BOGOTÁ – Más de 20 organizaciones no gubernamentales (ONG) de América Latina y el Caribe pidieron este lunes 27 al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que actúe para lograr seis compromisos sobre el clima de parte del Grupo de los 20 (G20), las mayores economías industrializadas y emergentes del planeta.
“Presidente Lula, está en sus manos despertar el poder que puede llegar a tener el G20 para estar a la vanguardia en el reto más agudo de la supervivencia de la humanidad como la conocemos”, dice la carta de las 22 organizaciones.
Sostuvieron que “desde la presidencia del G20, que durante un año será ejercida por Brasil, existe una oportunidad crucial para librarnos de la industria de los combustibles fósiles y promover la camaradería latinoamericana”, por lo que piden a Lula “liderar una coalición de países en desarrollo bajo el G20”.
La primera propuesta es que el G20 “otorgue una solución efectiva y real a los inconmensurables niveles de deuda y las notables disparidades que impiden a los países en desarrollo lograr una respuesta justa y suficiente a la crisis climática”.
De seguidas plantean “que los países del G20 lideren la eliminación progresiva del petróleo, el gas y el carbón, particularmente para disminuir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) y de metano”, y para ello, “reducir la producción de combustibles fósiles en alrededor de 40 % de aquí a 2030”.
Integran el G20 Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
Las ONG plantean que ese grupo “implemente su compromiso reciente de triplicar la capacidad mundial de energía renovable, apoyando el despliegue de generación eólica, solar, bioenergía moderna e hidrógeno verde, en regiones en desarrollo”.
Mediante esta iniciativa, sostienen, se podría invertir “sustancialmente” en el potencial que tienen América Latina y el Caribe, África y Asia para ser 100 % renovables hacia el año 2040, y de que al menos para 2030 un 70 % de la generación de electricidad sea a partir de fuentes renovables en la región.
Una cuarta propuesta es que el G20 colabore con América Latina y el Caribe para promover salvaguardas ambientales y sociales “en el marco de una transición energética justa, tanto en la minería, como en la generación de energía renovable”.
Argumentan que la extracción, producción y disposición final de los minerales críticos necesarios para estos fines, “debe garantizar los más altos estándares sociales y ambientales, evitando a toda costa las violaciones de los derechos humanos, el daño a los ecosistemas, la corrupción y el desplazamiento de personas”.
Como quinto punto, plantean que el G20 apoye a los países amazónicos de América Latina para alcanzar la deforestación cero, combatir la minería ilegal de oro y conservar 80 % de la Amazonia a 2030, evitando el punto de no retorno de este bioma, un peligro constantemente advertido por la comunidad científica.
Al respecto, las oenegés destacaron la importancia de apoyar la implementación de la Declaración de Belém –adoptada en agosto por ocho países amazónicos para conservar esa selva-, incluyendo medidas para combatir crímenes ambientales y promover el bienestar de las comunidades locales y pueblos indígenas.
Finalmente, plantearon que el G20 debe dar continuidad a la agenda de adaptación a la crisis climática (para minimizar sus impactos), cerrando las brechas para implementarla, y en particular la del financiamiento.
“Debe haber un apoyo explícito a nivel político y una labor técnica para la implementación del marco de la Meta Global de Adaptación a lanzarse en la COP28”, aseguraron en el punto final de su planteamiento.
La 28 Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se iniciará el jueves 30 y deliberará hasta el 12 de diciembre en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.
La carta de las ONG está firmada por el Fondo Mundial para la Naturaleza, el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe, la rama brasileña de la International Energy Initiative, los centros colombianos de pensamiento Transforma y Polen, el brasileño Talanoa, Argentina 1.5°C y Chile Sustentable.
Asimismo, las entidades brasileñas Revolusolar, Observatório do Clima, Associação Terrazul, Instituto de Estudos Socieconômicos, Instituto de Pesquisa e Formação Indígena, Instituto Brasileiro de Defesa do Consumidor y Uma Gota No Oceano.
También Libélula (Perú), La Ruta del Clima (Costa Rica), The Nature Conservancy Colombia, Iniciativa Climática de México, Fundación Avina y Global Methane Hub, ambas basadas en Chile, y el estadounidense Natural Resource Governance Institute.
Las oenegés piden finalmente a Lula que sobre estos temas procure con Argentina y México, los otros socios latinoamericanos del G20, una “presencia regional coordinada”, para cuando Brasil sea anfitrión de la próxima cumbre del Grupo, en noviembre de 2024.
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