GINEBRA – Las algas marinas pueden contribuir enormemente a la acción climática, la seguridad alimentaria y la igualdad de género en diversas partes del mundo, de acuerdo con un estudio elaborado por la Unctad (ONU Comercio y Desarrollo).
“Las algas marinas tienen superpoderes. Pueden avanzar varios objetivos de desarrollo sostenible a la vez”, afirmó Chantal Line Carpentier, jefa de la subdivisión de comercio y medio ambiente de ONU Comercio y Desarrollo, como se renombró este año la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Los objetivos sobre los que puede avanzarse con el desarrollo de las algas marinas son “empoderamiento económico de las mujeres y seguridad alimentaria, mientras ayudan a abordar la triple crisis ambiental del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”, dijo Line Carpentier.
El mercado global de algas marinas se triplicó en las últimas dos décadas, alcanzando los 17 000 millones de dólares en 2021, una pequeña pero rápidamente creciente porción del sector de pesquerías y recursos marinos, destacó la Unctad.
Las mujeres desempeñan tareas y responsabilidades de cada vez mayor liderazgo en el sector de las algas marinas, al frente de alrededor 40 % de los emprendimientos.
El estudio de la Unctad “Un océano de oportunidades: El potencial de las algas marinas para avanzar en las dimensiones ambientales y de género de los ODS” destaca que los usos de esas algas abarcan diversas áreas, incluyendo como alimento en sushi, ensaladas, sopas y bebidas.
Se utilizan para abordar deficiencias nutricionales comunes, incluyendo hierro, vitamina A, omega-3 y yodo, aunque se necesita más investigación sobre su composición nutricional, biodisponibilidad y riesgos para la salud.
También se emplean en sectores industriales como farmacéutica, alimentación animal acuática, cosméticos, textiles y bioempaques.
Asimismo, se aplican en proyectos ambientales, desde la captura de carbono hasta la producción de energía renovable. Absorben más carbono que los bosques tropicales o los manglares.
Según el informe, la producción de algas marinas es eficiente en recursos y su huella ecológica es baja, ya que la producción no necesita tierra, agua dulce ni fertilizantes.
Sin embargo, el cultivo, procesamiento y mercadeo de las algas a menudo se ve eclipsado por los sectores de pesca y acuicultura, lo que lleva a subestimar su importancia económica, particularmente para las mujeres.
Faltan regulaciones, estándares y orientación globales para la producción de algas marinas y su consumo humano, lo que obstaculiza su contribución ante desafíos globales como el hambre, la contaminación plástica, la gestión de aguas residuales y los contaminantes ambientales.
El mercado global de pesquerías y recursos marinos vivos fue estimado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en 400 000 millones de dólares en 2020, haciendo de las algas marinas un segmento pequeño, aunque de rápido crecimiento.
De los 17 000 millones de dólares en algas marinas comercializadas, 1000 millones correspondieron a exportaciones, y los países líderes fueron Corea del Sur (255 millones), Indonesia (225 millones), Chile (106 millones), China (54 millones), Irlanda (41 millones), Perú (39 millones) y Estados Unidos (25 millones de dólares).
La Unctad sostiene que el mercado en auge tiene un inmenso potencial más allá de los sectores alimenticios y de acuicultura, en particular para reemplazar los combustibles fósiles en industrias como textiles y plásticos.
“Las algas marinas pueden aumentar las oportunidades para la diversificación de ingresos, nuevas actividades comerciales y empleo local, empoderando así a mujeres, jóvenes y pueblos indígenas”, dijo David Vivas Eugui, jefe de la sección de economía oceánica y circular de la entidad.
Las mujeres proporcionan más de la mitad de la fuerza de labor en la producción de algas marinas en países como Indonesia, Filipinas y Tanzania.
Como en otras industrias, enfrentan obstáculos relacionados con la seguridad, la sanidad y cuestiones de salud. También barreras relacionadas con el género, como el acceso limitado a recursos, tecnología y papeles en la toma de decisiones, lo que socava su participación efectiva en la cadena de valor de las algas marinas.
La Unctad insta a los gobiernos a incorporar las algas marinas en los planes de desarrollo nacional, con consideraciones de género explícitas, y a promover la capacitación y empresas para mujeres en el sector.
Plantea además que los reguladores deben fomentar el desarrollo de sustitutos plásticos basados en algas marinas, integrarlas en las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, revisar regulaciones, derechos de tenencia marina, y planificación espacial marina para apoyar la participación de las mujeres.
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