Conflicto en Medio Oriente puede disparar los precios en el mundo

Una consumidora observa los precios y productos en un mercado de vegetales de Barcelona, España. Los precios del petróleo pueden subir si el conflicto en Oriente Medio se extiende con interrupciones en el suministro de crudo y, tras ellos, los precios de los alimentos y otros productos también se elevarían, afectando a millones de personas en los países en desarrollo. Imagen: Alessia Pierdomenico / FAO

WASHINGTON – Si se extiende el conflicto en el Medio Oriente, marcado por cuatro semanas de guerra entre Israel y la milicia islámica Hamás en Gaza, los mercados mundiales y precios de productos básicos se verían empujados “hacia terrenos desconocidos”, ha advertido el Banco Mundial.

Indermit Gill, economista jefe del banco, señaló que “el conflicto en Oriente Medio se produce inmediatamente después de la mayor conmoción sufrida por los mercados de productos básicos desde los años setenta: la guerra de Rusia con Ucrania”, la cual “tuvo efectos disruptivos que persisten hasta hoy”.

“Los responsables de formular políticas deberán estar atentos”, aconsejó Gill. “Si el conflicto se intensificara, la economía mundial enfrentaría una doble crisis energética por primera vez en décadas”, añadió.

Las crisis energéticas han implicado alzas en los valores del crudo y “el aumento sostenido de los precios del petróleo conlleva inevitablemente la subida de los precios de los alimentos”, recordó por su parte el director del grupo d perspectivas del banco, Ayhan Kose.

“Si se materializara una crisis grave de los precios del petróleo, aumentaría la inflación de los precios de los alimentos, que ya es bastante elevada en muchos países en desarrollo”, dijo Kose.

Recordó que “a finales de 2022 más de 700 millones de personas, casi una décima parte de la población mundial, padecían desnutrición. Una escalada del conflicto reciente intensificaría la inseguridad alimentaria no solo dentro de la región, sino en todo el mundo”.

“A finales de 2022 más de 700 millones de personas, casi una décima parte de la población mundial, padecían desnutrición. Una escalada del conflicto reciente intensificaría la inseguridad alimentaria no solo dentro de la región, sino en todo el mundo”: Ayhan Kose.

Hasta el momento, los efectos en los mercados mundiales de productos básicos han sido limitados. Desde que estalló el actual conflicto, el 7 de octubre, los precios generales del petróleo han aumentado alrededor de seis por ciento.

Los precios de los productos básicos agrícolas, la mayoría de los metales y otros productos básicos apenas se han movido. El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los mostraba en septiembre 14 % más bajos que hace un año.

Hasta ahora, los pronósticos del banco indican que los precios del petróleo alcancen un promedio de 90 dólares por barril (de 159 litros) en el trimestre en curso. Este martes el crudo Brent, referencia en Europa, se cotizó alrededor de 87 dólares, y el marcador estadounidense West Texas Intermediate, en torno a 82 dólares la unidad.

Para el próximo año se ha previsto que, a medida que se desacelere el crecimiento económico mundial, el precio del barril de crudo promedie 81 dólares, los valores generales de los productos básicos caigan en 4,1 %, y los precios de los productos básicos agrícolas desciendan a medida que aumenten los suministros.

También se espera que los precios de los metales básicos caigan cinco por ciento en 2024 y que los precios de los productos básicos se estabilicen en 2025.

Pero “las perspectivas para los precios de los productos básicos se ensombrecerían rápidamente si el conflicto se intensificara”, advierte el reporte del banco, al describir lo que podría suceder en tres escenarios de riesgo basados en la experiencia histórica desde la década de los años 70.

Los efectos dependerían del grado de interrupción del suministro de petróleo, pues un tercio del petróleo que se comercializa en el mundo procede del Medio Oriente. El consumo mundial actual supera levemente los 100 millones de barriles diarios.

En un escenario de “poca interrupción”, el suministro mundial de petróleo se reduciría entre 500 000 y dos millones de barriles por día, lo que equivale a la reducción observada durante la guerra civil de Libia en 2011, según el estudio.

En ese escenario, el precio del petróleo aumentaría inicialmente entre tres y 13 % con respecto al promedio actual, y el barril pasaría a costar entre 93 y 102 dólares.

En un escenario de “interrupción media” -equivalente a la de la guerra de Irak de 2003-, el suministro mundial de petróleo se reduciría entre tres y cinco millones de barriles por día, elevaría el precio entre 21 y 35 %, y el barril pasaría a costar entre 109 y 121 dólares.

Y en un escenario de “interrupción considerable” -comparable al embargo árabe del petróleo de 1973-, el suministro mundial de crudo se reduciría entre seis y ocho millones de barriles diarios, lo que elevaría inicialmente los precios entre un 56 y 75 %, con lo que el barril pasaría a costar entre 140 y 157 dólares.

El informe subraya que los responsables de formular políticas deben permanecer alerta ante señales como que los precios del oro aumentaron ocho por ciento desde el inicio del conflicto. Se relacionan con las preocupaciones geopolíticas, porque aumenta la incertidumbre y se erosiona la confianza de los inversionistas.

Si el conflicto se intensifica, “los responsables de formular políticas en los países en desarrollo deberán tomar medidas para gestionar un posible aumento de la inflación general”, indica el análisis del banco.

Dado el riesgo de una mayor inseguridad alimentaria, aconseja que los gobiernos eviten las restricciones comerciales, como las prohibiciones a la exportación de alimentos y fertilizantes, ya que ese tipo de medidas “suele intensificar la volatilidad de los precios y la inseguridad alimentaria”.

También considera que deben abstenerse de introducir controles y subsidios de precios en respuesta al aumento de los precios de los alimentos y el petróleo.

En su lugar, dice el banco, deberían mejorar las redes de protección social, diversificar las fuentes de alimentos y aumentar la eficiencia en la producción y el comercio de alimentos de esos rubros.

Y, a largo plazo, reforzar su seguridad energética acelerando la transición hacia fuentes renovables, lo que mitigará los efectos de las crisis del precio del petróleo.

A-E/HM

 

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