PATUAKHALI, Bangladesh – En el pasado, Salma Begum, de 40 años, perdía sus cosechas todos los años debido a desastres naturales. Vive con su familia de cinco miembros en la aldea de Ashabaria, dentro de Rangabali, una remota isla costera del distrito de Patuakhali, en Bangladesh.
“No teníamos suficientes opciones de subsistencia en la zona costera donde vivimos. Los ciclones, las inundaciones costeras y las mareas han tenido efectos adversos en la agricultura, lo que dificulta que mi marido, asalariado, encuentre trabajo con regularidad”, explica esta agricultora de la región insular de Barisal, en el sur central del país, en el golfo de Bengala.
“Tampoco tenemos tierras cultivables”, explica Salma, madre de tres hijos.
Ahora, el proyecto Iniciativa de los Gobiernos Locales sobre el Cambio Climático (LoGIC, en inglés) ha supuesto un rayo de esperanza para Salma y muchos otros productores agricolas desde que recibieron formación sobre prácticas de subsistencia tolerantes con el clima.
La iniciativa es ejecutada en conjunto por el gobierno bangladesí y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y está destinado a proporcionar beneficios de adaptación a la población costera vulnerable.
Tras la formación, ocho mujeres del pueblo de Ashabaria, incluida Salma, formaron un grupo y cada una de ellas recibió 30 000 takas (273 dólares) del Fondo de Resilencia Comunitaria (CRF, en inglés) del proyecto a través de sus cuentas bancarias. Después, depositaron el dinero en una cuenta bancaria del grupo.
«Con el dinero que recibimos del CRF, primero arrendamos tierra cultivable a un terrateniente local, lo que nos costó un lakh (910 dólares), y el año pasado empezamos la agricultura resiliente al clima en cooperativa», dice Salma, que ejerce de líder del grupo.
Explica que en la tierra rentada sembraron arroz y mung dal, una especie de lenteja amarilla muy apreciada en el sur de Asia y también conocida como frijol mungo.
«Como las lluvias torrenciales dañaron nuestro arrozal justo antes de cosechar el cereal, el año pasado no pudimos obtener beneficios de su cultivo. Pero este año obtuvimos un beneficio de 20 000 takas (180 dólares) sembrando mung dal. Cada una obtuvo 2500 takas (23 dólares) de beneficio”, detalla Salma.
Shahnaj Akter, otra de las cooperativistas, afirma que antes de emprender un nuevo emprendimiento, se sientan juntas y toman las decisiones en conjunto.
“También trabajamos juntas en el campo. Durante el cultivo del mug dal, nosotras mismas sembramos y cosechamos el cultivo dedicado a la venta. Incluso procesamos el mug dal antes de venderlo”, explica.
Shahnaj dice que además recibieron formación sobre la cría de ovejas y patos y el cultivo de hortalizas. Ahora pasa varias horas al día en su parcela, donde ha construido un criadero de patos y cultiva hortalizas.
“Ahora tengo 20 patos en mi granja. Recolecto huevos todos los días y los vendo. También obtengo carne de mi granja de patos. Ahora mantengo económicamente a mi familia vendiendo verduras y huevos”, detalla con orgullo.
Rabeya Begum, otra participante en la cooperativa y madre de cinco hijos, cuenta que “antes llevábamos una vida miserable porque no teníamos ingresos suficientes. Ahora, gracias a la agricultura cooperativa, podemos mantener a nuestras familias».
Aumentar la resistencia al cambio climático
Conducido por la División de Administración Local del Ministerio de Administración Local, Desarrollo Rural y Cooperativas, el proyecto LoGIC proporciona los recursos del CRF, cuyo objetivo es ayudar a las mujeres más vulnerables al cambio climático a aumentar su resiliencia y incorporar medios de vida adaptados al clima.
Gracias a este apoyo del CRF, las mujeres aplican enfoques comunitarios para invertir en esos nuevos medios de vida, como la producción de girasol, arroz tolerante al clima, mung dal y sandía, entre otros cultivos.
Maksudur Rahman, facilitador de movilización comunitaria del proyecto, dijo que las mujeres de las áreas costas especialmente vulnerables al clima elaboraron planes de negocio y arrendaron tierras cultivables a los propietarios de los alrededores. Después prepararon la tierra para cultivar variedades resistentes al clima.
“Les proporcionamos apoyo técnico. El proyecto LoGIC también facilita a las agricultoras vínculos con el mercado y apoyo en la creación de redes para que puedan vender sus productos agrícolas”, explicó.
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El coordinador del proyecto, AKM Azad Rahman, dijo que hasta ahora se han formado unos 2013 grupos de agricultoras en las regiones vulnerables al clima de Bangladesh, que prestan apoyo a unas 35 000 mujeres a través del programa CRF.
Esto representa un alivio para la agricultura costera bangladesí, afectada crecientemente por condiciones meteorológicas extremas.
Bangladesh, con más de 173 millones de habitantes, es uno de los países más vulnerables al cambio climático, y cada año las tormentas ciclónicas, las inundaciones y las mareas de tempestad afectan gravemente a la agricultura de la extensa zona costera.
Cuando una catástrofe natural azota la región costera de Bangladesh, daña una enorme superficie de campos de cultivo, poniendo en peligro a los agricultores locales y en consecuencia la seguridad alimentaria de la región afectada.
Según una estimación del Departamento de Extensión Agrícola, Bangladhes sufrió pérdidas de cultivos por valor de al menos 200 millones de dólares durante el paso del ciclón Midhili que azotó la costa del país en noviembre de 2023.
El ciclón dañó 432,6 hectáreas de arroz tipo aman, y también se vieron afectados los guisantes, la mostaza, los semilleros de arroz de la variedad boro, el betel y las lentejas.
Mahmud Hasan, presidente de una asociación de productores en el subdistrito insular de Rangabali, dijo que el cambio climático está afectando gravemente a la agricultura en la zona costera del país.
El agua de lluvia es abundante durante el monzón, pero escasea en la estación seca, detalló.
“El cultivo de legumbres y sandías sufre reveses durante la estación seca por falta de agua dulce, ya que el nivel de las aguas subterráneas desciende drásticamente en esa época”, explicó.
El agricultor Saifuddin Mito dijo que este año tuvieron que sembrar arroz aman dos veces, ya que sus semilleros de arroz se dañaron antes debido a las lluvias excesivas, lo que provocó un aumento del coste de producción de los cultivos en esta remota región costera.
T: MF / ED: EG