Las granjas porcinas han invadido el sudoriental estado mexicano de Yucatán, con su generación de contaminación del agua, el suelo y el aire. A esa amenazan se suman fincas de pollo, el Tren Maya, centrales de generación eléctrica con gas y la construcción inmobiliaria, un cóctel que presiona un territorio ecológicamente muy sensible. Imagen: Greenpeace México

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