LONDRES – En las elecciones celebradas en Serbia en diciembre de 2023, el partido gobernante conservó el poder, pero en medio de una gran controversia y numerosas sospechas sobre el proceso.
La sociedad civil ha denunciado irregularidades en las elecciones legislativas, pero sobre todo en las municipales de la capital, Belgrado. En los últimos tiempos, Belgrado ha sido un hervidero de protestas antigubernamentales. Esta es una de las razones por las que resulta sospechoso que el gobernante Partido Progresista Serbio (SNS) haya quedado en primer lugar en los comicios municipales.
Se alega que el SNS hizo que simpatizantes del partido gobernante de fuera de Belgrado se registraran temporalmente como residentes de la ciudad para poder votar.
El día de las elecciones, el 17 de diciembre, los observadores de la sociedad civil documentaron grandes desplazamientos de personas a Belgrado, desde regiones donde no se celebraban elecciones municipales y desde Bosnia y Herzegovina y Montenegro.
La sociedad civil documentó irregularidades en 14 % de los colegios electorales de Belgrado. Muchos miembros de la sociedad civil creen que esto fue decisivo para que la oposición resultase derrotada.
La principal coalición de la oposición, Serbia Contra la Violencia (SPN), que logró avances pero quedó segunda, rechazó los resultados oficiales. Pide que se repitan los comicios, con las debidas garantías para evitar que se repitan las irregularidades.
Miles de personas han salido a las calles de Belgrado para protestar por la manipulación electoral, rechazando la violación del principio más básico de la democracia: que los gobernados tienen derecho a elegir a sus representantes.
Hay hechos que no pueden ignorarse. La oenegé serbia @CRTArs acaba de publicar sus últimas conclusiones sobre las elecciones en #Serbia y #Belgrado. Según CRTA, hubo una “migración organizada de votantes”, que influyó decisivamente en el ajustado resultado de las elecciones en la capital.
Un historial de violaciones
El SNS está en el poder desde 2012. Mezcla neoliberalismo económico con conservadurismo social y populismo, y ha presidido el declive del respeto por el espacio cívico y las libertades de los medios de comunicación.
En los últimos años, los activistas medioambientales serbios han sufrido agresiones físicas.
El presidente, Aleksandar Vučić, intentó prohibir la marcha por los derechos LGBTIQ+ EuroPride de 2022. Los periodistas se han enfrentado al vilipendio público, la intimidación y el acoso. Han florecido grupos nacionalistas de extrema derecha y contrarios a los derechos, que también atacan a las personas LGBTIQ+, la sociedad civil y los periodistas.
El SNS tiene un historial de irregularidades electorales. Las de diciembre de 2023 fueron unas elecciones anticipadas, convocadas poco más de año y medio después de las anteriores, celebradas en abril de 2022, que reeligieron a Vučić como presidente.
En 2022, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) señaló un «terreno de juego desigual», caracterizado por estrechos vínculos entre los principales medios de comunicación y el gobierno, uso indebido de recursos públicos, irregularidades en la financiación de las campañas y presiones sobre el personal del sector público para que apoyara al SNS.
Estos mismos problemas se observaron en diciembre de 2023. Una vez más, la OSCE llegó a la conclusión de que se habían producido ventajas sistémicas a favor del SNS.
Los observadores de la sociedad civil hallaron pruebas de compra de votos, presiones políticas sobre los votantes, violaciones de la seguridad del voto y presiones sobre los observadores electorales.
Durante la campaña, los grupos de la sociedad civil fueron vilipendiados, los funcionarios de la oposición fueron objeto de agresiones físicas y verbales y se impidieron los mítines de la oposición.
Pero el partido en el poder lo ha negado todo. Ha difamado a la sociedad civil por denunciar irregularidades, acusando a los activistas de intentar desestabilizar Serbia.
Trasfondo de protestas
La última votación se convocó tras meses de protestas contra el gobierno. Éstas se desencadenaron por la ira ante dos tiroteos masivos ocurridos en mayo de 2023 en los que murieron 17 personas.
Los tiroteos pusieron el foco en el elevado número de armas que siguen en circulación tras las guerras que siguieron a la desintegración de Yugoslavia y la creciente normalización de la violencia, incluso por parte del gobierno y sus partidarios.
Los manifestantes acusaron a los medios de comunicación estatales de promover la violencia y pidieron cambios de liderazgo. También exigieron dimisiones políticas, entre ellas la del entonces ministro de Educación, Branko Ružić, que intentó vergonzosamente culpar de los asesinatos a los «valores occidentales» antes de verse obligado a dimitir.
La primera ministra, Ana Brnabić, culpó a los servicios de inteligencia extranjeros de avivar las protestas. Los medios de comunicación estatales insultaron a los manifestantes.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Estas circunstancias podrían parecer extrañas para que el SNS convocara elecciones. Pero, históricamente, las campañas electorales han aprovechado los puntos fuertes del presidente Vučić como activista y le han proporcionado algunas palancas poderosas, con las actividades normales del gobierno en suspenso y la maquinaria del Estado y los medios de comunicación asociados a su disposición.
Solo que esta vez parece que el SNS no pensó que todas sus ventajas serían suficientes y, al menos en Belgrado, intensificó su manipulación electoral hasta el punto de que resultaba difícil ignorarla.
Este y Oeste
Hay poca presión por parte de los socios serbios tanto al este como al oeste. Sus fuerzas de extrema derecha y socialmente conservadoras son firmemente prorrusas y se basan en ideas de una mayor identidad eslava. Los vínculos con Rusia son profundos.
En el último censo, 85 % de la población se identificaba como afiliada a la Iglesia ortodoxa serbia, fuertemente sometida a su homóloga rusa, a su vez estrechamente integrada en la maquinaria represiva de Rusia.
El gobierno serbio cuenta con el apoyo ruso para impedir el reconocimiento internacional de Kosovo. Los funcionarios rusos no dudaron en calificar las protestas postelectorales de intentos occidentales de provocar disturbios, mientras que la primera ministra Brnabić agradeció a los servicios de inteligencia rusos la información facilitada sobre las actividades previstas de la oposición.
Pero los Estados situados entre la Unión Europea (UE) y Rusia se ven atraídos por ambos lados. Serbia es candidata a ser miembro del bloque europeo. La UE quiere mantenerla a su lado y evitar que se acerque a Rusia, por lo que sus Estados han criticado poco lo sucedido.
Serbia sigue haciendo equilibrios: gravita hacia Rusia y hace lo justo para mantenerse dentro de la UE. En la resolución de las Naciones Unidas de 2022 sobre la invasión rusa de Ucrania, votó a favor de condenar la agresión rusa y suspender al país del Consejo de Derechos Humanos.
Pero se ha resistido a las peticiones de imponer sanciones a Rusia y en 2022 firmó un acuerdo con este país para mantener consultas en materia de política exterior.
El Parlamento Europeo está al menos dispuesto a expresar su preocupación. En un debate sobre las elecciones, muchos de sus miembros señalaron irregularidades y su misión de observación observó problemas como la parcialidad de los medios de comunicación, los votantes fantasma y el vilipendio de los observadores electorales.
Otras instituciones de la UE deberían reconocer lo ocurrido en Belgrado. Deben expresar su preocupación por la manipulación electoral y defender la democracia en Serbia.
Para ello, deben apoyar a la sociedad civil y colaborar con ella. Una sociedad civil independiente y capacitada aportará el escrutinio y la rendición de cuentas que tanto se necesitan. Esto no debe ser negociable para la UE.
Andrew Firmin es redactor jefe de Civicus, codirector y redactor de Civicus Lens y coautor del Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil de la organización.
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