OCUCAJE, Perú – Jessica Huamani aún ve las grietas en su casa que le recuerdan los angustiantes momentos que vivió junto a su madre, hace dos años, cuando la empresa Engie inició la etapa de construcción de la central eólica más ambiciosa del país: Punta Lomitas, ubicada en Ocucaje, en la región de Ica, en el sur de Perú.
Este proyecto, que cuenta con una inversión de más de 300 millones de dólares y que aporta energía renovable al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (Sein), inició su fase de construcción en septiembre de 2021 con las subcontratistas Cosapi y Abengoa. Estas se encargaron de trabajar la remoción de tierras, utilizando las vías para el traslado de maquinarias y suministros pesados, sin controlar los daños inmediatos que estos representarían.
Cada circulación provocaba altas vibraciones en el territorio, que no solo generó rajaduras en las casas más próximas a la carretera, sino que deterioró las vías carrozables y conexiones terrestres hacia la zona de trabajo.
“Nosotros vivimos en viviendas precarias y los camiones pasaban con altos tonelajes por la pista, ocasionando grietas. Mi mamá y mi persona ya no queríamos quedarnos a dormir ahí, porque en cualquier momento podía pasar otro camión”, relata Jessica, habitante del caserío Virgen del Carmen, quien se trasladaba en las noches, junto a su madre, a otro lugar.
A solo unos metros, su vecino de 85 años, Juan Acasiete, vivió la misma situación, pero él no tuvo la opción de irse por su tranquilidad ni de reparar las aberturas en sus paredes por el alto costo de los recursos.
Durante la misma temporada, y a media hora de distancia, en el Centro Poblado San José de Pinilla (perteneciente también al distrito de Ocucaje), el tránsito pesado impactó de otra forma en los agricultores de la zona.
Pedro Mallqui, productor de pecanas (nueces), advirtió una creciente disminución en el sembrado de estas. Los fuertes vientos, característicos de la zona, arrastraban la polvareda levantada por la remoción de tierras fuertes hacia sus cultivos, posándose y botando los frutos.
“Bajé mi producción a casi 50 %. Siempre hay aireaciones, pero no son tan fuertes como cuando traen arena, polvo y golpean la fruta y esta cae. La etapa de construcción fue la peor… Yo hice mi reclamo, pero no tuve respuestas ni positivas ni negativas y tuve que gastar más en abonos y fertilizantes”, explica Mallqui, mientras vigila sus cultivos desde las cámaras conectadas a su celular.
Ruta hacia la transición energética
Casi dos años después de iniciada la etapa de construcción, en julio de 2023, esta nueva y ambiciosa infraestructura energética fue inaugurada con 57 aerogeneradores, dos subestaciones eléctricas y 60 kilómetros de líneas de transmisión que conectan la central con el Sein.
En el acto participó el ministro de Energía y Minas, Óscar Vera, quien declaró que la producción de Punta Lomitas respaldará con fuentes de energía renovable la demanda eléctrica en las regiones del sur del país, y en especial al proyecto Quellaveco.
Este es uno de los yacimientos de cobre más grandes del mundo, ubicado en Moquegua, que la convertiría en la primera gran mina del Perú en usar 100 % energía verde para sus operaciones.
En la ruta de Perú hacia la transición energética, la energía eólica cobra un papel importante al contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero. Solo Punta Lomitas apunta a una reducción de 230.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por año.
Según el último Boletín Estadístico Mensual Eléctrico, publicado en octubre de 2023, la generación eólica alcanzó los 241 gigavatios por hora (GWh), lo que significó un incremento de 28 % más respecto al año anterior con 188 GWh.
Este aumento se dio gracias a la contribución de Punta Lomitas, proyecto que posee una capacidad nominal de hasta 296,4 megavatios por hora (MWh). Gracias a ello, la energía eólica pasó de 1,8 % a 5 % dentro del sistema eléctrico de Perú.
No obstante, organizaciones y especialistas consideran que es importante que la transición energética tenga un enfoque de transición justa para contribuir a un desarrollo sostenible integral, equitativo e inclusivo. Esto supone considerar a todos los actores sociales involucrados.
“Una transición justa implicaría que primero las transiciones no impacten negativamente en los territorios ni en sus habitantes”, precisa el coordinador regional para el Tratado sobre Combustibles Fósiles del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (Mocicc), Augusto Duran.
Añade que actualmente no existe en Perú un marco normativo o un Plan de Transición Energético que regule o presente un camino hacia esta transición. “Lo más cercano que tenemos a ello es un marco que facilita la inversión privada en energías renovables”, afirma el especialista.
Una mirada técnica al Parque eólico Punta Lomitas
El 17 de julio de 2020, la Dirección General de Asuntos Ambientales de Electricidad (DGAAE) aprobó el Estudio de Impacto Ambiental semidetallado (EIA-sd) del proyecto Parque Eólico Punta Lomitas, luego de que la empresa subsanara más de 60 observaciones.
En el Estudio final aprobado, Engie consideró a Callango, El Tambo y Cerro Blanco como los caseríos o comunidades del distrito Ocucaje más cercanos al proyecto y previno, en el apartado ‘Perturbación a centros poblados’, que solo los dos últimos podrían verse afectados por las actividades de transporte en la etapa de construcción del proyecto.
Sin embargo, también aseguró que la afluencia de tránsito pesado no sería constante y que la afectación sería mínima, puesto que la mayor parte de la vía no tiene localidades ni viviendas adyacentes.
En las medidas de prevención y manejo ambiental, el titular precisó que la frecuencia de limpieza y mantenimiento de accesos sería diaria, y que se cumpliría con los límites de velocidad establecidos para vehículos de obra a 30 kilómetros por hora. Pero ni esta ni las otras medidas preventivas estipuladas impidieron el daño ocasionado.
Un mes antes de iniciarse las actividades de construcción de la Fase 1 del Proyecto, el 16 de agosto de 2021, Engie Energía Perú solicitó la ampliación de Punta Lomitas, que consistió en la incorporación de 31 aerogeneradores adicionales. Por ello, pidió al Ministerio de Energía y Minas la evaluación de la Modificación del Estudio de Impacto Ambiental (Meia).
Ante esta noticia, los y las habitantes de Ocucaje solicitaron a la DGAAE la explicación de la modificación del proyecto, una reunión informativa con las autoridades y la inclusión de centros poblados o caseríos que no fueron considerados en el primer EIA.
Paralelamente, mientras la Meia era observada y subsanada, la fase de construcción y el tránsito de maquinarias pesadas daba inicio, ocasionando los primeros malestares en la población de Ocucaje. Historias como la de Jessica Huamani y Pedro Mallqui se incrementaron.
El descontento llevó a algunos pobladores a bloquear vías de acceso a la empresa ya que sus transportes habían destrozado dos cableados de energía eléctrica. Tras esto Engie se comprometió a controlar el tránsito y velocidad con vigías en las zonas afectadas.
Pero pasaban los meses y las carreteras seguían dañadas. El taxi colectivo, medio de transporte que moviliza a los habitantes de Ocucaje, tuvo que subir su tarifa de dos a tres soles (equivalentes a un dólar) debido a que el daño vial comenzó también a afectar a sus vehículos.
Durante una Audiencia Pública Virtual de la Meia del proyecto, realizada el 3 de noviembre de 2021, los pobladores registraron sus quejas sobre las carreteras dañadas y la falta de inclusión de localidades cercanas en el área de influencia.
Mientras, el 17 de mayo de 2022, Jessica Huaman y Pedro Mallqui elevaron sus denuncias correspondientes ante el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito al Ministerio del Ambiente. Hoy afirman que la única respuesta que recibieron fue la recepción de las mismas.
Solo un mes después, tras darse el último taller participativo complementario de la MEIA de Punta Lomitas, se continuó recogiendo quejas de la ciudadanía acerca de las vías dañadas.
Ante este problema, el gerente de Asuntos Sociales de ENGIE Energía Perú, Arturo Granda, explicó a Climate Tracker, vía correo electrónico, que la actividad se había desarrollado principalmente en la vía alterna a la población, donde ha transitado más del 80% de la carga; vía que, asegura, ha sido 100% rehabilitada y mantenida.
Engie admite haber utilizado una vía que transita por dos centros poblados, pero Granda aseguró que será rehabilitada en el primer trimestre de 2024. Explica que el retraso de las reparaciones se debe a la demora en las autorizaciones y licencias correspondientes con las autoridades.
Sobre las viviendas y cultivos afectados por la polvareda, la empresa afirma no haber encontrado evidencia directa de que sus operaciones estén relacionadas con estos eventos.
“A pesar de ello, hemos emprendido acciones para colaborar en evaluaciones conjuntas con expertos y autoridades locales, con el objetivo de determinar las posibles causas y buscar soluciones que garanticen la seguridad y el bienestar de la comunidad”, resalta Granda.
Sobre las rajaduras en las casas provocadas por los fuertes movimientos, la empresa no mencionó ningún comentario al respecto.
Compromisos sociales pendientes hasta la fecha
Una de las principales preguntas que se cuestionó la población de Ocucaje cuando se anunció la construcción del megaproyecto Parque Eólico Punta Lomitas fue cuál sería el beneficio social de este proyecto, teniendo como lugar uno de los distritos con más escasez de agua en la región.
Conformado por 13 caseríos, la mayoría de las viviendas de Ocucaje tienen pozos ciegos (64,9 %) y solo un 15,3 % cuenta con acceso a la red pública de desagüe. Los pobladores de este distrito se abastecen de solo un pozo de agua ubicado en Parayá, pero que lleva años con un motor viejo que se malogra constantemente. Mientras en algunos caseríos la recepción de agua es de una hora al día, en otros tienen que esperar por este recurso cada 15 días.
Engie identificó este problema como parte de su compromiso social, por lo que rehabilitó con infraestructura el pozo principal de agua, entregó una cisterna, donó al municipio local el expediente para el mejoramiento del sistema de agua potable, alcantarillado y la construcción de la planta de aguas residuales, así como estudios técnicos de evaluación de calidad de agua en La Banda, sector donde se construiría un nuevo pozo. Estos aportes superarían el millón y medio de soles (alrededor de 400 748 dólares) como inversión, según la empresa.
Esta información fue confirmada por Pedro Rodríguez, miembro del Comité de Desarrollo del Centro Poblado de Pinilla, durante una reunión de la comunidad, realizada el 14 de diciembre en el caserío.
En este encuentro algunos habitantes manifestaron sus preocupaciones por las vías destrozadas por el transporte pesado de ENGIE y el problema del agua. “Si bien Engie ha cambiado las electrobombas y los transformadores, no sentimos ningún cambio”, manifestó Rodríguez.
Entre otras obras de Engie se encuentran: la instalación de iluminación fotovoltaica en la Plaza de Armas, la rehabilitación del centro de salud y las tres postas existentes en Ocucaje, donación de laptops y tablets, la financiación de una academia preuniversitaria, mejoramientos en las infraestructuras deportivas de cinco centros poblados, entre otros proyectos
Desde que el proyecto se planteó, su desarrollo supuso una serie de aprendizajes y desafíos en la ruta hacia una transición energética justa en el país. El proyecto incluso abrió el debate a la creación de la primera ley de canon (distribución de un porcentaje de los ingresos entre los gobiernos locales, centros poblados o comunidades del lugar donde opera la empresa) por el uso y aprovechamiento de la energía eólica.
Entre tanto, las demandas relacionadas con las grietas en las casas y la baja producción agrícola no han sido consideradas y, según la responsabilidad descrita por la empresa, no hay hasta el momento pruebas de que sus operaciones tengan alguna relación con estos eventos.
Este artículo se elaboró con el apoyo de Climate Tracker América Latina.
RV: EG