GINEBRA – Los gases de efecto invernadero que atrapan calor en la atmósfera alcanzaron una concentración récord en 2022, con 50 por ciento más dióxido de carbono (CO2) que en la era preindustrial, informó este miércoles 15 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Petteri Taalas, secretario general de la OMM, dijo que “el nivel actual de concentraciones de gases de efecto invernadero nos coloca en el camino de un aumento de las temperaturas muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París para finales de este siglo”.
El Acuerdo de París, adoptado en 2015 por casi todas las naciones, pauta reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera que la temperatura media mundial en 2050 no supere en 1,5 grados centígrados la de la era preindustrial (1850-1900), ni en más de dos grados hacia finales de la centuria.
Taalas subrayó que el calentamiento atmosférico “supondrá más fenómenos meteorológicos extremos, como episodios de calor intenso y precipitaciones fuertes, fusión de las masas de hielo, subida del nivel del mar, aumento del contenido calorífico de los océanos y acidificación de sus aguas”.
“Y con ellos, los costos socioeconómicos y medioambientales se dispararán”, por lo que “debemos reducir urgentemente el consumo de combustibles fósiles”, agregó.
“A pesar de decenios de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada”: Petteri Taalas.
Según el reporte de la OMM, en lo que va de 2023 las concentraciones de CO2 han seguido creciendo, sin que haya señales de que esa tendencia pueda revertirse.
Las concentraciones de metano (CH4), otro potente gas de efecto invernadero, también crecieron, y los niveles de óxido nitroso (N2O) marcaron el mayor aumento interanual registrado entre 2021 y 2022.
El estudio de la OMM explica que dada la larga vida del CO2, el nivel de temperatura al que se llegue persistirá durante varias décadas incluso si las emisiones se reducen rápidamente a un cero neto, es decir, si el carbono que se atrape en la superficie del planeta sea equivalente con el que se emita a la atmósfera.
La última vez que hubo en la Tierra una concentración comparable de CO2 fue hace entre tres y cinco millones de años, cuando la temperatura era entre dos y tres grados centígrados más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros más alto que ahora.
De 1990 a 2022, el efecto de calentamiento en el clima -llamado forzamiento radiativo- por los gases de efecto invernadero de larga vida aumentó 49 %, y el CO2 representó 78 % de ese incremento, según la Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, indicó la OMM.
El CO2 es el gas de efecto invernadero más importante en la atmósfera y representa 64% del efecto de calentamiento. Se produce principalmente debido a la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.
El aumento en el promedio anual de 2021 a 2022 fue ligeramente menor que el de 2020 a 2021 y el de la última década. La razón más probable es una mayor absorción de CO2 atmosférico por parte de los ecosistemas terrestres y el océano después de varios años con un evento de La Niña.
La Niña y El Niño son eventos climáticos con vientos alternativamente fríos y cálidos sobre el océano Pacífico ecuatorial central y oriental, y tienen como efecto alterar los ciclos de lluvias y sequías en varias regiones del mundo. El Niño en 2023 podría favorecer la concentración de gases en la atmósfera.
En cuanto al metano, el informe de la OMM señala que es un gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera durante aproximadamente una década y representa 16 % del efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero de larga vida.
Fuentes naturales emiten 40 % del metano en la atmósfera, y 60 % proviene de actividades humanas, como la ganadería de rumiantes, el cultivo de arroz, la explotación de combustibles fósiles, los vertederos y la quema de biomasa.
El aumento del metano de 2021 a 2022 fue ligeramente inferior a la tasa récord observada de 2020 a 2021, pero considerablemente superior a la tasa de crecimiento anual promedio de la última década.
El óxido nitroso es un gas de efecto invernadero y una sustancia química que agota la capa de ozono. Representa 7 % del forzamiento radiactivo de los gases de efecto invernadero de larga vida.
El N2O se emite a la atmósfera tanto de fuentes naturales (60 %) como de fuentes antropogénicas 40%. Su aumento de 2021 a 2022 fue mayor que el observado en cualquier momento anterior de los registros modernos.
“A pesar de decenios de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada”, deploró Taalas.
A-E/HM