están cada vez más preocupados por su seguridad, y que esa preocupación se exacerbó ahora tras el tiroteo sufrido por Fico.
Muchos creen que los años de retórica agresiva y despectiva contra ellos los han convertido en blanco del odio de algunos sectores de una sociedad que desconfía de los medios de forma generalizada: una encuesta reciente mostraba que solo el 37 % de los eslovacos consultados confía en los medios de comunicación.
A partir del atentado, algunas redacciones tomaron medidas de seguridad adicionales, y el gobierno declaró que ofrecerá una protección adicional a las organizaciones que puedan estar expuestas a un mayor riesgo, incluidos los medios.
La medida fue bien recibida por defensores de los derechos de la prensa, pero también manifestaron que los políticos deben tomar la iniciativa a fin de reducir las tensiones en la sociedad y los riesgos inmediatos a la seguridad de los periodistas.
«La forma de desescalar la situación es que cese el discurso de odio político contra los medios de comunicación», declaró a IPS el responsable de la sección UE/Balcanes de Reporteros sin Fronteras (RSF), Pavol Szalai.
En las horas inmediatamente posteriores al tiroteo, algunos ministros parecieron insistir en calmar la situación. En una rueda de prensa, el ministro del Interior, Matus Sutaj Estok, hizo un llamado «al público, a los periodistas y a todos los políticos a que dejen de propagar el odio».
Por su parte, decenas de directores de prensa escrita y audiovisual emitieron una declaración conjunta en la que condenaban públicamente el ataque contra el primer ministro y pidieron que políticos y medios se unieran para calmar las tensiones.
Sin embargo, incluso días después del tiroteo, altos cargos del gobierno siguieron atacando a algunos medios de comunicación o restando importancia a la gravedad de los comentarios realizados por colegas justo después del tiroteo, incluso tildando a los medios de «asquerosos cerdos».
El gobierno eslovaco no respondió a las preguntas de IPS sobre la seguridad de los periodistas.
Pero más allá de poner a los periodistas en mayor riesgo, se teme que el atentado también pueda empeorar de forma significativa la libertad de prensa en el país, como ya habían han demostrado las investigaciones.
Hace poco, el gobierno aprobó una ley -que se espera sea aprobada en el parlamento en unas semanas- por medio de la cual la radiotelevisión pública del país, RTVS, pasará por una completa revisión y, según los críticos, quedará efectivamente bajo el control del gobierno.
El líder de la coalición gobernante, el Partido Nacional Eslovaco (SNS), Andrej Danko, advirtió tras el intento de asesinato de Fico que se producirían «cambios en los medios de comunicación».
Y el 19 de mayo, en el canal privado de noticias TA3, dijo que tenía previsto proponer una ley que establecería nuevas normas para regular la ética periodística y las relaciones entre periodistas y políticos, por lo que estos están obligados a «aguantar» de parte de aquellos.
Beata Balogova, jefa de redacción del diario Sme, uno de los medios de comunicación del país criticado habitualmente por figuras del gobierno, declaró a la prensa internacional que el gobierno podría introducir ahora «medidas brutales contra los medios de comunicación».
Los periodistas locales afirman que cualquier medida represiva dificultaría aún más un trabajo ya de por sí difícil.
«No he pensado en cómo podría complicarse nuestro trabajo en el futuro porque ya es muy difícil. Es muy difícil reunir noticias cuando los partidos políticos se niegan a hablar con nosotros. (Más restricciones) ciertamente no facilitarían las cosas», opinó Michaela Terenzani, editora de Sme, en diálogo con IPS.
No obstante, añadió, que era difícil predecir qué ocurrirá en los próximos días y semanas.
«Por el momento, todos estamos superando la conmoción e intentando seguir con nuestro trabajo lo mejor que podemos. Es un momento importante en la historia de Eslovaquia y habrá que ver qué pasa con las relaciones entre los medios de comunicación y los políticos. Todo el mundo pide calma, y espero que así sea», afirmó.