MANILA – Las economías en desarrollo de Asia y el Pacífico crecen de manera sostenida, previsiblemente 4,9 por ciento en 2023 y en un porcentaje similar lo harán el año próximo, según las previsiones del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).
El economista jefe del BAD, Albert Park, afirmó que “vemos un crecimiento fuerte y estable para la mayoría de las economías en desarrollo de Asia este año y el próximo”, en medio de una sólida demanda interna, la mejora de las exportaciones de semiconductores y la recuperación del turismo.
Park dijo que “la confianza de los consumidores está mejorando y, en general, la inversión es resistente. La demanda externa también, especialmente en lo que respecta a los semiconductores”, empleados en computadoras, teléfonos móviles, cámaras digitales, televisores, lavadoras, frigoríficos y bombillas LED.
La región que cubre el BAD son todos los países asiáticos y del Pacífico, excepto los de Asia occidental, y son todas naciones en desarrollo con excepción de los ya industrializados Australia, Japón y Nueva Zelanda.
El BAD considera que este año habrá un crecimiento más fuerte en el sur y sureste de Asia, impulsado tanto por la demanda interna como por las exportaciones, y compensando una desaceleración en China causada por la debilidad de su mercado inmobiliario y el consumo moderado.
Se prevé que el crecimiento de China se desacelere hasta 4,8 % este año y 4,5 % el próximo, desde 5,2 % en 2023.
Pero para el conjunto de la región, si se excluye a China, el crecimiento esperado es de cinco por ciento este año y 5,3 % el próximo.
Se espera que India siga como importante motor de crecimiento en la región, con una expansión de siete por ciento este año y 7,2 % el próximo. El suyo es el mayor crecimiento esperado en el sur de Asia, seguido del de Bangladesh (6,1 %) y, el año próximo, el de Bután (7,0 %), destino turístico en los Himalayas.
En Asia central las mayores tasas de crecimiento (6,5 %) serán las de Tayikistán y Turkmenistán, al captar inversiones chinas y rusas, y en el sureste destacan Filipinas y Vietnam, ambos con 6,0 % este año y 6,2 % el próximo.
En cuanto a la inflación, se espera que se modere en 2024 y 2025, después de haber sido impulsada por el aumento de los precios de los alimentos en muchas economías durante los últimos dos años.
El BAD considera que los responsables de las políticas deberían permanecer alerta, ya que existen varios riesgos, como interrupciones en la cadena de suministro, incertidumbre sobre la política monetaria estadounidense, los efectos del clima extremo, y la mayor debilidad del mercado inmobiliario en China.
Se espera que la inflación en los países en desarrollo de Asia y el Pacífico disminuya a 3,2 % este año y a 3,0 % el próximo, a medida que las presiones sobre los precios mundiales disminuyan y la política monetaria siga restrictiva en muchas economías.
Sin embargo, para la región, excluida China, la inflación sigue siendo más alta que antes de la pandemia de covid-19 que se desató a comienzos de 2020.
Los precios del arroz han contribuido a una mayor inflación de los alimentos, especialmente en las economías que dependen de las importaciones. Es probable que los precios de ese cereal se mantengan elevados a lo largo de este año.
Las razones incluyen pérdidas de cosechas debido al clima adverso y las restricciones de India a las exportaciones de arroz.
Según el BAD, el aumento de los costos mundiales de transporte marítimo, debido a los ataques contra barcos en el mar Rojo y la sequía en el Canal de Panamá, también puede contribuir a la inflación en Asia.
El análisis indica que para hacer frente al aumento de los precios del arroz y proteger la seguridad alimentaria, los gobiernos pueden otorgar subsidios específicos a las poblaciones vulnerables y mejorar la transparencia y el seguimiento del mercado, para evitar la manipulación y el acaparamiento de precios.
A mediano y largo plazo, las políticas deberían centrarse en establecer reservas estratégicas de arroz para estabilizar los precios, promover la agricultura sostenible y la diversificación de cultivos, e invertir en tecnología e infraestructura agrícolas para aumentar la productividad.
La cooperación regional también puede ayudar a gestionar los precios del arroz y su impacto, según el informe.
El BAD, establecido en 1966, es propiedad de 68 Estados miembros, 49 de ellos de la región.
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