MÉRIDA, Venezuela – Un año ha transcurrido desde que se inauguró el primer parque de energía solar impulsado por el gobierno de Venezuela, en el noroccidental estado de Mérida. La comunidad Llano de El Anís es la beneficiada de esta iniciativa, tras años de ser una población vulnerada en muchos aspectos y de hacer frente a una marcada pobreza energética.
El estado Mérida se ubica en los Andes venezolanos. La hermosura y diversidad de sus paisajes lo convierten en un centro turístico en el país, pero, además, es un territorio con un alto potencial para el desarrollo de energías renovables.
En la capital del mismo nombre se instaló una Comisión de Energías Renovables No Convencionales, por iniciativa del actual gobierno regional. Según los datos manejados por esta comisión, en la región desde hace décadas se desarrollan proyectos de generación eléctrica con energías limpias utilizando fuentes hídricas.
No obstante, la granja fotovoltaica de El Anís es el primer proyecto público de este tipo que utiliza 135 paneles solares para abastecer un centro de salud, la escuela y 17 viviendas de la comunidad.
En ese sector hay casi 300 familias adicionales que, a diario, se enfrentan a
racionamientos eléctricos de cuatro o más horas; el gobierno regional prometió ampliar la granja fotovoltaica para poder satisfacer la demanda eléctrica, pero aún no se presenta un proyecto concreto.
Mérida goza de un potencial solar aún no explotado al máximo; durante los últimos años se instalaron 101 sistemas solares fotovoltaicos que funcionan de forma descentralizada para atender, principalmente, áreas rurales. Algunos están recibiendo mantenimiento continuo, mientras que otros están en recuperación.
Estas experiencias, junto al proyecto de energía solar de El Anís, sirvieron para apalancar el Proyecto de Ley Orgánica de Energías Renovables y Alternativas (Lera) que aún espera por ser sancionado en la Asamblea Nacional.
Climate Tracker / IPS visitó el estado Mérida para conocer de cerca esta experiencia, la que destaca en un país en el que menos de 1 % de su generación eléctrica se obtiene a través del aprovechamiento del sol o el viento.
Experiencia
La comunidad de El Anís se encuentra en el municipio Sucre del estado Mérida. Este se divide a su vez en cuatro sectores: Las Mesitas, La Honda, Juan Pablo Segundo y Anís casco central; en este último es donde se ubica la granja solar. El proyecto nace para satisfacer la demanda eléctrica del ambulatorio tipo II (centro de salud rural) al que recurren personas de los cuatro sectores.
Félix Barloi León, presidente de la Comisión de Energías Renovables No Convencionales, expresó que con este proyecto se benefician alrededor de 2.500 personas que incluyen a quienes hacen uso del ambulatorio, la escuela y las 17 familias de la calle adyacente al centro médico.
Explicó que este sistema fotovoltaico se conecta con el sistema eléctrico nacional para garantizar la continuidad del servicio eléctrico durante todo el día.
Gracias a esta conexión dual, las 17 familias que están conectadas a la granja fotovoltaica tienen energía eléctrica las 24 horas. “Antes se nos iba la luz varias veces al día, hasta una nevera se nos dañó a nosotros con tantos apagones. Ahora no, ahora tenemos luz todo el día”, expresó Richard Villasmil, uno de los beneficiados de la granja solar.
Por su parte, María Ortega, miembro del consejo comunal, manifestó que durante el día se abastecen de la energía solar recibida directamente por los paneles, y luego quedan conectados al sistema con el aprovechamiento de la energía almacenada en las baterías.
“Desde que instalaron los paneles solares solo dos veces nos hemos quedado sin luz, pero solo por poco tiempo; en esa oportunidad creo que se debió al mal uso de la energía”, añadió.
Para beneficiarse de la generación eléctrica de esta granja solar, la comunidad recibió inducción por parte de representantes de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) y la Fundación para el Desarrollo del Servicio Eléctrico (Fundaelec).
Ortega comenta que durante esas charlas se les explicó cuál era su demanda eléctrica y lo que el sistema podía aportarles con un uso racional de la energía, lo que incluye no hacer un uso descontrolado de aparatos como secadores y planchas de cabello, entre otros.
Sin datos
La instalación del parque fotovoltaico de El Anís fue impulsada por el gobierno regional. La responsabilidad la asumió la empresa pública ConstruMérida C.A., que se encargó del diseño y ejecución del proyecto.
Elías Sánchez, presidente de ConstruMérida, expresó vía telefónica que el gobernador Jheyson Guzmán, “sensible ante el tema de cambio climático, impulsó la ejecución de este parque solar”.
Añadió que la participación de la empresa privada solo fue necesaria para la adquisición de algunos equipos y materiales de obra civil, sin embargo, no ofreció detalles técnicos y económicos del proyecto.
¿Cuánto fue la inversión en este proyecto? ¿Cuántos megavatios genera? ¿Qué lecciones se han aprendido? ¿Se mide el beneficio ambiental? ¿Es replicable el modelo? ¿Cuál es la proyección de ampliación? Estas son algunas de las preguntas que se plantearon a los entes responsables, pero quedaron sin responder. Climate Tracker / IPS no obtuvo información sobre los datos técnicos de la iniciativa, de la que solo se conoce, como información ofrecida durante la inauguración, que opera con un 40% de la capacidad instalada.
Un trabajador de la empresa eléctrica nacional, que pidió no ser identificado, explicó que los sistemas fotovoltaicos son muy vulnerables si se exponen a una sobrecarga de demanda energética. Por esa razón, estos sistemas no operan con el 100% de su capacidad instalada porque manejan una banda de resguardo para poder responder a una situación en la que la demanda sea excesiva.
Por otra parte, está el hecho de que parte de la energía debe almacenarse para garantizar el suministro del servicio eléctrico cuando ya no hay luz solar.
La comunidad como protagonista
En El Anís, la participación ciudadana tiene un papel fundamental. Yesenia Vielma, también miembro del consejo comunal y beneficiaria de esta planta de energía solar, relata que tanto hombres como mujeres se han involucrado de manera activa para el mantenimiento del proyecto.
“Nos organizamos y vamos en grupos. Las mujeres nos encargamos de la limpieza de los paneles y los hombres de echar veneno para que no crezca tanta maleza alrededor”, contó Vielma.
Este involucramiento voluntario de la comunidad, a través de los consejos comunales, forma parte de las políticas de participación social que se implementan en la nación caribeña desde hace más de dos décadas.
Adicionalmente, son ellos quienes tienen, en conjunto con ConstruMérida, el resguardo
de las instalaciones y la sala de control donde se encuentran equipos como los acumuladores o baterías, inversores híbridos, entre otros.
El especialista en sistemas eléctricos fotovoltáicos, Covelsis Sánchez, explicó que estos inversores híbridos son sistemas inteligentes que tienen tres elementos que le generan energía a la zona: los paneles solares, las baterías y el sistema eléctrico nacional.
Sánchez manifestó que en esta comunidad también se instalaron luminarias con paneles solares que son totalmente independientes del sistema eléctrico interconectado y funcionan con fotoceldas; son sistemas aislados inteligentes que se encienden cuando hay falta de luz.
“Hasta alumbrado tenemos ahora en la calle, se ve tan bonita en la noche que ahora la llaman ‘Dubái’ porque es la única que permanece iluminada”, mencionó Vielma, mientras aseguraba que por esa razón cuidan con dedicación los paneles solares.
A la espera de la ampliación
Ortega espera que pronto se realicen los trabajos necesarios para que se puedan beneficiar otros miembros de la comunidad, como las alrededor de 303 familias que viven en el sector Anís casco central.
En tanto, su hija utilizaba la licuadora para preparar un juego de Guanábana, mientras sus vecinos de la calle de atrás estaban sin energía eléctrica.
De hecho, durante la visita a la comunidad se constató que no había acceso a la luz desde la calle del ambulatorio hasta llegar a la vía principal. Solo las primeras 17 viviendas de la última calle del sector tenían servicio eléctrico suministrado por la granja fotovoltaica, el resto vive bajo la sombra de los apagones.
Lucía, quien pidió que se resguarde su verdadera identidad y contó que era la
segunda vez en el día que se le iba la luz. Lamenta cómo se le dañan los productos que requieren refrigeración y generan pérdidas en su pequeño negocio.
“Cuando pusieron los paneles solares preguntaron en la comunidad quienes querían participar en la prueba del sistema y los de esa calle se sumaron, el resto estamos esperando porque dijeron que después nos iban a incluir”, dijo.
Desde sus inicios, el proyecto fue concebido como un modelo que intentarían replicar. León destacó que esta experiencia permite a los técnicos, a la investigación y a la ciencia evaluar variables como temperaturas, humedad relativa, radiación, insolación, hora solar pico, inclinación, orientación mantenimiento y eficiencia de los equipos.
Carlos Albarrán, especialista en eficiencia energética, señaló que este proyecto – que según una nota de prensa del gobierno regional, genera cerca de 37 kW – debería contar con sistemas de “monitoreo y análisis de variables para ser considerado un estándar o modelo que pueda servir como patrón para la implementación de otros sistemas fotovoltaicos, considerando las particularidades de cada caso, de lo contrario pudiera haber sesgos importantes no considerados en posteriores proyectos de
sistemas de generación solar”.
Extraoficialmente, se conoció que ConstruMérida realizó la solicitud a Corpoelec para que realicen el estudio de carga para la ampliación de la granja solar de El Anís, sin embargo, por ahora no se han hecho públicos datos específicos del proyecto ni su factibilidad o viabilidad para ser ampliado o replicado en otros sectores.
Sin normativas.
Este primer proyecto fotovoltaico de interés público realizado en el estado Mérida, fue tomado en cuenta durante la segunda discusión del anteproyecto de Ley Lera que fue introducido en la Asamblea Nacional desde el 2021.
Juan Carlos Rojas, doctor en Energías Renovables y Eficiencia Energética, asegura que en Venezuela no existen políticas de energías renovables, solo hay intenciones. El investigador hace referencia al hecho de que fue invitado a participar en una discusión de la LERA en la que se presentaron las experiencias de la ciudad andina, pero que solo quedó en una discusión.
“Se ha comenzado a hablar sin conocer mucho del tema, además de que carecemos de recurso humano calificado y seguimos anclados a una cultura del petróleo. Este tema de las energías renovables se ha ido metiendo por necesidad, por falta de electricidad y de combustible, pero no por políticas definidas”, mencionó.
Destacó que en el estado Mérida se gestó una propuesta regional de anteproyecto de Ley de Energías Renovables que fue entregado a la legislativa Asamblea Nacional; a su juicio, este borrador es mejor que la propuesta nacional, puesto que incluye la creación de una Agencia de Energías Renovables.
“No sé qué ha hecho con él porque en teoría soy asesor de la Lera, pero no he sido convocado nuevamente”, dijo.
Rojas enfatiza la necesidad de contar con reglas claras y una regulación que permita la
implementación adecuada de proyectos de energías renovables.
Finalmente, León destaca que el país necesita impulsar la transición energética y que, tal como se ha señalado desde las Naciones Unidas, se requiere voluntad política, inversión, conciencia y conducta ambiental. “Lo que queremos es que la Asamblea Nacional emita el instrumento que rija la ley sobre el uso de las energías renovables”, puntualizó.
Históricamente, Venezuela ha dependido de la producción y explotación petrolera, lo que ha impactado en el retraso en la diversificación de su matriz energética con la incorporación de energías renovables.
De allí que el avance en proyectos, como el de El Anís, se pudieran convertir en una referencia y fuente de información útil que permita identificar los desafíos de la transición hacia fuentes de energías más sostenibles.
Este articulo se elaboró con el apoyo de Climate Tracker América Latina.
RV: EG