BELÉM, Brasil – Gobernantes de los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (Otca) se reúnen este martes 8, en esta ciudad del norte brasileño, para adoptar un nuevo programa de preservación y desarrollo sostenible de la región que contiene el bosque tropical más grande del planeta.
“El mundo precisa ver esta reunión como un marco histórico para discutir la cuestión climática y la forma de evitar que las selvas sigan siendo destruidas, y al mismo tiempo garantizar el desarrollo y la inclusión de sus habitantes”, dijo en un reciente diálogo con corresponsales el mandatario anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva.
La cumbre, cuarta de su tipo desde que se firmó el tratado en 1978 y primera desde 2009, aguarda a los presidentes Luis Arce de Bolivia, Gustavo Petro de Colombia, Irfaan Ali de Guyana, Dina Boluarte de Perú y Nicolás Maduro de Venezuela. Se excusaron Guillermo Lasso de Ecuador y Chan Santokhi de Suriname.
Ministros y otros funcionarios de los ocho países del grupo daban este lunes los últimos toques a la “Declaración de Belém”, que adoptarán los presidentes al término de la cita, el miércoles 9, y que contendría más de 100 puntos sobre el tratamiento que esperan dar a la Amazonia en los años por venir.
Analistas han visto la cumbre como muestra de voluntad de unión y fuerza, y la declaración como un insumo, para que Lula y sus pares acudan como un bloque a las venideras citas internacionales en materia climática, de conservación y desarrollo.
Entre ellas, la 28 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28), que se celebrará a partir del 30 de noviembre en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Lula ha propuesto que la edición 2025 de esas citas anuales (COP30) se realice precisamente en Belém, en la desembocadura del Amazonas.
También en la Cumbre de la ONU sobre los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que se realizará el venidero septiembre en la sede de la organización, y la Cumbre del Futuro, a celebrarse en septiembre de 2024 para mejorar la cooperación y revitalizar el multilateralismo.
En vísperas de la cumbre en esta ciudad, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) de Brasil anunciaron una “coalición verde”, que en principio dispondrá de 900 millones de dólares para “financiar proyectos que creen alternativas económicas sostenibles”.
Los proyectos preferidos serían los orientados a mejorar ingresos, empleo, seguridad, saneamiento, salud y educación; fomentar la conectividad, la infraestructura verde y la transición energética; promover la conservación y restauración del bioma, y apoyar a pequeñas y medianas empresas respetuosas con el ambiente y el clima.
De su lado, científicos, foros y organizaciones ambientalistas e indígenas multiplican llamados a los gobernantes para que actúen con urgencia en la preservación de la Amazonia, en particular deteniendo la deforestación que amenaza con liquidar el aporte de ese bosque a la defensa del clima en el todo el planeta.
Las demandas coinciden en reclamar acciones que mantengan a la región amazónica como ecológicamente saludable, capaz de proveer servicios fundamentales para los pueblos locales, los países de la región y el mundo, y en un marco de equidad social y desarrollo económico inclusivo.
La región, de 7,4 millones de kilómetros cuadrados, es hogar de 47 millones de habitantes, de los cuales dos millones pertenecen a unos 500 pueblos indígenas.
En diálogo con medios locales, la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, aseguró que “hay una comprensión de todos los presidentes de que la Amazonia no puede alcanzar el punto de no retorno”, lo que sería marcha irremediable hacia la conversión del bosque en una sabana.
Según la no gubernamental Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, que actúa en los países de la Otca, ya se ha transformado 26 % del bosque en la región, queda intacto 33 % de ese espacio, y el resto se encuentra en una horquilla entre bajo y alto riesgo de degradación.
A la cumbre amazónica también fueron invitados, para una sesión amplia en la última jornada, representantes de los gobiernos de Indonesia, República del Congo y República Democrática del Congo, países poseedores de grandes superficies de bosque tropical.
Asimismo, Francia, cuyo departamento de ultramar Guayana Francesa tiene una pequeña porción de la Amazonia; Alemania y Noruega, contribuyentes del Fondo Amazonia para proyectos de conservación, y San Vicente y las Granadinas, presidente de turno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
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