SHOPIAN, India – Un millón de los siete millones de habitantes de Cachemira dependen directamente del cultivo de manzanas. La región es fundamental en la producción de esa fruta y de la horticultura de India, pues concentra más de 70 % del suministro de manzanas del país.
El cultivo no solo proporciona ingresos a los agricultores, sino que también mantiene una amplia red de trabajadores, comerciantes y transportistas dentro de la economía frutícola.
Sin embargo, este año el panorama es trágico para la producción de manzana en esta región situada en el norte del subcontinente indio. Las drásticas fluctuaciones climáticas, incluso las lluvias fuera de temporada y las inesperadas altas temperatura, dejaron a los productores en un estado de profunda preocupación y angustia.
En el distrito de Shopian, famoso por sus exportaciones de manzanas de gran calidad, los agricultores lamentan la fuerte caída de la producción, considerándola una grave amenaza para sus medios de subsistencia.
Hortelanos perturbados
Abdul Karim Mir es uno de esos agricultores, quien tiene un terreno de 1,2 hectáreas para el cultivo de manzanas. Este año, su producción disminuyó en forma drástica debido a la llegada tardía del verano y a un repentino aumento de las temperaturas cuando se acercaba el otoño.
«Hay decenas de cultivadores de manzanas como yo que solían estar entusiasmados con la cosecha, lográbamos grandes beneficios y un gran reconocimiento. Las manzanas de Cachemira son famosas en todo el mundo. Se cultivan con pocos pesticidas y aerosoles químicos. Son extremadamente deliciosas y nutritivas. Pero ahora, la historia parece diferente», explicó Mir a IPS.
También apuntó que el año pasado su producción ascendió a más de 500 cajas de manzanas, muy por encima de las 300 de 2023.
«Esto se debe a que la floración al comienzo de la primavera no se produjo a tiempo. Las temperaturas no superaron los 10 grados, cuando deberían haber estado por encima de los 20. Y al final del verano boreal, en agosto y septiembre, las temperaturas subieron de forma repentina. Esto tuvo un impacto directo sobre su cosecha. La productividad cayó en picada, y con ella nuestras esperanzas de una cosecha rentable», se lamentó Mir.
Ghulam Rasool Bhat, otro agricultor de manzanas de Ganderbal, en Cachemira central, afirma que la situación de los cultivadores de manzanas debido al cambio climático en Cachemira es desalentadora.
«Calculo que este año, las pérdidas representarán 50 % de la producción. Incluso cuando arrancamos la fruta de los árboles, la pérdida fue enorme. Ahora imagínense, cuando las carguemos en camiones para la exportación, cuántos productos más se perderán durante la transición», preguntó Bhat.
Además, señaló que a pesar de los programas estatales para los cultivadores de manzanas, que incluyen fertilizantes subvencionados y facilidades de almacenamiento, el cambio climático deja la producción por el suelo.
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Bhat aseguró que la ola de frío asoló el valle de Cachemira en los meses de mayo y junio; por lo demás, los meses de verano, cuando normalmente crecen las frutas en la región, suelen ser buenos.
Pero «en la primera semana de septiembre, Cachemira registró el día más caluroso del verano. Las temperaturas ascendieron a 34,2 grados. La última vez que se registró un calor tan abrasador fue hace 53 años. Esto no tiene precedentes. Dañó la cosecha de manzanas de forma irreparable», añadió.
La horticultura se considera el sustento de la economía de Cachemira, y se calcula que hay 144 825 hectáreas dedicadas al cultivo de manzanas en la región. El sector produce anualmente 1,7 millones de toneladas de manzanas, y sus exportaciones se han valorado en 6000 millones de rupias indias (unos 826,9 millones de dólares).
La ola de calor causa estragos
Aparte de India, la implacable presión de las olas de calor registradas en todo el mundo desencadenaron una serie de crisis ambientales en todo el planeta. En Canadá y Hawái se intensificaron los incendios forestales, mientras que las olas de calor extremo golpearon a Sudamérica, Japón, Europa y Estados Unidos.
Según la agencia espacial estadounidense NASA, nuestro planeta experimentó entre junio y agosto de este año el período más caluroso de que se tenga registro. El verano más caluroso del hemisferio norte contrasta con el invierno más cálido del hemisferio sur.
Los datos de la NASA revelan que los meses de junio, julio y agosto se caracterizaron por 0,23 grados por encima de las temperaturas registradas en veranos anteriores y 1,2 grados por encima de las medias estivales observadas entre 1951 y 1980.
Las alarmantes tendencias se atribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, un importante motor del cambio climático y del fenómeno del calentamiento global, responsable de las condiciones extremas experimentadas durante el sofocante verano boreal de este año.
En 2016, el estado de Rajastán, en el norte de India, sufrió una ola de calor sin precedentes, con temperaturas que alcanzaron la escalofriante cifra de 51 grados en el abrasador mes de mayo, batiendo todos los récords anteriores.
Trágicamente, esta ola de calor extremo se cobró la vida de unas 1000 personas en ese estado por deshidratación e hipertermia. Y ese mismo año, los estados del sur soportaron lo peor de la implacable ola de calor, con la trágica muerte de 800 personas.
En la 24 Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24), celebrada en diciembre de 2015, un informe de la Organización Mundial de la Salud hizo hincapié en la urgencia de que India haga frente al cambio climático.
El informe destacaba que tanto ese país como China podrían obtener beneficios sustanciales para la salud si hacen frente al cambio climático, con posibles ganancias de entre 3,28 y 8,4 billones (millones de millones) de dólares, solo para India.
Además, el informe reveló que el valor de las mejoras sanitarias derivadas de la acción climática duplicaría el costo de las políticas mundiales de mitigación. La razón costo-beneficio es aún más favorable para países como China e India.
Datos oficiales indican que además, la persistente sequía y el aumento de las temperaturas perjudicaron a más de 330 millones de personas en India.
Las investigaciones realizadas por el instituto Joint Global Change Research Institute, el no gubernamental Battelle Memorial Institute, y el laboratorio Pacific Northwest Division, subrayan que el cambio climático afectará de forma desproporcionada a las comunidades marginadas del país.
Estas comunidades, que a menudo carecen de recursos económicos y de una educación adecuada, viven de la agricultura para su sustento y es su fuente de ingresos. Ante la inminente amenaza del cambio climático, sus opciones se ven gravemente limitadas, lo que aumenta su vulnerabilidad.
La investigación también advierte de que, en un país propenso a las catástrofes naturales, el bienestar de las personas afectadas, sobre todo de quienes disponen de medios limitados para recuperarse, se convertirá en un factor importante contra el cambio climático.
Esto podría provocar inestabilidad política, sobrecargar los presupuestos públicos y fomentar el malestar social.
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