ROMA – Los indicadores de los precios mundiales de los alimentos disminuyeron por séptimo mes consecutivo el pasado febrero, ante expectativas de mayores cosechas y exportaciones, indicó un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las alzas registradas en los precios del azúcar y las carnes fueron compensadas por bajas en las de los cereales, registrándose un descenso en el conjunto de las cotizaciones moderado aunque sostenido desde julio de 2023.
El índice de precios de los alimentos de la FAO en febrero se situó en promedio en 117,3 puntos, 0,7 % menos que en enero y 10,5 % por debajo del valor registrado en el mismo mes de hace un año.
Ese indicador hace seguimiento mensual de los precios internacionales de cinco grupos de alimentos comercializados a escala mundial, y pondera las cuotas de exportación promedio de cada uno de ellos, tras atribuir un valor de 100 a las mediciones correspondientes al bienio 2014-2016.
En febrero, el índice de precios de los cereales de la FAO descendió 5,0 %, situándose en un nivel 22,4 % inferior al del mismo mes de 2023.
Los precios del maíz para la exportación fueron los que más cayeron ante las expectativas de abundantes cosechas en América del Sur y los precios competitivos ofrecidos por Ucrania.
Entretanto, los precios internacionales del trigo disminuyeron sobre todo por el intenso ritmo de las exportaciones de Rusia, y también bajaron, 1,6 %, los precios internacionales del arroz.
El índice de precios de los aceites vegetales descendió 1,3 % desde enero, 11 % por debajo de su valor de febrero de 2023. Solo los precios del aceite de palma subieron ligeramente, debido al descenso estacional de la producción.
Los precios del aceite de soja se redujeron marcadamente, debido a las perspectivas de una abundante producción de soja en América del Sur, mientras que las amplias disponibilidades exportables de los aceites de girasol y colza a escala mundial hicieron disminuir los precios.
El índice de precios del azúcar de la FAO, por el contrario, subió 3,2 % en febrero.
El aumento obedeció a la persistente preocupación por la próxima producción en Brasil, tras un período prolongado de precipitaciones por debajo de la media, así como a las previsiones de descenso de la producción en India y Tailandia, dos de los principales países exportadores.
El índice de precios de las carnes subió 1,8 % desde enero, siendo las cotizaciones de la carne de aves de corral las que más subieron, seguidas de las de la carne de bovino, que se vieron afectadas por las lluvias intensas que trastornaron el transporte de ganado en Australia.
También subieron ligeramente los precios de la carne de cerdo, debido a la mayor demanda por parte de China y a la situación de escasez de la oferta en Europa occidental. Los precios de la carne de ovino disminuyeron en parte debido a una producción récord tras la reconstitución de rebaños en Australia.
En productos lácteos, el índice aumentó 1,1 %, impulsado por la mayor demanda de importaciones de mantequilla por parte de los países compradores asiáticos. También subieron ligeramente los precios de las leches en polvo y del queso.
La FAO también publicó una nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales, en la que eleva ligeramente su pronóstico sobre la producción total de cereales del mundo en 2023, ubicándola en 2840 millones de toneladas, y ofrece una serie de proyecciones nuevas.
Según sus estimados, la utilización mundial de cereales en 2023-2024 es de 2823 millones de toneladas, un aumento de 1,1 % respecto del año anterior, sobre todo a causa de un mayor uso del maíz y el trigo como piensos para el ganado.
Se prevé que aumenten las reservas mundiales de cereales, debido enteramente a los cereales secundarios (cebada, avena, centeno y otros), y que la relación entre las reservas mundiales de cereales y su utilización finalice el año en un nivel holgado.
El pronóstico de la FAO indica que el comercio mundial de cereales aumente 1,3 % respecto del año anterior, impulsado por la mejora de las perspectivas sobre la exportación de maíz en Ucrania y la mayor demanda de China.
Finalmente, la FAO también señaló que los conflictos armados y las condiciones atmosféricas adversas están exacerbando el hambre en los 45 países que necesitan asistencia alimentaria externa.
Sus informes señalan que los conflictos en los países asiáticos del Cercano Oriente y en África occidental y oriental están provocando niveles alarmantes de la fase más grave de inseguridad alimentaria aguda, con gran preocupación por la situación de toda la población de la Franja de Gaza en Palestina.
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