Omar Marzo Vargas, autodefinido como marero, exhibe en el interior de su casa en Punta de Lobos, en la localidad de Pichilemu, en el centro de Chile, dos “maletas” del alga cochayuyo ya seco, amarrado y listo para vender a los intermediarios. Cada 25 de esos paquetes forman una “rodera”, que se vende actualmente a unos 20 dólares, un valor que los comerciantes cuadriplican al vender al detalle. Imagen: Orlando Milesi / IPS

Omar Marzo Vargas, autodefinido como marero, exhibe en el interior de su casa en Punta de Lobos, en la localidad de Pichilemu, en el centro de Chile, dos “maletas” del alga cochayuyo ya seco, amarrado y listo para vender a los intermediarios. Cada 25 de esos paquetes forman una “rodera”, que se vende actualmente a unos 20 dólares, un valor que los comerciantes cuadriplican al vender al detalle. Imagen: Orlando Milesi / IPS

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