Las mujeres afectadas por el sesgo de género merecen justicia climática

Los impactos negativos del cambio climático en las mujeres requieren más investigación y políticas específicas, para que puedan acceder a la justicia climática. Imagen: Busani Bafana / IPS

BULAWAYO, Zimbabue –  Crecen las investigaciones sobre los impactos desiguales del cambio climático en las mujeres, por un sesgo de género, pero se necesita más, sobre todo acción, para que puedan hacer realidad sus derechos a la justicia climática.

Los investigadores sostienen que las mujeres y las niñas tienen un acceso desigual a los alimentos, el agua, la salud, la educación e incluso a los ingresos, debido a los impactos del cambio climático. Esto las hace más vulnerables.

Pedi Obani, profesora asociada de la inglesa Universidad de Bradford, explica que las mujeres y las niñas experimentan los efectos negativos del cambio climático de forma diferente a los hombres.

«El cambio climático afecta más a las mujeres y muy a menudo de manera adversa», dijo Obani a IPS.

Detalló que «si el cambio climático provoca sequías o escasez de agua, significa automáticamente menos agua para beber y para la higiene de las mujeres, y para las que tienen responsabilidades de cuidado, significa menos agua en general».

«La carga se hace aún mayor para las mujeres, que a menudo también tienen que encontrar el agua, recorriendo a menudo largas distancias para conseguirla», dijo Obani.

El clima amplía la brecha salarial hombre-mujer

Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la  Agricultura (FAO) ha descubierto que el cambio climático tiene un impacto desproporcionado en los ingresos de las mujeres rurales, las personas que viven en la pobreza y las poblaciones de mayor edad.

El informe analizó los datos de más de 100 000 hogares rurales de 24 países de ingresos bajos y medios (PIMB). En él se constata que la capacidad de respuesta y adaptación de las mujeres a los fenómenos meteorológicos extremos es desigual a la de los hombres.

El informe El Clima Injusto destaca que, en los PIMB, las mujeres cabeza de familia de las zonas rurales sufren anualmente pérdidas económicas mucho mayores que los hombres.

Por ejemplo, el estrés térmico hace que los hogares regentados por mujeres pierdan cada año 8 % más de sus ingresos en comparación con los hogares regentados por hombres.

Las pérdidas económicas se traducen en una reducción por habitante de 83 dólares debido al estrés térmico y de 35 dólares ocasionado por las inundaciones, lo que supone un total de 37 000 y 16 000 millones de dólares, respectivamente, en todos los PIMB.

Según el informe, si las temperaturas medias aumentaran tan solo 1 grado centígrado, las mujeres se enfrentarían a una asombrosa pérdida de ingresos totales 34 % mayor que los hombres. A menos que se aborde el problema, el cambio climático aumentará las diferencias de ingresos en los próximos años.

Según un estudio del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo,  los efectos del cambio climático en el estado indio de Maharashtra han reducido las precipitaciones y provocado sequías recurrentes que afectan a mujeres y niñas.

En consecuencia,  las mujeres se han visto obligadas a emigrar en busca de trabajo en los campos de caña de azúcar. Las mujeres migrantes se han visto a menudo obligadas a someterse a histerectomías para poder trabajar sin hacer pausas durante la menstruación o el parto.

«Las mujeres suelen tener menos acceso a recursos como la tierra, el crédito y la educación, que son esenciales para adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático», afirma Buhle Francis, investigadora y activista del Centro de Investigación sobre Aprendizaje Medioambiental de la sudafricana Universidad de Rhodes.

Francis señala, por ejemplo, que en algunas regiones las mujeres se encargan de recoger agua y leña, que escasean debido al cambio climático, y su carga aumenta al tener que caminar largas distancias para acceder a estos recursos.

«Las mujeres tienen una mayor carga de trabajo, y el cambio climático agrava las desigualdades de género existentes al aumentar el trabajo no remunerado que realizan. Por ejemplo, después de fenómenos meteorológicos extremos, las mujeres son las principales responsables del cuidado de los niños, los ancianos y los enfermos», dijo Francis a IPS.

Añadió que las mujeres deben ser incluidas en el proceso de toma de decisiones sobre la adaptación al cambio climático y su mitigación.

En materia de seguridad alimentaria, las mujeres se ven afectadas en mayor medida y de manera diferenciada por el cambio climático que los hombres, por lo que necesitan tienen menos acceso a la justicia climática. Imagen: Busani Bafana / IPS

Asistencia jurídica para la justicia climática

Obani explicó que, si bien se hace hincapié en el empoderamiento de las mujeres a través de la representación y en sus derechos sexuales, reproductivos y a la tierra, por ejemplo, hay poca investigación sobre estos derechos y el cambio climático. En consecuencia, las mujeres quedaban excluidas de los procesos judiciales.

Las demandas climáticas son una vía importante para que las mujeres accedan a la justicia, especialmente en África, ya que cada vez hay más estudios que demuestran que el cambio climático les afecta más que a los hombres en términos de salud, agricultura, migración y conflictos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Obani señaló que, para mejorar el acceso a la justicia climática, es necesario recopilar datos sobre las experiencias de las mujeres y las niñas en relación con el cambio climático. Además, las mujeres necesitan asistencia jurídica para presentar demandas y leyes climáticas que las protejan.

«La representación legal es cara, y presentar una demanda también lo es. Así que, si tenemos todo esto en cuenta, el hecho de que no veamos a mujeres en los tribunales litigando contra el cambio climático puede no deberse necesariamente a que las mujeres no quieran litigar», dijo Obani.

A su juicio, «podría ser porque no tienen los recursos para hacerlo, que es donde entra el caso de la asistencia jurídica y las leyes sensibles al género».

La especialista y docente  hizo hincapié en la necesidad de ampliar la cantidad de fondos de asistencia jurídica y su cobertura para incluir el cambio climático y los asuntos ambientales. Además, la asistencia jurídica debe ser accesible para todos en función de sus necesidades.

La escasez de datos afecta a las pruebas de género

Obani admite que las mujeres se enfrentan a un caso débil para emprender acciones legales debido a la dificultad de probar los impactos del cambio climático sin datos concretos.

Afirmó que las mujeres africanas tienen muy pocas posibilidades de poder demandar por los daños provocados por el cambio climático a falta de datos concretos sobre cómo les afecta.

Citó el caso de un grupo de mujeres suizas mayores de 64 años que intentaron convencer al Tribunal Supremo Federal de que las mujeres eran más vulnerables a las olas de calor inducidas por el clima que los hombres, utilizando pruebas médicas que demostraban que el número de mujeres de esa edad que morían de insolación era mayor que el de hombres.

El máximo tribunal suizo desestimó su caso, alegando que no estaba convencido de que las mujeres hubieran sufrido daños suficientes para presentar una demanda de justicia climática, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acaba de sentenciar que Suiza violaba los derechos humanos al no tomar medidas contra el cambio climático para proteger a sus ciudadanos.

Leyes y políticas sensibles al género

Un análisis de 2022 de las políticas agrícolas de 68 países de ingresos bajos y medios realizado por la FAO reveló que 80 % de sus políticas no tenían en cuenta a las mujeres y el cambio climático.

Se descubrió que las mujeres gestoras de parcelas eran tan capaces como los hombres de adoptar prácticas agrícolas adaptadas al clima. Sin embargo, perdieron ingresos y oportunidades no agrícolas cuando se vieron expuestas a fenómenos meteorológicos extremos, según el informe.

Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), afirma que las políticas climáticas sensibles al género son cruciales porque la igualdad de género no es un «bien a tener», sino un derecho.

«Las políticas climáticas sensibles al género son cruciales para cerrar las brechas de implementación y la financiación sensible al género puede acelerar la acción climática y la resiliencia para todos, por lo que son clave para lograr la mayor ambición climática posible», dijo Stiell en un mensaje en marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer 2024.

T: MF / ED: EG

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