BILAICHARI, Bangladesh – Hace apenas unos años, Sudarshana Chakma, de 35 años y residente de la remota aldea de Digholchari Debarmatha, en la upazila de Bilaichari, en el distrito de Rangamati Hill, en el sureste de Bangladesh, tenía que recorrer un largo camino montañoso para buscar agua para su hogar, porque no había fuentes cercanas.
«La deforestación incontrolada y la degradación de los bosques comunales de las aldeas han provocado la desaparición de todas las fuentes naturales de agua de nuestra aldea. Luchamos para recoger agua potable y para el hogar», explicó esta campesina a IPS.
Las comunidades étnicas de Chittagong Hill Tracts (CHT) dependen en gran medida de los bosques para vivir y subsistir. Recogen agua de fuentes naturales como arroyos y practican el denominado jhum (cultivo itinerante) en los bosques cercanos.
Sin embargo, la deforestación indiscriminada de los recursos naturales había secado manantiales y arroyos, provocando escasez de agua en muchas zonas.
La situación cambió cuando la Actividad de Cogestión de Cuencas Hidrográficas de Chittagong Hill Tracts (CHTWCA), financiada por La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), involucró a las comunidades circundantes en la mejora del acceso al agua.
Entre ellas se sumó en 2020 a residentes de la aldea de Digholchari Debarmatha, como voluntarios de conservación para proteger los Bosques Comunes de Aldea (VCF), donde la participación femenina ha sido decisiva.
La iniciativa logró reactivar los manantiales, garantizando el suministro de agua durante todo el año en esta aldea y otras de Bilauchari, la upazila o subdistrito de Rangamati Hill, uno de los 64 distritos o zilas en que se divide Bangladesh.
El Proyecto de Fortalecimiento del Desarrollo Inclusivo en las Colinas de Chittagong, ejecutado por el Ministerio de Asuntos de las Colinas de Chittagong, ha transformado muchas vidas, incluida la de Chakma.
«Ahora podemos ir a buscar agua fácilmente a los manantiales cercanos, lo que aporta paz a nuestras vidas», dice.
Sudarshana, otra vecina de la aldea y madre de cuatro años, cuenta que «debido al arduo viaje que tenían que hacer las mujeres de las etnias para buscar agua, las peleas por quién iba a buscar el agua eran habituales en el pueblo y entre las familias».
«Ahora vivimos en armonía» asegura a la hora de resumir los cambios.
Silica Chakma, de la aldea de Digholchari Hajachara, también destacó los esfuerzos voluntarios de conservación de las comunidades étnicas para garantizar un suministro adecuado de agua durante la estación seca.
«Antes de la restauración de nuestros bosques, sufríamos escasez de agua. Ahora, no tenemos crisis de agua, ya que recogemos agua cuatro o cinco veces al día de los manantiales reavivados en los bosques», afirmó.
Silica subrayó que los bosques comunales de las aldeas se conservan de forma voluntaria, con normas estrictas contra la explotación de los recursos forestales sin la aprobación de los comités de gestión del VCF.
Barun Chakma, presidente del Comité de Gestión del VCF de Digholchari Debarmatha, subrayó el cambio de mentalidad, afirmando que ahora los lugareños protegen los bosques voluntariamente, en contraste con las prácticas del pasado, en las que se talaban árboles indiscriminadamente.
Mejorar la sostenibilidad de la pequeña agricultura
Las CHT se enfrentan a crisis de agua agravadas durante la estación seca, que afectan a la agricultura y a las granjas.
Para solucionar este problema, los agricultores locales de Digholchari Debarmatha han construido presas de bambú en los arroyos, creando depósitos de agua alimentados por manantiales del bosque común de la aldea.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Pujikka Chakma, una agricultora de 45 años, está agradecida por los avances en el acceso al agua.
«Después de conservar los bosques locales, los agricultores ya no sufren escasez de agua para su agricultura y sus granjas. Almacenamos agua de manantial en el embalse para regar las tierras de cultivo durante la estación seca», explica.
Lika Chakma, de 37 años, también reconoció los beneficios de la ampliación del uso del agua de manantial en la agricultura, incluido el cultivo de diversas cosechas y la garantía de seguridad alimentaria para la comunidad.
Conservación de plantas medicinales
Además de ocuparse de la seguridad del agua, las comunidades étnicas del distrito montañoso de Rangamati han estado conservando activamente plantas medicinales para la atención sanitaria y los tratamientos.
Lika Chakma explicó: «Conservamos plantas medicinales en nuestros bosques locales para usarlas cuando caemos enfermos».
Poitharam Chakma subrayó la importancia de estos esfuerzos, dado el limitado acceso a los servicios sanitarios en las remotas zonas montañosas. «Cuando nuestros bosques se degradaron, tuvimos problemas para recolectar plantas medicinales. Ahora, las conservamos en nuestros bosques».
Barun Chakma dio detalles de la plantación, hace unos años, de varias plantas medicinales, como haritaki (Myrobalan), bohera (Terminalia bellirica) y amloki (Grosella espinosa india), en el VCF de Digholchari Debarmatha.
Aunque reconoce que estas plantas tardarán en producir hierbas medicinales, expresa su confianza en la capacidad de la comunidad para apoyar tratamientos sanitarios en el futuro.
Las iniciativas de conservación que llevan a cabo las comunidades étnicas de Bangladesh abordan problemas de seguridad hídrica, apoyan la sostenibilidad agrícola y protegen plantas medicinales de valor incalculable.
T: MF / ED: EG