PANAMÁ – La mayoría de los indicadores señalados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la infancia están desfasados para alcanzar sus metas en América Latina y el Caribe, advirtió un reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la región.
Garry Conille, director regional de Unicef, dijo que “al ritmo actual, la región no alcanzará en 2030 el 58 % de las metas de los indicadores relacionados con los derechos y el bienestar de los niños”.
Los 17 ODS recogidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas contemplan 169 metas, medibles con 231 indicadores, y muchas se refieren a la infancia, en áreas como alimentación, salud, educación, fin de la pobreza, reducción de desigualdades, agua y saneamiento, y aire y clima limpios.
En las últimas décadas, América Latina y el Caribe ha tenido una de las tasas de progreso más lentas hacia los ODS centrados en la infancia, sólo superada por Oriente Medio y el Norte de África.
“Si bien esta región ha sido un éxito mundial en la reducción de las muertes infantiles, está fallando a los niños y adolescentes en muchos otros frentes”, lamentó Conille.
América Latina y el Caribe tiene un desempeño destacado en algunos indicadores (incluido el registro de la mayor disminución en muertes infantiles en los últimos 30 años). El número de muertes de niños menores de cinco años se redujo 76 %, de 650 000 en 1990 a 155 000 en 2021, agencias de las Naciones Unidas.
“Es inaceptable que la mayoría de los niños de 10 años de la región no puedan leer un texto sencillo y que millones de niñas sean novias y madres. Para que los países logren avances, deben hacer realidad los derechos de todos los niños, sin discriminación”: Garry Conille.
Pero está muy rezagada en otros indicadores. Por ejemplo, la región tiene la segunda tasa estimada de pobreza de aprendizaje más alta (niños de 10 años que no pueden leer un texto sencillo), y la segunda tasa más alta de natalidad adolescente después del África subsahariana.
Su tasa de natalidad adolescente es de 53 nacimientos por cada 1000 niñas de 15 a 19 años.
La tasa de matrimonio infantil de la región se ha mantenido sin cambios durante tres décadas. Unicef dice que según los datos de encuestas disponibles, una de cada cinco niñas, aproximadamente 58 millones de ellas, está casada o en pareja a los 18 años.
Y dos de cada tres niños de la región sufren disciplina violenta en el hogar.
“Es inaceptable que la mayoría de los niños de 10 años de la región no puedan leer un texto sencillo y que millones de niñas sean novias y madres. Para que los países logren avances, deben hacer realidad los derechos de todos los niños, sin discriminación”, subrayó Conille.
La región ya estaba rezagada en el cumplimiento de los ODS antes de la covid-19, pero la pandemia y los confinamientos prolongados tuvieron un alto costo humano, ampliando las brechas existentes en el bienestar de los niños, según Inicef.
El lento crecimiento económico, la inflación y otras crisis globales han desviado aún más a América Latina y el Caribe. El progreso de la región también se ve lastrado por desigualdades persistentes que afectan desproporcionadamente a los niños indígenas, afrodescendientes y con discapacidades.
Para acelerar el progreso en los indicadores de los ODS relacionados con la infancia en América Latina y el Caribe, Unicef reiteró llamados a los países de la región, en primer lugar a construir compromisos políticos a nivel nacional.
Los gobiernos, considera esa agencia de la ONU, deberían “aumentar significativamente y salvaguardar el gasto social en áreas como salud, educación y protección social”, y priorizar el conocimiento y la evidencia para los niños.
También deberían explorar opciones de financiamiento nacionales e internacionales innovadoras, que prioricen los resultados, enfaticen la equidad y la eficacia y promuevan enfoques multisectoriales, en beneficio del desarrollo de los niños.
“En América Latina y el Caribe podemos llegar a los niños que actualmente se quedan atrás. Necesitamos aprovechar voluntad política, experiencia y recursos para garantizar que los niños y las niñas no sólo sobrevivan, sino que crezcan y se conviertan en ciudadanos sanos, productivos y comprometidos”, concluyó Conille.
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